CGPJ

Vivas al Rey en el acto de los jueces en Barcelona

Un micrófono abierto en el acto «cazó» al ministro de Justicia: «Se han pasado tres montañas»

Entrega de despachos a la nueva promoción de jueces celebrada en la Escuela Judicial de Barcelona en 2020
Entrega de despachos a la nueva promoción de jueces celebrada en la Escuela Judicial de Barcelona en 2020Andreu DalmauAgencia EFE

El Gobierno de Pedro Sánchez rompió ayer con una tradición de 20 años, como es que el Rey presida la entrega de despacho de quienes se incorporan a la Carrera Judicial, una tradición que, en, palabras del presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, es una «expresión del apoyo permanente de la Corona al Poder Judicial en su defensa de la Constitución y de la ley en beneficio de todos los españoles a los que servimos» y donde el Rey «simboliza la unidad y permanencia del Estado», tal como recoge la Constitución. Este acto se celebra habitualmente en Barcelona, salvo en rarísima ocasión, como sucedió el pasado año cuando tuvo lugar en Madrid dentro de las actividades previstas por el 40 aniversario de la Constitución.

Felipe VI, porque así lo decidió el Gobierno, fue el gran ausente en la entrega de despachos a los nuevos jueces, pero su figura sí estuvo más que presente, tanto en los discursos del presidente del Consejo General del Poder Judicial como de la Escuela Judicial, Carlos Lesmes y Jorge Jiménez, respectivamente, así como de la número uno de la nueva promoción, Cristina Menéndez, quien llegó a manifestar que el acto «está un poco empañado» por la ausencia del Rey y que cómo algunos de sus compañeros estaban «desencantados» por ello.

De hecho, algunos alumnos, cinco, no acudieron al acto e señal de protesta por el hecho de que en la Mesa presidencial no estuviese el Monarca, mientras que no otros nueve avisaron que no podrían acudir por la Covid.

El presidente del CGPJ fue directo nada más comenzar su intervención, para que no quedara ninguna duda del sentir del Poder Judicial ante el veto del Gobierno a Felipe VI, y tras expresar el «enorme pesar» fue muy claro al exponer los motivos de esa frustración: «Nuestro lamento no solo obedece al hecho de que se rompe con una tradición de más de 20 años, sino también, y sobre todo, porque la presencia de Su Majestad el Rey, del Jefe del Estado, en la ceremonia de entrega de despachos a los nuevos jueces responde al especial vínculo constitucional de la Corona con el Poder Judicial».

«¡Viva el Rey!»

Por ello, añadió Carlos Lesmes, la presencia de Felipe VI en los actos de entrega de despachos a los nuevos jueces «va mucho más allá de lo protocolario. Tiene una enorme dimensión constitucional y política, expresión del apoyo permanente de la Corona al Poder Judicial en su defensa de la Constitución y de la ley en beneficio de todos los españoles a los que servimos».

Y para que quedase claro cuál era el mensaje y que las excusas dadas por el Gobierno no eran admisibles, delante del ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, lo dejó bien claro cuando reiteró De esa forma, reiteró «nuestro pesar por lo sucedido, y sean cuales sean las circunstancias que lo han motivado, expresamos nuestro firme deseo de que Su Majestad el Rey pueda seguir alentando con su presencia en Barcelona a los nuevos jueces en el acto de inicio de su apasionante y difícil tarea de proteger los derechos de los españoles y defender el orden jurídico».

Por su parte, el director de la Escuela Judicial, Jorge Jiménez, también hizo alusión al Rey en su discurso; «Contamos con el apoyo de la Corona, de nuestros conciudadanos y del Poder Judicial», señaló al respecto.

Cuando todo parecía que iba a concluir dentro de la «normalidad» y el presidente del Consejo General del Poder Judicial dio por concluido el acto, se produjo algo que quizás nadie esperaba. En la Sala se oyó con voz potente un »¡Viva el Rey!», que fue contestado por muchos, entre otros por Carlos Lesmes. El vocal del Consejo General del Poder Judicial José Antonio Ballesteros fue quien la pronunció. En este momento, cuando todo había terminado se oyó por un micrófono que se había quedado abierto: «Se han pasado tres montañas».

La frase procedía de alguien que estaba en la Mesa presidencia, pero no se percibía con nitided el autor de la misma, aunque quienes la oyeron no tenían dudas de que fue el ministro de Justicia. Desde el Departamento de Justicia se negó este extremo.