Campaña 4-M
Y Ayuso dijo «la libertad soy yo»
Los expertos coinciden en señalar que la disyuntiva «libertad o comunismo» lanzada por la presidenta le ha otorgado la iniciativa al constituir el eje en el que se están posicionando todos los candidatos
Uno de los axiomas fundamentales de la comunicación política es aquel que establece que quien dicta el tema central sobre el que va a girar el debate ya ha logrado la mitad de la victoria. Si esto es realmente así, casi se puede darse por sentado que Isabel Díaz Ayuso volverá a ser la inquilina en la Puerta del Sol ya que su lema de campaña, «Libertad» es el concepto clave de una contienda política que terminara el 4-M.
Literalmente no se habla de otra cosa que de la libertad y esta media victoria se relaciona estrechamente con otra previa, aquella en la que vino a decir que «si la izquierda me dice que soy fascista es que estoy haciendo las cosas bien». Demoledor. Como si dijera: «No voy a encogerme de miedo como si me estuvierais tirando piedras porque en realidad me estáis tirando flores». Ese es el desparpajo, la convicción real y la valentía sin arrogancia que durante tantos años se ha echado de menos en la derecha, la actitud de la que solo hubo destellos en el pasado, la que se hizo desaparecer concienzuda y vergonzosamente durante el periodo de Mariano Rajoy. Parece evidente que se ha producido un cambio generacional: una nueva hornada de líderes educados en democracia que no aceptan los dogmas de la izquierda sino que la mira a los ojos sin complejos y que -de manera frontal en Vox, y sin concesiones en el PP de Ayuso- dicen: «La libertad es otra cosa de lo que nos habéis contado».
No solo se trata de un cambio en las ideas del discurso sino también en la imagen: frente a un señor de chaqueta y corbata -«soso, serio y formal» como se definió a sí mismo- aparece la imagen de Ayuso corriendo por una capital de locales abiertos en su video promocional. «Hablar de libertad es hablar de Madrid. Decir Madrid es decir libertad y en este tiempo nadie ha defendido a la libertad y a los madrileños como la presidenta Isabel Díaz Ayuso. Esta es la clave de estas elecciones y lo que está en juego», ha recalcado Alfonso Serrano, el jefe de campaña de la candidata del PP. Y es el propio Gabilondo el que no ha tardado en gravitar alrededor de la idea fuerza lanzada por la actual presidenta e incluso (como prueba la imagen junto a estas líneas) entronizarla en la Plaza de Callao. El candidato del PSOE acusó a Ayuso de «apropiarse de la libertad» de los madrileños y llamó a ir a votar «masivamente». «Basta ya. Eso no es libertad. ¿Queremos recuperar la libertad? Vayamos a votar porque ellos quieren libertad pero para sus intereses particulares. Vamos a ir masivamente a votar para que no se imponga esta opción interesada de la libertad», dijo. Y más: «No pueden confundir a los votantes. La idea de libertad que propone Ayuso pasa por la desmovilización, pero nuestra libertad es ir a votar masivamente», zanjó.
Para el politólogo e historiador Jorge Vilches ya era hora de que la derecha pusiera en primer término la que no deja de ser la idea central, la esencia, el principio que rige su concepto de comunidad política. Según este experto ésta se crea precisamente para preservar la liberta de los individuos frente a un Estado volcado en la ingeniería social como el que propugna la izquierda. «Si permitimos que los Gobiernos nos organicen la vida desde la cuna hasta la muerta los espacios de libertad se reducen. La derecha defiende la libertad de opinión, de movimientos, de asociación. Nos estamos jugando su mantener el orden constitucional o mantener el orden de los socialcomunistas. El enfoque me parece muy bueno. En Madrid encaja con la vida cotidiana de las personas. En Madrid estamos acostumbrados a asumir nuestra libertad y responsabilidad de nuestros actos: cuando abrimos los comercios, que educación damos a nuestros hijos, que Sanidad elegimos, como rotular nuestros comercios. La gente es libre de venir a Madrid, por eso ha crecido la población y va a haber más diputados en la Asamblea esta legislatura», explica Vilches. Para el politólogo no es algo impostado que se haya escogido este eslógan. «Es algo real. Se ha desvelado la realidad, de la ingeniera social de la izquierda. De determinar qué tenemos que comprar, cuál es la única sanidad posible, cómo tenemos que educar a nuestros hijos». En definitiva se trata de que la izquierda prefiere y prima la igualdad material por encima de la libertad. Sin embargo, para este experto «en Madrid se prefiere la libertad porque es la fórmula del progreso».
Muy interesante resulta la reflexión que nos ofrece el dramaturgo Albert Boadella: «Yo que soy bastante mayor y he visto muchas situaciones, recuerdo muy bien la ilusión que generó el primer gobierno socialista de Felipe González. Jamás me habría imaginado que este mismo partido llegara a convertirse en un enemigo de la libertad entendida en un sentido amplio». Boadella pasa a continuación a poner un ejemplo «muy sencillo del mundo cultural, que es el mío»: «Lo mas grave que ha ocurrido ha sido cuando el actual ministro de Cultura ha dicho que en los teatros que dependen del Estado no actuará jamás Placido Domingo. Recordemos que se trata de un hombre que no ha sido ni condenado, ni siquiera juzgado por nada. Los directores aceptan esto y el mundo de la cultura, en un porcentaje tan alto, no se levanta contra esta injusticia. Claro que estamos con un problema de libertad por parte de la izquierda». Y es por esto que a este dramaturgo le parece «formidable» que Ayuso, «que una mujer lista e inteligente haya sabido encontrar el talón de Aquiles del asunto» ya que «su lema sintetiza el sentimiento que tenemos muchos españoles con la izquierda».
Para la politóloga Verónica Fumanal es un «hecho indudable» el éxito que está teniendo la candidata popular en el control de la agenda de la campaña. Entre otras cosas porque fue el PP el que lanzó la campaña y al resto «les pilló a contrapié». «El eslógan de la libertad es un concepto amplio que refuerza el papel que ha tenido de jefa de la oposición de facto frente a Sánchez. Frente a clausuras, perimetración y restricciones ella pone el acento en un concepto universal inapelable a priori: ’'yo soy la libertad’'». Para Fumanal este concepto general se decodifica en libertad para abrir comercios, para trabajar, para desarrollar tu vida con normalidad, etc... «Para sus objetivos es un concepto muy útil y relacionado ideológicamente con un liberalismo que ella quiere abanderar», explica. Hay que tener en cuenta asimismo que «los eslóganes funcionan también en negativo: el resto son lo contrario. Les mete en un plano negativo de prohibición, restricción. A estas alturas de la pandemia la gente tiene un anhelo de libertad muy legitimo». Y concluye: «En este momento no hay nadie contra a Ayuso, No veo ningún candidato con habilidad y potencia para arrebatarle por unas horas la agenda de la campaña a Ayuso».
Aunque es un barómetro que hay que utilizar con cautela, resulta obvio lo acertado del lema si se analiza la irritación que ha producido en algunos portavoces de la izquerda, paladines oficiales (hasta ahora) de la libertad ortodoxamente entendida. Nos referimos a Pablo Echenique que a duras menos podía mantener la compostura cuando acusaba a la «nueva ultraderecha trumpista» que el uso «vampirizado y retorcido de la palabra libertad». Y es que en verdad debe ser muy irritante perder el monopolio de la verdad.
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