Gibraltar
Pamplinas
Aquí hay algo que no encaja. España y el Reino Unido han iniciado el martes pasado en Málaga conversaciones con vistas a un acuerdo que regule las relaciones de la colonia británica con la UE y España en el escenario post-brexit. El problema radica en que, a unos meses del brexit, ese escenario no cabe ni intuirlo. ¿Qué ocurriría con un eventual acuerdo sobre Gibraltar si, como parece más que posible, el Reino Unido abandona la Unión sin acuerdo?
Tampoco encaja que en medio de dichas conversaciones el «ministro principal» de la colonia llame al ministro del Interior español y llegue a un acuerdo con él que permitirá reabrir la Verja, el mismísimo cordón umbilical de la economía gibraltareña. No me imagino al alcalde de La Línea llamando al Ministro de Defensa británico para que los submarinos nucleares averiados británicos, y no británicos, vengan, con su potencial contaminante, a ser reparados en terrenos ganados al mar español. Menos aún imagino que el Ministro atienda la petición del alcalde. Cabe preguntarse por el qué ha sido de la aspiración tricentenaria de España relativa a la recuperación de la soberanía sobre una parcela de su suelo arteramente arrebatado por los británicos. No tranquiliza la afirmación de la ministra de Asuntos Exteriores de que España ha recuperado tras recientes negociaciones su «soberanía fiscal». Y los españoles sin saber que nuestra soberanía fiscal, signifique lo que signifique, estaba en manos de los británicos. Lo malo es que el partido en el Gobierno, en cierta manera está, en efecto, en sus manos. El Epulón gibraltareño deja caer algunas migajas en el Lázaro del entorno español de cercanía. Su perdida implicaría la de un puñado de votos que aquel partido no está dispuesto a perder.
El resto del país, merced al excelente manejo del marketing que caracteriza a dicho partido, es fácil de distraer. Basta con hacerles creer que la idea de recuperar Gibraltar nada tiene que ver con sus intereses nacionales. En un simple residuo del irredentismo fascista de tiempos de Franco. Poco importa que la instalación de un base militar en nuestro patio geoestratégico capitidisminuya la posición internacional de España y el establecimiento de un paraíso fiscal, quedándonos cortos, en nuestro territorio implica una sangría a nuestro fisco que pagamos todos. Todo eso son pamplinas.
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