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María Río, vicepresidenta y directora de Gilead: “Hay resultados ya con fármacos muy prometedores”

Dirige en España el laboratorio estadounidense que trabaja en el antiviral frente al Covid-19 al que Europa puede dar el visto bueno en cuestión de semanas.

María Río, directora general de Gilead España Foto: Lucía Artebi ENTREVISTA PARA LA RAZON 21/06/2020 directora general de Gilead España
María Río, directora general de Gilead EspañaFoto: Lucía ArtebiLA RAZON

Gilead España invirtió más de 1,6 millones de euros para ayudar a los colectivos más necesitados por la crisis. Facilitó material a las comunidades más afectadas y colaboró con Cruz Roja para suministrar material a albergues y hospitales de campaña.

-¿Cómo cree que va a cambiar el mundo esta pandemia?

– De una forma radical. Ya nunca ningún problema exterior, por muy lejos que ocurra, lo vamos a poder considerar como algo ajeno. Hemos comprobado que el mundo es mucho más global y mucho más pequeño de lo que imaginábamos. También que somos mucho más vulnerables de lo que creíamos y que todo está interconectado: un problema de salud se convierte en un problema económico y social mundial.

– ¿Hay algo bueno que se pueda sacar de esta crisis?

– Podría parecer que de una situación como ésta no se puede sacar nada bueno, sin embargo, son muchas las lecciones que hemos aprendido. Por ejemplo, hemos comprobado que tenemos alrededor personas extraordinarias que nos dan mucho más de lo que es exigible: sanitarios, farmacéuticos, agricultores, ganaderos, tenderos, empleados de supermercados, mensajeros, cuerpos de seguridad, funcionarios de limpieza, conductores de transporte público y privado, investigadores, científicos..., hasta periodistas (perdóneme la broma, pero es cierto). Hemos aprendido a trabajar de otra manera y a ser eficientes, para ello nos hemos tenido que reinventar y hacernos más flexibles. Nos hemos vuelto más sensibles a las necesidades de las personas que están en nuestro entorno. Hemos descubierto que nuestra vida anterior a la pandemia era mejor de lo que creíamos y por eso queremos recuperarla. Sabemos que estar sentado en una terraza tomando un refresco con un amigo o bañándote en una playa son artículos de lujo que estaban a nuestra disposición y no valorábamos lo suficiente. Pero, sobre todo, hemos redescubierto el valor de la vida, la de cada uno y la de todos las demás.

– Hay muchas personas que son colectivo vulnerable y que han modificado radicalmente de modo de vida y están a la espera de que la ciencia les ofrezca una solución. ¿Usted cree que habrá una respuesta segura pronto?

– Perdone que le corrija, pero «todos» hemos modificado radicalmente nuestro modo de vida y los que no lo han hecho, en consideración con los más débiles, deberían hacerlo ya. La ciencia va muy rápido y hay fundadas esperanzas en que encontraremos soluciones farmacológicas eficaces más pronto que tarde, pero mientras tanto, la respuesta más segura ha de ser el comportamiento responsable de cada uno, usando mascarillas, extremando la higiene personal o manteniendo las distancias. Ésta es la respuesta segura que está en nuestra mano.

–¿Cuánto es «más pronto que tarde»? ¿Cree que en un año tendremos una solución?

– Me temo que no es posible hablar de una fecha aproximada y no quiero contribuir a generar una expectativa que luego no pueda verse cumplida. Lo que sí le puedo decir es que hay bastantes señales para ser optimistas. Por ejemplo, esta misma semana hemos sabido que un fármaco, la dexametasona, permite reducir el riesgo de muerte en pacientes graves ingresados en UCI con necesidad de oxígeno. También estamos viendo resultados muy prometedores con nuestro fármaco, Remdesivir, para el tratamiento de esta infección. Y en lo que respecta a las vacunas, ya hay varias que están en estadíos muy avanzados. En cualquier caso, pienso que estamos hablando de cuestión de meses.

