Coronavirus

El perro del hortelano

Salvador Illa se opone a todo con tal de enredar. Eso sí, con mucha educación, con gran talante, aparentando como que nunca ha roto un plato, pero rompiéndolo

Hombre, no es que Salvador Illa sea el chucho de Sánchez, por favor, ni tan siquiera Simón el de Illa. No es eso. Es que nuestro venerable ministro-candidato se asemeja cada día más al perro de la afamada comedia palatina del egregio Lope de Vega. Ni toma decisión alguna, ni quiere que los demás la tomen por él. O sea. ¿Confinamiento domiciliario? No sabemos, pero que nadie se atreva a proclamarlo. ¿Adelanto del toque de queda? Tampoco sabemos, pero al que lo adelante, como el presidente de Castilla y León, se le lleva a los tribunales y se le acusa de prevaricación.

Todo es como querer gobernar pero sin gobernar. Las autonomías tienen autonomía y pueden hacer lo que consideren, pero mucho cuidado con hacerlo sin pedir permiso antes o sin que se lo demos, porque entonces vamos contra los políticos de esa autonomía, sobre todo si son del PP. Porque si son del PNV o independentistas catalanes, entonces no, pueden hacer lo que quieran. En todo caso obligaremos a los demás a que hagan lo mismo que ellos, que eso es lo democrático.

Solo hay que recordar lo que le ocurrió a Ayuso, que no quería pedir el Estado de Alarma, y por eso mismo se lo aplicaron, porque no lo quería. Si lo hubiese pedido, se habrían opuesto de inmediato, no les quepa la menor duda. De qué se trata, que me opongo. Salvador Illa se opone a todo con tal de enredar. Eso sí, con mucha educación, con gran talante, aparentando como que nunca ha roto un plato, pero rompiéndolo.

De manera que a Sánchez y a Illa se les llena la sonrisa de «co-gobernanza», pero en realidad lo único que quieren es que las autonomías se coman los marrones y que a ellos les pongan los galones. La vida misma.