Estrategia

Ayuso pasa al ataque como alternativa al «sanchismo»

Sus presupuestos marcan la senda a nivel nacional. La gestión en Madrid será su baza en medio del pulso que mantiene con Génova

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, abraza a una niña en uno de los árboles del Bosque de los Deseos, ayer en Madrid
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, abraza a una niña en uno de los árboles del Bosque de los Deseos, ayer en MadridGustavo ValienteEuropa Press

La distorsión que está generando el ruido que acompaña al conflicto entre Génova y Sol, por el control del PP de Madrid, ha restado protagonismo a los Presupuestos que acaba de aprobar el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Con un acuerdo con Vox, de mínimos, y en el que la presidenta ha conseguido incluso esquivar el «selfi» que buscaba Rocío Monasterio, la líder madrileña del partido que dirige Santiago Abascal.

Estos Presupuestos tienen un componente político clave porque permiten a Ayuso retomar con fuerza su campaña como alternativa a las políticas «sanchistas», desde la gestión y con todos los instrumentos que ofrece un Gobierno autonómico como el de Madrid. Además, las cuentas están elaboradas sobre la base de una clave determinante, que son un anticipo de las cuentas que presentaría Pablo Casado de estar él en el Gobierno. De partida, el equipo de Ayuso está en condiciones de sacar pecho por contar con la bendición de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que acredita por escrito que el proyecto enviado a la Asamblea de Madrid «cumple satisfactoriamente con los requisitos aplicables a los marcos presupuestarios de los Estados miembros de la Unión Europea».

Pero, además, Ayuso podrá jugar de aquí a que termine la Legislatura con la baza tan poderosa de las diferencias que separan sus Presupuestos, su política económica, de la de Sánchez, y ésta será una de sus «armas» para mantener vivo ese rentable papel como alternativa al Gobierno de coalición. La economía marcará lo que le queda de mandato a Sánchez.

Ayuso ya optó por seguir su propio camino durante la pandemia, después del confinamiento, con su política sanitaria, y esto fue una de las razones de su éxito en las últimas elecciones autonómicas del pasado mes de mayo.

Ahora, además tiene detrás unos Presupuestos que le permiten sostener que ella baja los impuestos, al contrario que Sánchez. «Sánchez promete a Bruselas 80.000 millones más en impuestos, Ayuso va a bajar medio punto el IRPF y va a eliminar todos los impuestos propios».

A esto añaden que «Sánchez se ha subido el sueldo un 2 por ciento, mientras que Ayuso ha congelado su sueldo y el de los altos cargos». «Sánchez ha pactado con los herederos de ETA y con los independentistas para sacar adelante los Presupuestos, ha cedido competencias, mientras que Ayuso ha pactado la gratuidad de la enseñanza de 0 a 3 años».

Y el argumentario elaborado en Sol, respecto a las diferencias entre sus políticas y el «sanchismo», también resalta que «Sánchez aumenta el déficit estructural en 55.000 millones de euros, mientras que la Comunidad de Madrid, 0 euros». Los Presupuestos de Sánchez han sido cuestionados por la AIReF y por muchas otras organizaciones nacionales e internacionales.

La AIReF acredita por escrito que con los presupuestos de Ayuso «cumple satisfactoriamente con los requisitos aplicables a los marcos presupuestarios de los Estados miembros de la UE»
La AIReF acredita por escrito que con los presupuestos de Ayuso «cumple satisfactoriamente con los requisitos aplicables a los marcos presupuestarios de los Estados miembros de la UE»La RazónLa Razón

En clave de política de partido, Ayuso tiene desde la Puerta del Sol un camino abierto para reforzar su liderazgo, madrileño y nacional, sin renunciar, por supuesto, a su candidatura a la Presidencia del PP de Madrid. Esa decisión es firme.

El acto de presentación del libro del ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy confirmó, el pasado miércoles, que ni siquiera hubo voluntad de escenificar una disposición al entendimiento. Casado tenía margen para llevar la iniciativa, como presidente nacional del PP, y forzar, al menos, la escenificación del reencuentro, aunque ni siquiera lo hubiera hablado y preparado con anterioridad con la presidenta.

Pero lo que se vio demostró justo lo contrario. Y esto deja al PP nacional y a Ayuso ante un largo horizonte, el congreso regional no se celebrará antes de marzo, que tiene más riesgos para Génova que para Ayuso. En el partido no acaban de entender que Casado no fuerce un cierre de filas, convocando a Ayuso y al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, a su despacho y dándoles personalmente la orden, en el ejercicio de su liderazgo, de que se acabe la trifulca y firmen un acuerdo ante el cónclave que satisfaga a Génova, y deje a Ayuso como líderesa regional.

La presidenta siempre ha dicho que no quiere romper el «ticket» con Almeida porque cree que es un pacto ganador, porque asegura que tiene una buena relación con él, y porque los dos han recorrido un camino juntos hasta llegar a sus actuales responsabilidades de gobierno.

Esa alianza podría implicar, en clave de congreso, pactar un equipo, que integre a gente de confianza del alcalde, sin necesidad de que éste acumule otro cargo orgánico más a su portavocía nacional del partido. Es una salida que de puertas afuera suena razonable, y, de hecho, cuando se pregunta a Casado por la crisis también apela a un acuerdo entre Ayuso y Almeida. Pero no detalla en qué términos debe ser ese pacto.

La idea de un congreso con dos candidaturas, la de Ayuso y la de Almeida, que se ha alentado, por cierto, en algunos ámbitos de Génova, es vista internamente como un «suicidio» por el coste que supondría para la organización regional en clave de cohesión.

Génova tiene que manejar sus «armas» orgánicas, y sigue justificando toda la estrategia que llevan a cabo en la necesidad de proteger el principio de la autoridad de Casado. Pero es evidente dentro del Partido Popular que Ayuso tiene bazas propias, que se las estar al frente del Gobierno madrileño, y que también ha ido ganando poco a poco apoyos entre algunos de los barones que siempre han sido menos adeptos al nuevo PP que sustituyó a Mariano Rajoy.