–¿En qué está centrada ahora mismo la investigación?

– Simplificando mucho la cuestión, la investigación avanza en dos vías: el tratamiento contra el virus (mi compañía destaca por su antiviral Remdesivir) y la prevención a través de las vacunas. Ambas vías avanzan a toda velocidad.

–¿La vacuna y los tratamientos podrán ser asequibles?

– El presidente mundial de mi compañía se ha comprometido a que nuestros tratamientos para esta pandemia sean asequibles y accesibles. En el mismo sentido, las asociaciones que agrupan a la industria farmacéutica mundial han hecho pública su decisión de establecer un precio y unas condiciones que posibiliten el acceso global a las soluciones que vendrán. Por ello no tengo ninguna duda de que todos tendremos acceso a estos tratamientos.

–¿Y será posible para todo el mundo a la vez? ¿O llegará antes a los países que estén liderando el proyecto?

– Como le comentaba, el compromiso de todo el sector farmacéutico es que tanto los tratamientos como las vacunas lleguen a todo el mundo.

Por lo que respecta a mi compañía, hace unas semanas anunciábamos la concesión de una licencia de Remdesivir a nueve compañías fabricantes de genéricos para la producción y distribución de este fármaco en 127 países en vías de desarrollo.

–¿Cómo es posible reducir los diez años que necesita una vacuna o medicamento a apenas uno?

–Para reducir los tiempos han tenido que concurrir muchos factores: para empezar, se ha aumentado enormemente el esfuerzo de las organizaciones y los de cada persona que trabaja en ellas. Se han reducido drásticamente los trámites burocráticos. Se han multiplicado las inversiones a riesgo, piense que nos hemos puesto a producir antes de tener una confirmación de la eficacia de lo que se producía. Se han reorganizado las plantas de producción orientándolas a la fabricación de lo que más falta hace, y consiguiendo acuerdos con otras externas diversificadas geográficamente... La situación excepcional que estamos viviendo nos ha empujado a cambiar todos los procesos.

–¿Esto no pone en evidencia que sólo nos movilizamos cuando el mundo desarrollado es el que se siente amenazado?

– Es indudable que siempre el esfuerzo es mayor cuando alguien se siente amenazado directamente, pero permítame que le recuerde que nuestro antiviral Remdesivir, con resultados iniciales esperanzadores para el tratamiento de Covid-19, fue desarrollado hace 10 años y se estudió en patógenos como Ébola, que como usted sabrá no es una enfermedad frecuente en el mundo desarrollado.

–¿En qué puede y debe tener protagonismo la industria de España?

– Humildemente creo que la industria farmacéutica ha estado «de diez» en esta crisis. No sólo en lo que se refiere a ejemplos concretos de apoyo solidario y generoso, sino asegurando el suministro de sus fármacos, lo que en algunos casos ha significado tener que multiplicar la producción en plazos muy cortos. Piense que en este período se ha garantizado el suministro de medicamentos a más de 25 millones de españoles que necesitan diariamente fármacos para tratar las enfermedades que sufren. No menos importante es el esfuerzo investigador que se está haciendo por parte de muchísimas compañías para encontrar una solución eficaz para esta pandemia, incluso asumiendo inversiones «a riesgo» para que los productos que puedan resultar eficaces y seguros estén disponibles cuanto antes para todos los pacientes. Sinceramente, creo que esta crisis ha permitido que se perciba la verdadera contribución de la industria farmacéutica a la salud y el bienestar de toda la sociedad.

– ¿Qué habría que cambiar para que no se repitan los fallos de suministro de material sanitario que hemos tenido durante esta crisis?

– Creo que sería necesario desarrollar planes de contingencia que contemplen las eventuales necesidades en caso de una pandemia y que sean reevaluados periódicamente. Estos planes deben ser conocidos por todas las partes y, por supuesto, todas las personas involucradas deben ser convenientemente entrenadas. Además, sería conveniente reducir nuestra dependencia externa de materiales de protección y productos sanitarios críticos, procurando garantizar porcentajes mínimos de autoabastecimiento.

