Fuerzas Armadas
Antimilitaristas y separatistas estallan ante la eficacia: que se vaya el Ejército
Webs abertzales publican supuestos manifiestos de bomberos contra las Fuerzas Armadas
La participación de unidades militares en el combate de la pandemia de coronavirus es para mejorar la imagen de un ejército de dudoso talento democrático, un intento de justificar el gasto militar del Estado español.
Webs abertzales publican un supuesto manifiesto de “las organizaciones de bomberos en el País Vasco, Galicia y los catalanes (no se citan por su nombre) denuncian la participación militar en la crisis del coronavirus”. Según expertos en la materia, el panfleto es un hito más de la rabia que ha producido en sectores antimilitaristas y separatistas la eficacia demostrada por las Fuerzas Armadas para apoyar, a los bomberos incluidos, en la lucha contra la pandemia. El supuesto malestar de algunos, lo convierten en un clamor general que no se ha visto por ningún lado.
Por si había alguna duda, el siguiente párrafo: “el ejército ha sido una herramienta de represión y control para aplastar el deseo de libertades nacionales y derechos sociales de los pueblos vasco, gallego y catalán y toda la clase trabajadora. El mismo ejército que patrulla nuestras calles está restringiendo aún más las libertades civiles”. Es decir, para los “firmantes” ayudar es reprimir. “Ante esta crisis de salud, estamos pidiendo una solución civil, con servicios públicos poderosos, donde nuestra gente tendrá el poder de administrar nuestros recursos, sin intervención centralizada, utilizando los cuarteles”, agregan después de que quedara demostrado, en los primeros días de la pandemia, que los medios civiles no eran suficientes.
Se quejan de “intervenciones con una gran cantidad de soldados en, vehículos y una gran cantidad de material que responden más al impulso político más que a las necesidades reales del público”. Los bomberos, y nadie lo niega, junto con muchos otros trabajadores, han estado en primera línea desde el principio. Aprovechar la falta de medios, que se sufre en España, como ha quedado demostrado con la crisis, para tratar de marginar a las Fuerzas Armadas del esfuerzo común parece una incongruencia.
El problema que subyace, al hilo de esa falta de medios, es la irritación que en los citados sectores ha causado ver a las unidades militares en la calle y comprobar cómo eran acogidas por los ciudadanos. La prohibición del presidente de la Generalitat, Torra, de que intervinieran en algunos centros es una prueba de ello.
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