Casa Real
El protocolo y dónde va Reino Unido
Lo impone el anfitrión no el país visitante aunque nuestro gobierno si de él dependiera no habría vacilado en prohibir la presencia del Rey Juan Carlos
Pocos países habrán dado más cobertura informativa que España al deceso de Elisabeth II. Han surgido en todas las cadenas avezados especialistas en la realeza británica y en aquel país. Un verdadero empacho, los periódicos franceses, italianos o estadounidenses le han concedido mucho menos espacio, yo con este artículo voy a purgarme activa y pasivamente, y se han oído cosas sensatas y muchas infantiles.
Una de estas han sido los comentarios de nuestros ministros de la Presidencia y Exteriores en relación a Don Juan Carlos. Daban la impresión de que no iría porque el gobierno junto con la Casa Real “decidiría” cual era la representación española. Olvidaban dos detalles, se podía asistir sin ser miembro de la representación oficial de un país y quien hace las invitaciones y el protocolo era la Casa Real británica. Habría resultado raro que porque Podemos patalee activamente y Sánchez ocultamente, no se invitara a nuestro Rey emérito, primo de la fallecida, rey durante treinta y tantos años y amigo de verdad de aquella familia. También era pueril pensar que en todas las ceremonias Don Juan Carlos estaría veinte filas más atrás que su hijo y que su lugar lo ocuparía el bueno de Albares. En Moncloa no parecieron percatarse de que el protocolo es local. Lo impone el anfitrión no el país visitante aunque nuestro gobierno si de él dependiera no habría vacilado en prohibir la presencia del Rey Juan Carlos en los mismos días en que está cocinando el disparatado indulto a Griñán, un mazazo al estado de derecho, a la Constitución y al poder judicial. Un precedente desmoralizador.
El imperio local del protocolo explica que Putin y los presidentes de Bielorrusia, Irán, Birmania, Siria, Corea del Norte, Venezuela y Nicaragua no hayan sido invitados. ( No era la ONU la anfitriona) Podemos los habría llevado en andas pero resulta que no son personas gratas en estos momentos. Que apareciera Putin en estas fechas sí que habría sido el bochorno que Echenique aplica a Don Juan Carlos. ¿Son más presentables fuera de España Putin y, dentro, los perpetradores de los Eres que nuestro Emérito? Para algunos miembros del gobierno lo son.
¿Y ahora, que? Acabados los fastuosos funerales-un maná publicitario que aportará millones a Gran Bretaña-¿ cómo queda aquel país). Regular. La pena por la longeva monarca se irá difuminando, Carlos tendrá que preocuparse de aumentar su recobrada popularidad, en Gran Bretaña no preocupa que le planchen o le cambien el pijama a diario, en España hay gran pitorreo parece como si se cambiara de calzoncillos quince veces al día u obligara a que le sirvieran el desayuno de rodillas, y tendrá que ayudar al gobierno para que la Commonwealth no vaya deshilachándose; más de un país, desaparecida la Reina, la abandonará. No es que sea una alianza servil o estrecha con Gran Bretaña, la mayor de sus miembros van por libres internacionalmente, pero aún hay lazos culturales y algo económicos-Londres comercia con esos 51 países mucho menos que con la Unión Europea-que tienen una cierta rentabilidad.
El problema a corto plazo seriamente afecta a la nueva primera ministra Liz Truss. Con mediocre aceptación por el momento enfrenta varios desafíos importantes. El aumento del coste de la vida ronda el 10%, casi nos alcanza, y tiene, en su declive, otros problemas estructurales, el penoso estado de la sanidad en Gran Bretaña, pobre en recursos y, con el Brexit, en personal. El embustero Jonson había hecho creer a los británicos que con la cantidad brutal que Londres aportaba a la Unión Europea se financiaría la renovación de la sanidad. La suma no era brutal, trolas del antiguo primer ministro, y la sanidad no ha mejorado. Otro tanto ocurre con la seguridad social .
Trus ha prometido hincarles el diente y le sorprendió la muerte de la reina. Ni siquiera ha completado su gabinete porque ha acompañado a Carlos III en sus desplazamientos a Escocia, Gales e Irlanda. Necesita también imagen y cariño. No terminan ahí los quebraderos de cabeza. La primera ministra de Escocia, buena y cortés súbdita al comentar la pérdida de la reina, anunció no hace mucho que plantearía de nuevo el referéndum de salida de Gran Bretaña. El resultado sería una incógnita. El brexit que los escoceses no querían, ha podido aumentar el número de los partidarios de la escisión. Y luego tenemos Ucrania, Gran Bretaña está entre los que apoyan masivamente Zelenski, en claro contraste con nosotros, pero la fatiga, en la ayuda, puede llegar.
Biden, por cortesía hacia la reina difunta ha pospuesto, no quería hacer política en Londres en estos días, la entrevista con Tuss hasta próximas fechas en la ONU. Más tela que costar. Los dos países no ven del mismo modo el encauzamiento de sus relaciones comerciales y Biden, con un lobby irlandés potente en su país, no esta contento con el cambio de postura de Londres en Irlanda.
Dios salve al Rey y a Truss
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