–¿En cuánto debería aumentarse la inversión en investigación?

– Durante mucho tiempo hablamos de que los países europeos deberían destinar el 3% de su PIB a I+D en 2020. Hemos llegado a esta fecha y muy pocos de nuestros socios alcanzan ese porcentaje. Esta crisis ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con estructuras robustas de investigación, por lo que creo que el objetivo debería ser, al menos, igualar la media europea que se encuentra en el entorno del 2%. Sería un esfuerzo importante, ya que en la actualidad nos encontramos en el 1,2%. No obstante, creo que a medio plazo deberíamos aspirar a ese 3% que ya cumplen países como Alemania, Suecia o Dinamarca. Todos ellos son un ejemplo de que invertir en I+D es sinónimo de prosperidad.

–¿Esta falta de inversión es la que hace que nos tengamos que ir fuera a investigar o hay que tener en cuenta más factores?

– Que nuestros investigadores se vayan fuera no debemos verlo como algo negativo. Es más, es una gran oportunidad para seguir formándose, adquirir una experiencia y conocimientos pudiendo trabajar con los mejores equipos de investigación a nivel mundial. El verdadero reto que tenemos es conseguir que algunos de los que han decidido irse, vuelvan para poner en marcha lo aprendido y contribuyan, asimismo, a liderar proyectos innovadores en nuestro país, a la vez que ayudan con su conocimiento al desarrollo de las nuevas generaciones.

– A su juicio, ¿cuáles deben ser las prioridades de la reconstrucción económica y social?

– Reconstruir significa volver a construir. Por lo tanto, las prioridades están claras. Se deben procurar las condiciones necesarias para que todas las empresas que están sufriendo el impacto de esta crisis, así como las que han tenido que cerrar recientemente, puedan encontrar una vía para recuperar su actividad y, con ello, contribuir a generar puestos de trabajo. También se deben considerar como una prioridad las familias que han perdido sus ingresos y se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad.

Esta semana hemos tenido a los directivos de las principales empresas del país ofreciendo sus recetas y creo que todos han coincidido en la necesidad de garantizar la seguridad jurídica, que es un aspecto fundamental para todos aquellos que quieran invertir en nuestro país.

– ¿Qué es lo que más le preocupa de esta crisis?

–Me preocupa enormemente el daño personal que han sufrido y sufren los familiares de los fallecidos y todas las personas que han pasado la enfermedad de forma más comprometida. Su pesar y su duelo debemos hacerlo nuestro. También me resulta muy preocupante el desgaste físico y psicológico de los sanitarios y de las personas que han estado en primera línea de combate durante estos terribles meses. Mirando hacia adelante, un gran motivo de preocupación es la situación económica a la que nos enfrentamos, con tantas pérdidas de puestos de trabajo, cierre de empresas, impactos en sectores críticos para nuestra economía como es el turismo.

– ¿Cree que se van a cumplir lo peores pronósticos de la recesión económica?

– No tienen por qué cumplirse los peores pronósticos. Está en nuestras manos poner en marcha todas las acciones necesarias para que esto no ocurra. Creo que somos un país que hemos sido capaces de superar muchas veces en nuestra historia situaciones muy difíciles y lo hemos hecho con éxito. Para esto hace falta grandeza de miras, quiero decir, que seamos de capaces de poner el bien común por encima de cualquier interés particular, diseñar el mejor plan contando con los mejores, y ejecutarlo de forma excelente y con sentido de la urgencia.

– ¿Qué hay que mejorar de nuestro sistema sanitario? ¿Hemos pagado los recortes en gasto público?

