Bailes sardos en el festival Adifolk, a 22 de septiembre de 2021, en LíAlguer, Cerdeña (Italia).25 SEPTIEMBRE 2021;PUIGDEMONT;ITALIA;CERDEÑA;CATALUÑALorena Sopêna / Europa Press25/09/2021

Alguer, el último reducto del catalán en Italia

En el pueblo, el dialecto está protegido y es el emplazamiento de una de las primeras embajadas de la Generalitat

Con apenas 44.000 habitantes, Alguer es la quinta ciudad de Cerdeña, pero una de las que más turistas recibe cada año. Sólo el pasado mes de agosto, con la pandemia de coronavirus azotando aún Italia, la ciudad colgó el cartel de completo en el 90% de sus estructuras turísticas. Mucho de ellos son catalanes que eligen la pequeña localidad amurallada porque entre sus estrechas callejuelas del casco histórico es fácil sentirse como en casa, como reconoció el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a su salida de la prisión de Bancali, tras ser detenido el jueves por la Policía italiana. El ex mandatario catalán no podía haber elegido un lugar mejor en Europa para ser arrestado que Alguer, el último bastión catalán en Italia.

En la «Barceloneta sarda», como se la conoce entre los habitantes de esta enorme isla italiana en medio del Mediterráneo, la influencia catalana se siente en cada rincón. En los nombres de muchas calles, en su singular arquitectura, que recuerda a muchos pueblos medievales que formaron parte de la Corona de Aragón, en su gastronomía –el plato típico es la «paella algherese»–, pero, sobre todo, en el idioma.

«Alrededor de 15.000 personas hablan o entienden el catalán en su variante sarda en Alguer. Se escucha sobre todo en las zonas más populares, en el puerto, en algunos barrios del centro,... pero cada vez somos menos. Sobre todo porque desde los años 70 y 80 los padres dejaron de hablar en catalán a sus hijos, y eso ha producido un salto generacional», explica Giuliana Portas, responsable de la página en catalán de Alguer.it, el primer diario italiano en lengua catalana.

Hasta principios del siglo XX, prácticamente todos los alguereses hablaban catalán, según un censo de 1921, pero con el paso de los años, fue desapareciendo de las casas. En 1999 el Gobierno italiano aprobó una ley para proteger 12 lenguas minoritarias históricas que se hablan en el país, incluido el catalán. Un par de años antes, las autoridades regionales habían reconocido el sardo como lengua, además de las variantes dialectales que se hablan en el resto de la isla, como el gallurés o el sassarés.

El reconocimiento del catalán impulsó su influencia en Alguer. Se financiaron medios de comunicación en lengua catalana, escuelas para adultos comenzaron a impartir clases y se pusieron en marcha de forma experimental algunos proyectos para enseñarlo en los colegios públicos. El año pasado la región y el Ministerio de Educación firmaron un acuerdo para promover la enseñanza de algunas asignaturas en lengua catalana. Y este verano el Ayuntamiento declaró el catalán idioma oficial de Alguer, lo que obliga a publicar todas las comunicaciones oficiales en esta lengua. Existen una decena de asociaciones en defensa de la cultura, la lengua y la independencia y otro puñado de organizaciones catalanas han abierto una sede en la ciudad.

Fuera de las instituciones, el catalán sigue siendo muy minoritario. Sólo el 14% de los alguereses lo habla habitualmente, según un estudio de la región de Cerdeña. En cualquier caso, representa la mayor población de habla catalana fuera de Cataluña. No es de extrañar que una de las primeras «embajadas» de la Generalitat en abrir fuera la de Alguer.

A pesar de que el uso del catalán se está perdiendo, en los últimos años han aumentado los movimientos secesionistas sardos, no directamente relacionados con la población catalanoparlante, que aspiran a independizarse de Italia, y miran de reojo a Cataluña. Algunos rostros conocidos se han apuntado a la causa, dando cierta visibilidad a un movimiento que sigue siendo muy reducido, como la novelista Michela Murgia, quien en 2013 se presentó a las elecciones regionales con una formación secesionista. «La independencia de Cerdeña es una necesidad histórica».

Una de las formaciones más activas es el Partido de los Sardos, con representación en el parlamento regional, que mostró su «indignación» tras la detención del ex mandatario catalán. «El PDS se solidariza con el presidente Puigdemont y comparte su batalla por la afirmación de la autodeterminación del pueblo catalán», defendió su portavoz.

Pero el apoyo incondicional a la causa catalana en Alguer no es exclusivo de los independentistas sardos. En octubre de 2017, después de la celebración del referéndum, el Parlamento regional aprobó por mayoría absoluta un texto en el que condenaba la «reacción represiva» de España y exigía la intervención de la comunidad internacional para garantizar «el derecho de autodeterminación en Cataluña». A la petición se unió el entonces presidente de la región, Francesco Pigliaru.