Inteligencia Artificial
El desarrollo de la IA frente a la sostenibilidad medioambiental
La inteligencia artificial se encuentra continuamente en entredicho también por sus consecuencias en el entorno y su impacto medioambiental.
La inteligencia artificial es uno de los avances tecnológicos recientes mas importantes que ha supuesto una verdadera revolución digital en la actualidad. Esta tecnología permite que los ordenadores puedan tomar decisiones con los mecanismos propios de la mente humana mediante elaborados algoritmos. La IA tiene multitud de aplicaciones en diversos campos y uno de ellos es la sostenibilidad medioambiental.
Una de las principales preocupaciones de la actualidad es el impacto ecológico de la civilización humana. Tanto empresas, como administraciones públicas y particulares están promoviendo acciones para reducir su huella ecológica. En este escenario es importante plantearse cuál es el papel de una tecnología tan relevante como es la IA que además cuenta con una gran proyección.
Se puede hablar de una doble dimensión del desarrollo de la IA frente a la sostenibilidad medioambiental. Por un lado, se presenta como una herramienta efectiva que es usada en determinadas aplicaciones útiles para preservar el planeta. Por otro, también es interesante conocer cuál es impacto ecológico que tiene el uso masivo de la inteligencia artificial en el presente y en un futuro no muy lejano.
Las utilidades de la IA en la sostenibilidad medioambiental
Las múltiples aplicaciones de la IA son muy útiles para conseguir mayor eficiencia en sistemas que ayudan a reducir el impacto medioambiental. Por ejemplo, se puede usar en aplicaciones para mejorar la movilidad urbana gracias a la predicción de atascos ofreciendo alternativas que además ayuden a reducir la contaminación. Es una de las maneras más efectivas para conseguir crear ciudades inteligentes.
La IA también se está usando en labores de prevención de incendios. Este potente herramienta permite calcular las posibilidades de que se produzca un fuego en una zona determinada. Para ello toma como datos de referencias las condiciones atmosféricas y el estado del suelo. La inteligencia artificial también se utiliza para la detección de incendios mediante cámaras lo que permite ofrecer una respuesta más rápida y eficiente.
También existen aplicaciones basadas en la IA que ayudan a controlar el consumo energético de los edificios. Mediante el uso de sensores se puede detectar si el uso de los sistemas de climatización es el óptimo y tomar las medidas necesarias para conseguirlo.
Se han desarrollado sistemas de protección de flora y fauna en la que IA cuenta con un papel muy importante. Existen sistemas que funcionan con sensores acústicos que pueden detectar ruidos anormales en un bosque (como el que genera una motosierra) que sirven para controlar las talas ilegales. Se pueden usar detectores de movimientos las especies de peligro de extinción como los rinocerontes que sirvan para establecer si se dan patrones irregulares que demuestren el estrés del animal cuando es perseguido por un cazador furtivo.
La agricultura es una de las actividades que mas afectan a la sostenibilidad medioambiental a nivel mundial. La IA también ofrece herramientas que sirven para determinar las necesidades de riego de un cultivo. Así el consumo de agua se puede ajustar más consiguiendo reducir el impacto ecológico.
Existen otras aplicaciones de IA que también sirve para conocer las consecuencias de los cambios climáticos. Se usan, por ejemplo, para predecir posibles fenómenos meteorológicos o conocer el comportamiento de las mareas en los océanos. El uso de la tecnología se presenta como clave para ayudar crear un mundo basado en la sostenibilidad medioambiental.
El problema de la contaminación generada por la inteligencia artificial
Una de las cuestiones más polémicas que giran en torno a la IA es la cantidad de emisiones de dióxido de carbono que genera su uso. El uso de esta tecnología es cada vez mayor y por eso se necesita una mayor cantidad de recursos.
Por ejemplo, es necesario un suministro eléctrico para los equipos encargados de todo el procesamiento informático lo que genera emisiones de carbono. Según un estudio de la Universidad de Massachusetts Amherst, entrenar un modelo de IA puede producir hasta 626 mil toneladas de CO2, que es lo que gastan cinco coches durante toda su vida útil.
También algunos servidores usan agua dulce como sistema de refrigeración de los servidores que albergan esta tecnología causando también un impacto medioambiental importante. Para la fabricación de componentes para esta tecnología se necesitan recursos como el cobalto, boro, galio, germanio o el litio que son difíciles de obtener. Generalmente se encuentran en países del hemisferio sur donde es más difícil controlar su extracción y evitar un impacto ecológico demasiado grave.
Se provoca así una gran contradicción: una herramienta que puede ser útil para promover la sostenibilidad medioambiental está causando grandes problemas ecológicos. Por este motivo multitud de organizaciones internacionales están promoviendo un uso responsable de la IA mediante una llamada a la atención de las empresas que desarrollan este tipo de tecnología. Como propuestas para conseguirlo se establece el uso de materiales y energías renovables. También será establecer las normas que sirvan de base para un uso responsable.
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