ETA

43 presos etarras están clasificados en el 100.2 como paso previo a los permisos penitenciarios

Estos beneficios se unen a los traslados, dentro de una estrategioa a favor de los reclusos terroristas

Miembros de la plataforma de apoyo a los presos de ETA en la prisión alavesa de Zaballa
Miembros de la plataforma de apoyo a los presos de ETA en la prisión alavesa de Zaballalarazon

A 43 de los 198 presos de ETA que hay en cárceles españolas se les ha aplicado el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario por lo que, como ha ocurrido con los reclusos del “Proces”, se abre la vía para que salgan de prisión con permiso.

Si las competencias de instituciones penitenciarias fueran trasferidas al País Vasco y trasladados allí los internos, la vía para la excarcelación sería mucho más sencilla. En cualquier caso, este progreso de grado se une al casi medio centenar de traslados, todo ello en un clima de beneficios a los etarras (que no colaboran con la Justicia ni piden perdón a las víctimas).

Según publicó ayer “Gara”, en una entrevista con los responsables de Etxerat, el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario permite acceder a todas las actividades que corresponden a un segundo grado penitenciario, como paso previo al tercero y a los subsiguientes permisos de salida de la cárcel. Sin embargo, se quejan de que esos beneficios no se materializan con la celeridad que ellos quieren.

El resto de los reclusos se hallan en el primer grado y 111 están con las “restricciones propias del primer grado y según qué prisión pueden ir al polideportivo, hacer algún taller y tener destinos de trabajo relacionados con la vida en la cárcel, es decir, con la limpieza de zonas o reparto de comidas”.

“El primer grado--señalan-- debería desaparecer del sistema penitenciario porque es inhumano. Pedimos que todos estén en segundo grado, que tengan acceso a actividades, a un empleo, a una formación… en aras a poder acceder a permisos, terceros grados”.

En este sentido, le recuerdan al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez que hace dos años anunció “que iba a cambiar la política penitenciaria y se iba a acabar la política de dispersión, pero más del 50% de los presos políticos vascos sigue a entre 600 y 1.500 kilómetros de distancia. Ha habido acercamientos y algún que otro tercer grado, pero a esta velocidad en dos años seguiremos hablando de dispersión. Eso no se puede aceptar. Estos acercamientos para nosotros no dejan de ser traslados que atenúan el sufrimiento”. En una palabra, que no son nada agradecidos con los gestos que hace el Gobierno hacia ellos.