Juan Carlos I de España

Los socios aprietan contra la vuelta de Juan Carlos

Ministros vaticinan «nuevas informaciones» que retrasarán su vuelta. Hay miedo a que pueda sucederle «algo» estando fuera de España

El futuro del Rey Don Juan Carlos y su posible regreso a España, sigue estando muy confuso si se atiende a las distintas versiones que se escuchan en el Gobierno fuera del círculo oficial. En ese marco advierten de que se vaticinan «nuevas informaciones» que llevan «a hacer dudar» de que realmente pueda regresar a medio plazo a España. Amén del «circo mediático» que acompañaría a su vuelta, lo cual, precisan, no es algo que Zarzuela esté hoy dispuesta a asumir.

La investigación de la Fiscalía no ha concluido, aunque se haya dado por hecho que terminará siendo archivada. Bajo intereses distintos se cruzan versiones, mientras que Zarzuela no se mueve, una vez que ha asumido la línea argumental de que ese regreso de Don Juan Carlos podría ser contraproducente para Felipe VI.

Pero también hay otras variables encima de la mesa, como el miedo a que al Rey Juan Carlos pueda sucederle «algo» estando fuera de España, lo que en la derecha, pero también en un sector de la izquierda más vinculado con el PSOE histórico, consideran como un «grave problema de Estado porque sería un golpe contra la memoria de nuestra Transición».

En este contexto, crece la presión de quienes consideran que el Ejecutivo no está haciendo todo lo que debería para proteger a la institución de la Jefatura del Estado. En esta corriente hay socialistas de «pata negra» que creen que el «sanchísmo» está haciéndole el juego a la parte morada de la coalición porque la situación en la que se encuentra el Rey emérito es «la más perjudicial para la Monarquía». Dicen que es el punto más débil de la Corona en estos momentos, por deméritos propios, eso no lo niega nadie, pero que también hay una operación para utilizarle como elemento desestabilizador. No se niega que sus comportamientos hayan sido inadecuados en lo personal, en lo financiero y en lo fiscal, si bien, al mismo tiempo, también denuncian que desde el Gobierno están siendo «cómplices» en permitir que se oculte por completo lo que le debe la democracia española al Rey emérito.

Las declaraciones que ha hecho el ex presidente del Gobierno Felipe González, apoyando el regreso inmediato de Don Juan Carlos a España, conforme a su deseo, las respaldan otros dirigentes políticos que están hoy en primera línea. En la derecha han salido a reivindicar su figura en clave histórica, pero tampoco han dado el paso de ir más allá y reclamar su regreso por respeto a Zarzuela. Y esto a pesar de que también creen que Zarzuela «se equivoca por no tener más valentía y ejercer una posición propia más arriesgada», en lugar de «dejarse manejar por un Gobierno que, en su esencia, tiene como objetivo la República».

Sin ninguna comunicación en relación a este tema de Estado entre Gobierno y principal partido de la oposición, en las filas populares airean que con el Gobierno de Rajoy esta crisis no habría terminado en ningún caso así porque «el Estado habría cortocircuitado, con los medios a su alcance, la difusión de la mancha». El Ejecutivo de Sanchez ha tenido que buscar el apoyo del Grupo Popular y de la oposición en el Congreso ante algunas de las iniciativas que han planteado Podemos y sus socios independentistas, pero en la derecha están convencidos de que Zarzuela no debería dejarse llevar por «el guion de un Gobierno que tiene un plan de revisión del modelo territorial para el que el primer obstáculo es la figura del Rey».

En el Gobierno piden prudencia e insisten en que «hay demasiadas cuestiones por resolver» antes de anticipar ningún escenario. También critican las filtraciones «que salen del entorno» del Rey Juan Carlos, al que señalan como un elemento de presión sobre Felipe VI que daña, con esas filtraciones, a la institución. Entre análisis y conjeturas, si hay algo evidente para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es que el regreso de Don Juan Carlos le abriría una crisis de primer nivel con sus socios de investidura. Con Podemos en primera línea de la revuelta. Los socios exigen que no vuelva a España si no es para ser juzgado, con independencia de cómo termine la investigación de la Fiscalía, y si pisa pie en España, y se le rehabilita, activarán una campaña política y parlamentaria que colocará en una difícil situación al ala socialista del Gobierno y al PSOE entre un sector de la izquierda.

«Cuanto más lejos se le mantenga, más supuesta tranquilidad para Felipe VI, pero también para Pedro Sánchez, que tiene que pensar en las siglas socialistas en su carácter nacional y dentro de su diversidad», denuncian en la oposición.