Elecciones andaluzas
Pánico por el 19-J en el PSOE: los datos les ponen casi al nivel de Vox en Andalucía
Los últimos trackings dan al PSOE un mínimo de 28 escaños y a Vox un máximo de 21. La mayoría son 55
Si el PSOE andaluz pudiera decir lo que de verdad piensa, el presidente Pedro Sánchez no haría campaña en Andalucía en las dos próximas semanas. Pero no puede, y lo que ha intentado es limitar todo lo posible la contaminación del desgaste nacional de las siglas y de la imagen de Sánchez sobre las espaldas del candidato, Juan Espadas.
El pánico por los datos que manejan para el 19-J ha llegado a Moncloa, donde no saben si deben o no confiar en que el empujón del presidente sirva para evitar que la derrota sea un terremoto que abra grietas en la estructura nacional del Gobierno. De hecho, en Moncloa están más pensando en cómo poner sordina al pésimo resultado que se esperan para el 19-J que en armar un discurso que no incurra en contradicciones insalvables.
La imagen de cesión al independentismo, y encima a cambio de nada, es una espada de damocles sobre un socialismo andaluz al que los últimos datos desmocópicos sitúan en niveles más cercanos a Vox que al PP, como fuerza ganadora de las elecciones. En los últimos comicios el PSOE aguantó como primera fuerza, pero no consiguió la mayoría de izquierdas necesaria para mantenerse en la Junta.
La debacle en Andalucía de la izquierda tendría una lectura mucho más grave sobre la figura de Sánchez que la que provocó el mal resultado de las elecciones de Madrid. Y el problema es que la nueva estrategia del PP les limita el margen y deja muy en evidencia su estrategia de confrontación con ellos a costa de la identificación con Vox.
El presidente de la Junta y candidato, Juan Manuel Moreno, calienta la puesta en marcha de una campaña autonomista, en la que toda la estrategia la han puesto al servicio de intentar ganar voto en el centro y entre la izquierda más moderada a costa de un discurso de gestión, sin insultos, y lo más alejado posible de la caricatura que construyó el PSOE del PP durante las casi cuatro décadas en las que mantuvo el control del Gobierno autonómico.
El último guion de la campaña del PP confirma que la presencia de dirigentes nacionales está diseñada con cuentagotas. Y también están vetados los discursos que se salgan de la línea marcada por el partido andaluz.
Ya con los resultados en la mano se verá si la afirmación de que irán a repetición electoral antes que llegar a un acuerdo con Vox va o no de farol, pero sí ha entrado en la línea de campaña la idea de que Juanma Moreno debe insinuar, o dejar bastante claro, que con su mayoría, como primera fuerza, colocará al PSOE andaluz en la tesitura de llegar a un verdadero pacto de Estado que sea coherente con eso que dicen los socialistas de que Vox es un peligro para el interés general.
El electorado andaluz, a derecha y a izquierda, se puede sentir más cómodo con ese acuerdo que supone anteponer las políticas moderadas y la estabilidad a los intereses de partido. Y el candidato del PP jugará esta carta, convencido, además, de que debe defenderla sin medias tintas antes de sentarse a negociar su investidura con el partido de Abascal.
A Sánchez le queda rentabilizar los fondos europeos y el discurso más social, además de las cifras de empleo, pero tampoco en este terreno tiene fácil la argumentación después de que en la Junta lleve casi cuatro años gobernando el PP y los andaluces también hayan visto en qué consisten las políticas económicas de la derecha.
El PP no quiere confiarse y llama a la movilización, pero Juanma Moreno se ve incluso capaz de superar al PSOE en la provincia de Sevilla, bastión socialista por excelencia porque allí han ganado todas las elecciones desde las primeras que se celebraron en democracia.
Ahora bien en la cocina de la campaña preocupa el ambiente de euforia que se siente en el clima de opinión. Y en los mensajes públicos y privados ha empezado a introducirse la advertencia de que hay echar el freno y no confiarse en un adversario que tiene una maquinaria electoral muy potente. La consigna del PP andaluz es no hablar de Vox en la campaña. Y todo lo ajustan al principio de que la política de alianzas se decidirá en Andalucía.
Ayer el candidato y el presidente nacional, Alberto Núñez Feijóo, sumaron fuerzas y la unidad de discurso para meter más presión al PSOE.
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