Política
Principios “moderados”
«Suaviter in modo, fortiter in re». «Suave en las formas, firme en los principios», es la máxima para el éxito del escritor romano del siglo I Quintiliano, que ha perdurado veinte siglos considerándose un principio clásico en el eterno debate entre las formas y el fondo a la hora de exponer un pensamiento, una idea, un proyecto o un programa en cualquier disciplina; en particular, la política.
Otra versión más actual de esta máxima es «mano de hierro en guante de seda», ahora muy presente en España en el debate sobre la moderación y la firmeza en la estrategia de los partidos. Confundiendo la forma con los fines, se aplica erróneamente la máxima quintiliana, y se pone el acento en la moderación y suavidad de las formas, pero afirmando que también hay que evitar toda «radicalidad y firmeza»… en los principios. Así se ha establecido la dictadura del relativismo, identificando la firmeza en las convicciones con la intolerancia. Para estos nuevos dictadores, hay que ser comedidos en las ideas, sobre todo cuando afectan a la protección de la vida, la familia, y la misma naturaleza humana. Ellos son «moderados» en la defensa de sus radicales dogmas, y condenan con «suavidad» a la excomunión social, a quien no se somete a ellos. Quien se apropia del lenguaje, determina el perímetro del debate y asegura su victoria en él. Eso sí, siempre con mesura: «Donde no hay convicciones, todo es cálculo». Y así estamos.
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