Hablemos de futuro

Cuando ser especial marca la diferencia

Charles Fotso llegó a España hace más de 15 años y hoy no se ve en ningún lugar que no sea “cerca de aquí”. Gracias a sus ganas de estudiar, su esfuerzo, su confianza en sí mismo y a las oportunidades que ha sabido aprovechar en el camino, Charles es mucho más que un negro de piel blanca y pelo rubio, y es inspiración para muchas personas por su increíble historia

Charles Fotso
Charles Fotsolarazon

Ser albino en África no es fácil. Tradicionalmente, en muchas regiones, la falta de pigmentación en piel y pelo se ha asociado a prejuicios y estereotipos en los mejores casos, y a la brujería y lo demoníaco en los no tan buenos. En algunas partes, incluso, se les ha conferido de propiedades paranormales y místicas y han sido objeto de agresiones supersticiosas y mutilaciones.

Aunque hoy en día esta situación está cambiando, hace 31 años, cuando Charles llegó al mundo, ser albino en África era sinónimo de que a uno le iban a tratar diferente.

Una historia de motivación

El protagonista de estas líneas era el tercero de los cuatro hijos que su madre tendría con su padre, quien a su vez tenía diez hijos más de un segundo matrimonio. Era una familia “supranumerosa”, como el mismo Charles describe con cariño.

Su hermano mayor Roger fue el primero en llegar a España, tras un duro viaje a través de Ceuta y Melilla. Roger abrió el camino para su otro hermano Calvin, el siguiente en emigrar, también albino. Estando ambos aquí, le prometieron a Charles que podría venir a Europa si aprobaba el bachillerato con buena nota y este cumplió su parte del trato con excelente dedicación y resultado.

 

Así, en 2005, Charles llegó a la península y en apenas 3 años consiguió dominar el idioma a la perfección, obtener un ciclo formativo de grado superior en Comercio Internacional y realizar las pruebas de acceso a la universidad para matricularse en un grado en Economía. Un recorrido meteórico por la enseñanza y el mundo formativo que demuestra que Charles siempre ha estado esforzándose al máximo.

¿Y dónde encuentra la fuerza para no rendirse? “De pequeño, en primaria, un profesor me dijo ‘Tú no vales, tú no puedes hacer nada’. Todavía me cuesta decirlo y pensarlo.” confiesa el camerunés. Estas palabras tan duras de “una persona que se supone que me iba a ayudar a avanzar” como maestro que era, le sirvieron de estímulo para empezar una carrera de superación. Y es la fuerza de esa inercia lo que le mueve desde entonces.

A veces, incluso en las palabras o gestos más duros, se puede encontrar la inspiración que hace falta para crecer. Y por esto, Charles tiene una fórmula para quien, con capacidades diversas, está en situaciones similares a las que él ya ha pasado: analizarse, hacer trabajo interno, y una vez identificadas las limitaciones, establecer unos objetivos e ir a por ellos.

Así lo hizo él, porque supo tener la confianza en sí mismo para ver su propio potencial. Y como él, cualquiera puede lograrlo, con la fuerza y el ánimo necesarios. Y para los niños que reciben estímulos negativos en la infancia, como a él le ocurrió, les diría tan solo tres palabras: “Cree en ti.” Solo así los obstáculos se convierten en desafíos que superar.

Oportunidades para todas las personas

Aunque la fe en uno mismo es esencial para alcanzar las metas más ambiciosas, muchas veces no es suficiente. Luchar por obtener una igualdad real de oportunidades es una responsabilidad que nos apela a todos y cuyo cumplimiento debe ser garantizado por los principales agentes sociales.

Y es que, como en el caso de Charles, este tipo de barreras no solo perjudica a la persona que les hace frente, sino también al conjunto de la sociedad, que se pierde ese talento, el compromiso, la valía o la originalidad de quien no puede exponerlos.

Por este motivo, ciudadanos, organismos y empresas deben esforzarse al máximo para poner en el centro políticas de diversidad, rebajar las barreras y los obstáculos del camino de aquellas personas que tienen capacidades diferentes. La igualdad de facto no debe ser un objetivo simpático dentro de las estrategias de responsabilidad social de los distintos agentes, sino un imperativo humano para construir un mundo mejor y más completo.

En el caso de Charles, gracias a una feria de empleo para personas con discapacidad, el joven pudo participar en el programa de Santander Summer Experience, que le formó con prácticas en varias oficinas del Banco Santander en Madrid. Se trata de un programa para estudiantes de FP o grado universitario con certificado de discapacidad que quieran formar parte y conocer de primera mano la red de oficinas del Banco durante el verano, aprovechando el descanso escolar.

“Esto supuso para mí un salto cualitativo tremendo. Esta práctica me ayudó a demostrarme a mí mismo que podía incluso más de lo que yo ya pensaba.” De ahí, saltó al programa Private Banking Experience de octubre de 2018 a julio de 2019, que le sirvió de formación complementaria para sus estudios económicos.

Siempre hacia delante

Hoy, Charles es padre de cuatro hijos y continúa colaborando y sirviendo de inspiración para muchos otros jóvenes que, como él, no lo han tenido fácil y buscan impulso para seguir estudiando. Actualmente, colabora con Banco Santander como mentor, dando charlas para evitar el abandono escolar de jóvenes en riesgo de exclusión social, una triste realidad que nos afecta a todos en lo que al talento de mañana se refiere.

De cara al futuro, a Charles le gustaría, por supuesto, seguir formándose, esta vez en algún máster de Responsabilidad Social y Corporativa, para lo que espera seguir vinculado con Fundación Universia y Banco Santander.

Gracias al esfuerzo, las ganas de aprender y las oportunidades con las que pudo contar gracias a su talento, hoy Charles es un ejemplo de superación en el que la motivación personal y los programas que apuestan por un talento diverso han sido una combinación ganadora.