Gibraltar

Punto muerto en las negociaciones sobre Gibraltar

Las perspectivas a corto plazo no son esperanzadoras, porque 2023 será un año electoral tanto en España como en Gibraltar, y sigue la inestabilidad política y económica en el Reino Unido

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares (d), recibe a su homólogo británico, James Cleverly (i), en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, a 14 de diciembre de 2022, en Madrid (España). El encuentro se produce dos semanas después de que Albares, en la rueda de prensa posterior a su reunión con las autoridades del Campo de Gibraltar, comentara que el acuerdo entre Reino Unido y la Unión Europea sobre Gibraltar podría llegar antes de finales de año.14 DICIEMBRE 2022;MADRID;ALBARES;HOMOLOGO BRITANICO;MINITERIO ASUNTOS EXTERIORESA. Pérez Meca / Europa Press14/12/2022
El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares (d), recibe a su homólogo británico, James Cleverly (i), en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, a 14 de diciembre de 2022, en Madrid (España). El encuentro se produce dos semanas después de que Albares, en la rueda de prensa posterior a su reunión con las autoridades del Campo de Gibraltar, comentara que el acuerdo entre Reino Unido y la Unión Europea sobre Gibraltar podría llegar antes de finales de año.14 DICIEMBRE 2022;MADRID;ALBARES;HOMOLOGO BRITANICO;MINITERIO ASUNTOS EXTERIORESA. Pérez Meca / Europa Press14/12/2022A. Pérez MecaEuropa Press

El 28 de noviembre se celebró en Londres la X ronda de negociaciones entre la Unión Europea y Gran Bretaña sobre Gibraltar, que terminó sin resultados positivos porque persiste la desconfianza de la Unión hacia su antiguo miembro, que ha violado el Protocolo sobre Irlanda del Norte que ambas partes habían acordado. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, había forzado la máquina antes de la reunión para tratar de que se llegara a un acuerdo. Así, el 10 de noviembre, instó al jefe de delegación comunitaria, Maros Sefcovic, a que intensificará los contactos con la delegación británica, porque tenía la impresión de que el Reino Unido estaba propicio al llegar a un acuerdo, deseo piadoso más basado en el voluntarismo que en la realidad. En una entrevista, Albares declaró que, si se producía una expansión de Schengen a Gibraltar, sería necesario que la policía española controlara sus fronteras, aunque añadió que su Gobierno aceptaba que, durante los cuatro primeros años, las fuerzas españolas de seguridad fuera ayudadas por agentes de FRONTEX. La Comisión Europea había presentado una propuesta global y equilibrada que debería ser aceptable para Gran Bretaña. Había que establecer reglas de juegos equivalentes para que la prosperidad de unos no se hiciera a costa de otros, y conseguir un acuerdo para eliminar físicamente la verja y sentar las bases para un espacio de prosperidad compartida entre Gibraltar y su entorno .

El día 26, Albares convocó a las autoridades del Campo de Gibraltar para venderles la burra tuerta de la prosperidad compartida. Ha sido ésta -según Eric Martel- la “matraca” mantenida por el Reino Unido contra viento y marea, una mentira que -a fuerza de repetirse- se ha convertido en una verdad oficial, que ha sido asumida por el Gobierno español. Los gibraltareños tienen una renta per cápita de €92.000 y una tasa de paro del 3%, mientras que las de sus vecinos ascienden a €16.391 y al 32%. Estadísticamente, se podría hacer la media, pero en la realidad no es desgraciadamente posible, y -con los beneficios concedidos- los gibraltareños se harían más ricos y los llanitos aún más pobres.

El 14 de diciembre, el ministro de Asuntos Exteriores británico, James Cleverly, se entrevistó en Madrid con su colega español, quien se mostró pleno de un injustificado optimismo, al manifestar que el acuerdo estaba cerca, si bien aquél declaró que aún quedaban puntos por perfilar, escollos por sortear y flecos por pulir. El presidente del Ayuntamiento de Gibraltar, Fabián Picardo, reiteró su tesis negacionista al declarar que “Gibraltar no sería de ninguna manera una extensión del espacio Schengen”.

Según Javier Chaparro en “Europa Sur”, los principales obstáculos para el acuerdo son el control de las fronteras por los agentes españoles, la negativa de los gibraltareños a respetar la normativa comunitaria en materia fiscal y ambiental, la discriminación en las pensiones de los trabajadores, y la existencia de una base aeronaval en la colonia. La primera -que es la más importante- bloquea un acuerdo, porque el Reino Unido se niega a aceptar la presencia de fuerzas de seguridad españolas en el puerto y el aeropuerto de Gibraltar.

Las perspectivas a corto plazo no son esperanzadoras, porque 2023 será un año electoral tanto en España como en Gibraltar, y sigue la inestabilidad política y económica en el Reino Unido. Albares ha afirmado con razón que la situación actual no puede mantenerse indefinidamente. La Comisión Europea ha hecho hasta ahora la vista gorda, al no hacer instalar los controles correspondientes a una frontera exterior de la Unión a la espera de que se lograra un acuerdo, pero no puede seguir así y -ante las pocas posibilidades de éxito- tendrá que establecerlos más pronto que tarde.