cumbre de la OTAN

CDR, radicales y abertzales quieren boicotear la marcha anti OTAN de Podemos

Alerta en las Fuerzas de Seguridad, que detectan movimientos de la izquierda abertzale y otras facciones antisistema gallegas para boicotear la cumbre de Madrid

Las Fuerzas de Seguridad del Estado están en alerta porque han detectado movimientos que apuntan a que radicales, vinculados a los CDR catalanes, a la izquierda abertzale y a otros grupos antisistema, se preparan para irrumpir en la manifestación que está convocada en Madrid para el próximo 26 de junio, con apoyo de Podemos e Izquierda Unida.

La alerta se extiende para los días siguientes por el temor a protestas descontroladas. Estos grupos radicales quieren boicotear las marchas oficiales de la izquierda «traidora» que forma parte del Gobierno de coalición que organiza la cumbre. Podemos está en el Gobierno y, al mismo tiempo, en la calle, y grupos cercanos a los morados quieren cobrarse la factura de la incoherencia que ven en ese sector de la izquierda que usa el coche oficial y, al mismo tiempo, quiere ocupar la calle.

Ministros de Podemos e IU ya han anunciado su intención de ausentarse de los actos oficiales, anteponiendo sus banderas ideológicas por encima de sus obligaciones institucionales.

Y el desastre de las elecciones andaluzas no ayuda a poner sordina a las diferencias de Podemos con la parte socialista del Gobierno, y a que éstas se disfracen ante un evento tan importante, y de tanto relieve internacional, como la cumbre de la Alianza Atlántica. Podemos necesita subrayar cada vez más su perfil propio, especialmente en el ámbito ideológico y social, y saben que Pedro Sánchez quiere rentabilizar en el plano personal y político la reunión de Madrid.

Por eso están en ese soplar y sorber que los grupos antisistema, con los que mantienen vínculos y a los que han respaldado en el pasado, no les perdonan.

Los platos rotos, si se descontrolase la calle, los pagaría la parte socialista del Gobierno y, sobre todo, la marca España. Interior está redoblando los esfuerzos para mantener el orden y la seguridad en una cumbre que, además, no es una reunión de trámite, sino que en la agenda está condicionada por la guerra de Ucrania y la definición de la estrategia para el nuevo contexto político y militar. El Gobierno español está muy interesado en que se hable del Sur, aunque la guerra monopolice todas las decisiones y debates.

Los socios del presidente Pedro Sánchez también se han desmarcado en relación a la guerra de Ucrania. Y la parte catalana, independentista, está señalada por entablar contactos, reconocidos por ellos mismos, con el régimen de Vladimir Putin en los momentos álgidos del «procés».

Además, sobre el Gobierno ya pesa la polémica Pegasus y el coste que la mala gestión de la misma ha hecho pagar a los servicios de inteligencia. El cese de la directoral del CNI y las sospechas que se han sembrado desde el Gobierno sobre supuestos fallos de la inteligencia española han perjudicado a la imagen del CNI entre sus homólogos, muy sensibles a este tipo de circunstancias. Mientras, ministros de IU y diputados de Unidas Podemos siguen muy activos agitando la manifestación contra la OTAN del próximo domingo.

La dirección federal de IU y sus distintas federaciones, el Partido Comunista de España, Anticapitalistas y distintos colectivos sociales han llamado a participar en la marcha que tendrá lugar en el marco de la cumbre alternativa, previa a la reunión de la OTAN en la capital. El objetivo es expresar su rechazo a elevar el gasto militar, compromiso asumido por España, y protestar contra «cualquier tipo de guerra» y contra la Alianza Atlántica.

Los dirigentes de Unidas Podemos se enfrentarán estos días a una de las situaciones más contradictorias vividas hasta ahora por el papel que ocupan en el Gobierno. Su decisión es estar presente en las protestas y liderar también la movilización social contra esta reunión internacional de la OTAN. Justo al mismo tiempo que el Gobierno define la cumbre como la más importante desde la caída del telón de acero y ha convertido esta reunión casi en un salvavidas con el que recuperar el impulso y limpiar la imagen del presidente del Gobierno tras las últimas elecciones autonómicas andaluzas.

Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales, volvió ayer a levantar la voz contra la cumbre de Madrid. «Hay que ser claros y contundentes, con balas no se come, y con tanques no se apagan incendios», señaló en la inauguración de un foro del movimiento europeo por la paz, en el que participan Unidas Podemos y otras fuerzas de la izquierda europea.

A la parte socialista del Gobierno lo que más daño podría hacerle es que los miembros destacados de la coalición se pusieran al frente de las manifestaciones. Desde la parte morada no han confirmado en ningún caso que esa circunstancia vaya a darse, pero la tensión en la coalición, cada vez más creciente, y las «puñaladas» que se cruzan en privado y en público, llevan a que en el entorno del jefe del Ejecutivo no se las tengan todas consigo respecto hasta dónde puede llegar la «deslealtad» de los morados.

La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no estará en la reunión de la OTAN, en la que participan jefes de Gobierno o Estado y titulares de Exteriores y Defensa. A diferencia de las ministras Belarra e Irene Montero, ella ha sido más contundente a la hora de apoyar el envío de armas a Ucrania para hacer frente a la invasión de Moscú.

El encuentro se celebrará en el Recinto Ferial Ifema de Madrid, coincidiendo con el 40 aniversario de la adhesión de España a la Alianza Atlántica. Ucrania también está invitada y su presidente, Volodímir Zelenski, intervendrá por videoconferencia.

El Ejército protegerá la cumbre con cazas, helicópteros, tiradores de precisión y artillería pesada. A España llegarán más de 40 delegaciones internacionales, según explicó ayer la ministra de Defensa, Margarita Robles, que calificó la cita internacional de «crucial» e «histórica».