Investigación

El misterio de la llave maestra que abrió la bodega a los ladrones de vino del restaurante Atrio

Los dos detenidos en Croacia declaran hoy ante un juzgado de Cáceres mientras la policía sigue centrada en encontrar las botellas por valor de más de un millones de euros

Imágenes de las cámaras de seguridad de la dos personas que la Policía detuvo como presuntos autores materiales del robo de 45 botellas de vino en el restaurante Atrio de Cáceres.
Imágenes de las cámaras de seguridad de la dos personas que la Policía detuvo como presuntos autores materiales del robo de 45 botellas de vino en el restaurante Atrio de Cáceres.Policía nacional

Pasar en ocho meses de intuir unas siluetas en las cámaras de seguridad del lujoso restaurante Atrio (con dos estrellas Michelín) en Cáceres a detener en Croacia a los dos presuntos ladrones de 45 botellas de vino no fue un trabajo fácil para la Policía. Una profusa investigación con ayuda de las autoridades europeas cristalizó el pasado 19 de julio con el arresto de la exmiss mexicana Priscila Lara y de su pareja 20 años mayor que ella Constantine Gabriel de nacionalidad rumana y holandesa. Ambos viajaron anoche hasta el aeropuerto de Barajas y hoy se enfrentan a las preguntas del titular Juzgado de Instrucción número 4 de Cáceres. Pero los agentes todavía tienen flecos que cerrar como quién les proporcionó la llave maestra con la que accedieron a la bodega y dónde están las botellas por valor 1.648.500 euros.

La mexicana fue quien formalizó la reserva en el Hotel Atrio la noche del 27 de octubre de 2021, con un documento falso suizo. De él no había rastro en las bases de datos, así que cuando pasadas las cinco de la mañana salieron del establecimiento cacereño tras una plácida estancia y con un coche cargado de vino nadie se dio cuenta. El robo había sido tan impoluto que no fue hasta horas después cuando los dueños del restaurante José Polo y Toño Pérez conocieron la sustracción.

Abandonaron España en coche pero ni ese ni todos los vehículos que utilizaron después estaban a su nombre, señalan fuentes de la investigación a LA RAZÓN. En todas las imágenes la sospechosa aparece con mascarilla y peluca. Es ella quien distrae al recepcionista de madrugada para que le hicieran una ensalada -tenía hambre después de haber degustado un menú no por debajo de los 400 euros- y apartara sus ojos de las cámaras. Él también entra a la bodega con mascarilla. Con estos trozos de rostro la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) no logra hasta enero descifrar los nombres de a quién se enfrentan y dar la voz de alarma a la Europol, la Interpol y los agregados de Interior de España en Rumanía y Países Bajos. Un tiempo perdido valiosísimo que demoró el rastreo porque moverse por Europa sin controles y en coche (cómo transportar litros de alcohol si no) para los ladrones fue coser y cantar.

Constantine Gabriel había sido detenido en varias ocasiones en España y en una en Suiza en 2020, todas ellas por haber “hurtado al descuido” botellas de importante valor. “Es su objeto favorito”, dicen quienes lo han inspeccionado. La policía lo arrestó en Madrid por llevarse una botella de Whisky de casi 6.000 euros de una licorería del barrio de Salamanca. Pero todas las veces fue puesto en libertad y, hasta ahora, ningún otro país Europeo lo reclama. Lo que sí tienen claro los investigadores es que los ladrones sabían lo que hacían.

Vender algunas de estas botellas no es fácil. Quien entiende de vino sabe que el Chateau d’Yquem de 1806 considerado el mejor caldo dulce del mundo era una pieza que pertenecía a Atrio. Sus dueños hablaron del valor “sentimental” de este vino que compraron en una subasta en Londres a principio de siglo por 10.000 y que ofrecían en su carta por más de 300.000 euros. Ningún coleccionista serio compraría este licor sabiendo que es robado, pero los agentes no han podido determinar si los acusados actuaban por encargo o con otras motivaciones. Aunque el mercado negro “da muchas vueltas” y estas botellas podrían haber terminado en un restaurante de un país asiático, por ejemplo.

Descubrir qué paso con este alcohol y, eventualmente, recuperarlo es el objetivo en el que se centran ahora las diligencias. Pero hay otra gran incógnita que también necesitan resolver. Cuando el sospechoso bajó a la bodega y salió con tres mochilas (acolchadas con toallas para introducir el vino) no ejerció ninguna fuerza. Entró con una llave maestra. Sin embargo, las cámaras de seguridad no muestran que los acusados entraran en la habitación donde se guardan estas llaves en ningún momento. Entre todas las hipótesis “no está descartado” que alguien del propio restaurante pudiera haberles facilitado esta tarjeta magnética de acceso.

Los investigadores, que hablan de “planificación milimétrica”, creen que, en algún momento que aún no han podido determinar, la pareja se hizo con una copia que les dio vía libre a una bodega que previamente los trabajadores del restaurante les habían enseñado como hacen con todos los comensales que así lo desean. Atrio cuenta con una de las bodegas de vino más importantes de España. Además, ambos habían comido tres veces en el restaurante tiempo atrás, según la Policía para poder hacer un estudio previo del lugar.

Su alta movilidad por toda Europa no puso las cosas fáciles, pero la coordinación policial terminó con la detención de los sospechosos cuando cruzaban de Montenegro a Croacia. El magistrado que les tome declaración este jueves decidirá si les impone algún tipo de medida cautelar mientras avanza esta investigación.