– De todas las cosas que ocurren podemos extraer aprendizajes. En el caso de esta pandemia creo que se ha puesto en evidencia que sería deseable fortalecer la conexión entre los distintos estamentos de la atención sanitaria (atención primaria, hospitales, salud pública...). Otro aspecto que podría ser mejorable son los planes docentes, que deberían permitir una formación multidisciplinar que no es incompatible con una especialización. Es importantísimo mejorar las condiciones laborales de los profesionales de la salud, todos estamos de acuerdo en que son el elemento clave de nuestro sistema sanitario. Otro punto esencial es la apuesta por la Investigación de calidad. España cuenta con excelentes investigadores y los hospitales cuentan con la dotación necesaria, tendríamos que hacer un esfuerzo mayor en facilitar el acceso a los fondos para la investigación. Por último, y no por ello menos importante, debemos educar a la población en la responsabilidad, en esta fase de desescalada es más importante que nunca cumplir firmemente todas las recomendaciones sanitarias, especialmente el uso de mascarillas.

– ¿A qué se refiere con lo de mejorar las condiciones laborales de los profesionales de la salud?

– Creo que todos coincidimos en que nuestros profesionales sanitarios son personas con un altísimo nivel de preparación y sobre los que recae una enorme responsabilidad. Por ello, creo que es fundamental que se trabaje en mejorar su situación laboral, evitando situaciones de temporalidad o precariedad en el empleo, y que se mejoren sus retribuciones para que se adecuen lo más posible al nivel de lo que ellos contribuyen al bienestar de todos.

– ¿La política desatendió los avisos de la comunidad científica?

– Creo que en esta crisis no hemos dimensionado adecuadamente la gravedad de lo que se nos venía encima, y esto nos ha restado capacidad de reacción, y nos ha impedido afrontar esta situación con toda la solvencia que hubiéramos sido capaces. Sobre este particular, creo que coincidimos todos.

– ¿Cómo valora la gestión política?

– Es difícil dar una respuesta única, puesto que han intervenido en esta gestión muy diferentes niveles de decisión, desde la OMS hasta el Ayuntamiento más pequeño. Pienso que todos coincidirán en que algunas cosas se podrían haber hecho mejor. Y probablemente nadie estará completamente satisfecho de su gestión, aunque solo sea por todas las personas que se han visto afectadas y las implicaciones que este problema sanitario tiene en la economía y en el bienestar social.

– ¿Las medidas de seguridad son suficientes ahora que se abren las fronteras?

– Me parece que deberíamos extremar la cautela para evitar que pudiéramos volver a una situación similar a la que hemos vivido. Sería desastroso para nuestra moral y para nuestra economía. Lo ideal sería establecer controles en origen. Pero de no ser así, los puestos de frontera deberían ser capaces de filtrar las personas que pudieran venir contagiadas.

– Los sanitarios advierten de que, si hay un rebrote, no podrían ya volver a asumir esa carga de estrés. ¿Cree que va a producirse ese rebrote?

– Ojalá no. Pero debemos estar preparados por si ocurre. Y, respecto de los sanitarios, debemos de darles las armas adecuadas para luchar contra ese eventual rebrote. No podemos pedir heroicidades a nadie y mucho menos a quien ya ha hecho más de lo que sería imaginable. Déjeme decirle que los sanitarios que conozco agradecerían mucho más que los merecidos aplausos que les dedicamos, ver que cumplimos estrictamente todas las recomendaciones de salud que ellos nos hacen.

– ¿La economía puede estar mandando sobre los criterios sanitarios? Hay quien dice que se está yendo muy deprisa en intentar recuperar la normalidad.

– La vuelta a la normalidad deberá depender de que encontremos una solución farmacológica y mientras esto ocurre, lo que puede hacer toda la población es ser solidaria y responsable, siguiendo las recomendaciones médicas y protegiendo a los que son más vulnerables. Si miramos a los países de nuestro entorno, vemos que ellos se han incorporado a esa normalidad incluso más rápido que nosotros. Me parece que nuestro comportamiento está siendo muy similar al suyo.