Pazo de Meirás

Una fotografía indecorosa

La entrega de llaves parecía sacada del cuadro de la Rendición de Breda de Velázquez con una escenografía cargada de simbolismo

La magistrada Marta Canales Gantes (d) y la abogada del Estado, Consuelo Castro Rey, durante el acto de entrega de las llaves
La magistrada Marta Canales Gantes (d) y la abogada del Estado, Consuelo Castro Rey, durante el acto de entrega de las llavesCabalarEFE

El miércoles pasado, los hermanos Martínez-Bordiú Franco consignaron las llaves del Pazo de Meirás en el Juzgado de primera instancia nº 1 de la Coruña, cumpliendo así con su obligación de entregar, de forma voluntaria y provisional, la posesión del inmueble al Estado, que así lo había requerido sin esperar a la firmeza de la sentencia, ya recurrida ante la Audiencia Provincial de La Coruña. En condiciones normales, el letrado de la Administración de Justicia habría dado cuenta de dicha consignación y habría entregado las llaves al Abogado del Estado, completando así la traditio ficta del inmueble. Pero las cosas no sucedieron así.

La titular del Juzgado, Doña Marta Canales, lejos de proceder con la discreción y seriedad propia del despacho de los asuntos judiciales, decidió mantener el señalamiento del acto formal de entrega de la posesión del inmueble, desplazándose personalmente al Pazo de Meirás y dejándose fotografiar junto con la abogada del Estado Jefe, en una entrega de llaves que parecía sacada del cuadro de la Rendición de Breda de Velázquez ante un escogido pool de prensa y con una escenografía cargada de simbolismo y digna de haber sido cuidadosamente preparada por el Gabinete de imagen del presidente del Gobierno.

Nadie que lea los titulares de prensa podría pensar que el asunto sigue sub iudice y que aún tienen que pronunciarse sobre la propiedad del Pazo los magistrados de la Audiencia Provincial y, en su caso los del Tribunal Supremo. Toda la maquinaria de propaganda al servicio del Gobierno se ha empeñado en obviar que estamos ante la ejecución provisional de una sentencia y en anunciar a bombo y platillo que “el Pazo ya es de todos los ciudadanos y ciudadanas”, mostrando un notorio desprecio por la labor de la Justicia, que aún no ha dicho su última palabra.

Como abogado puedo entender que la parte vencedora quiera explotar el éxito de una victoria en la instancia, instando una ejecución provisional que seguramente ningún abogado habría solicitado en un caso similar y prescindiendo del dato de que tal victoria no es definitiva. Pero lo que no puedo entender es que la titular de un Juzgado, que administra justicia en nombre del Rey y que, como funcionaria pública, debe ser y parecer imparcial e independiente, se preste a participar en una mascarada organizada por una de las partes litigantes con fines estrictamente propagandísticos. Máxime cuando su Juzgado, según ella misma sostiene, conserva la Competencia para el futuro enjuiciamiento de importantes extremos que afectan a los legítimos intereses de las propias partes y que afectan a la titularidad de los bienes muebles que hay en el interior del inmueble, que han quedado cautelarmente depositados en poder del Estado.

En un juez, toda eventual ignorancia o error pueden ser merecedores de indulgencia. Por más que no lo comparta, puedo aceptar, a modo de ejemplo, que su Señoría considere que se pueden adoptar medidas cautelares sobre bienes que no han sido objeto del procedimiento o, incluso, que a mis clientes, por alguna extraña razón, no les asista, siquiera, el derecho que el artículo 453 del Código Civil reconoce hasta a los poseedores de mala fe a ser compensados por los “gastos necesarios” que hayan hecho en el inmueble cuya posesión han de entregar. Todo el que interviene en un procedimiento judicial y, por supuesto, también el Juez, puede, consciente o inconscientemente, equivocarse y, con ello, faltar a la verdad, a la ley, a la razón o incluso al sentido común. Pero lo que jamás debería hacer un Juez es prestarse a participar personalmente en un circo mediático organizado por quien, a partir de su decisión, ha salido vencedor de un Procedimiento Judicial.

No era necesario y afecta gravemente a la estética y al decoro que debe presidir toda actuación judicial que su Señoría participara en el acto organizado por el gobierno para celebrar su primera y provisional victoria en este Procedimiento. De sobra sabe la Magistrada que la entrega de las llaves de un inmueble que el demandado, voluntariamente, ha consignado en el Juzgado para su entrega al demandante, ni exige, ni de ordinario provoca que el Juez se desplace físicamente al lugar donde su ubica el inmueble para formalizar solemnemente su entrega ante los medios de comunicación. En mi opinión, las formas, no es que sean importantes; es que son absolutamente indispensables. La fotografía sobraba y le hace un flaco favor, no sólo a su prestigio, sino a la, hoy más que nunca, necesaria imagen de la independencia judicial.