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Los inspectores de educación cargan contra Celaá porque “no toma decisiones relevantes”

Critican la "extrema tardanza" en abordar el comienzo de curso y dicen que la enseñanza virtual "es la antiescuela y el aprendizaje se resiente"

La política del asco
La política del ascoAlberto R. RoldánLa Razon

Los inspectores de Educación creen que estamos ante el mayor problema educativo de los últimos cuarenta años y, en cambio, “es decepcionante la extrema tardanza y la ausencia de compromiso” por parte del Gobierno para abordar el comienzo de curso. Como ejemplo de que “no es un asunto de Estado” ponen el hecho de que se haya dejado para unos pocos días antes del arranque de las clases la conferencia sectorial que marque las pautas del comienzo de curso (27 de agosto) . “Todo se ha organizado no tarde, ni tardísimo, sino extremadamente tarde”, ha lamentado Jesús Marrodán, el presidente del sindicato de Inspectores de Educación USIE. En su opinión, “la convocatoria de una reunión de presidentes autonómicos a estas alturas del mes de agosto evidencia improvisación y un motivo de inquietud para toda la sociedad, que observa sorprendida cómo se limitan ciertas actividades, se toman medidas preventivas colectivas y, sin embargo, en el ámbito educativo gran parte de la responsabilidad se descarga en los equipos directivos, docentes y familias”.

En concreto, los inspectores culpan a Celaá dela “falta de realismo y compromiso con la educación y la carencia de liderazgo del Ministerio de Educación, que no está tomando decisiones relevantes concretas ni coordinando las políticas educativas territoriales”. USIE cree que “se necesitan unos criterios educativos y sanitarios claros y una mayor dotación de medios materiales y humanos para garantizar la reapertura segura de los centros educativos, que es hoy más necesaria que nunca ante la ola de rebrotes que se extiende por todo el país a menos de 15 días del inicio del nuevo curso”.

Creen, además, que se necesitarán los más de 2.000 millones de inversión anunciados por el Gobierno para afrontar el actual escenario.

Por otro lado, abogan por la presencialidad en las aulas con la máxima seguridad porque consideran que “la escuela virtual es la antiescuela por cuanto la socialización es muy escasa y el aprendizaje se resiente sensiblemente”. Y sostienen esta afirmación basándose en estudios que dicen que “durante las primeras semanas del confinamiento casi un 30% de alumnos no tuvo prácticamente ningún tipo de actividad de aprendizaje ni conexión con sus docentes o tutores”.