Política

«¿Hasta cuándo, Sánchez...?»

La llamada "Asamblea de Cargos Electos"impulsada por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont celebra este miércoles su encuentro fundacional en Barcelona, con el fin de abordar una respuesta institucional a la sentencia del "procés"dictada por el Tribunal Supremo. En su discurso, Puidemont ha apelado a "retomar la iniciativa"para lograr el objetivo de la república, con una agenda "propia"soberanista y no la del "Estado represor", sin esperar así la "imposible conjunción astral"de que haya un Gobierno que quiera negociar.
La llamada "Asamblea de Cargos Electos"impulsada por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont celebra este miércoles su encuentro fundacional en Barcelona, con el fin de abordar una respuesta institucional a la sentencia del "procés"dictada por el Tribunal Supremo. En su discurso, Puidemont ha apelado a "retomar la iniciativa"para lograr el objetivo de la república, con una agenda "propia"soberanista y no la del "Estado represor", sin esperar así la "imposible conjunción astral"de que haya un Gobierno que quiera negociar.larazon

Todo el espectáculo de Puigdemont y su corte desde Waterloo, ejerciendo de altavoz de una «Cataluña humillada y sometida» a un Estado español convertido en un ente opresor de la justicia, y violador de cuantos derechos humanos existen, ha tenido estos días la mejor noticia que podían esperar. En el conjunto del esperpento y despropósito en que se ha convertido la política nacional desde que Sánchez es el líder de su partido, lo más lamentable es que, además, haya sido consecuencia de una cuestión prejudicial, innecesaria e inoportuna, planteada por el TS. Ya comenté en algún artículo precedente, que el Procés es tóxico y que contamina cuanto toca, y el TS lo está comprobando. La Sala II, en un exceso de purismo planteó esa cuestión, y el separatismo va a disfrutar las Navidades feliz y contento. Por su parte, la Sala III enmendó la plana totalmente en su día a la JEC, que había declarado inelegibles para el PE a la corte de los milagros de Puigdemont. Resultado de todo ello, es que se está erosionando el prestigio reconocido al máximo órgano jurisdiccional del Estado a causa de controvertidas decisiones sobre una cuestión de enorme sensibilidad que, al final, perjudica a la propia España: su dignidad como Estado y como Nación. Del Poder Ejecutivo mejor no hablemos. El Gobierno de España está en sus manos. Hago mía la primera Catilinaria de Cicerón: «¿Hasta cuándo, Sánchez, esta locura tuya seguirá burlándose de nosotros?».