Referéndum

La Línea de la Concepción: ¿una nueva autonomía?

La localidad, una de las ciudades más pobres y defenestradas de España, estudia una nueva vía para dejar atrás el paro y la pobreza: seguir los pasos de Ceuta y Melilla

Personas entran al Peñón en la frontera con La Línea de la Concepción (Cádiz)
Personas entran al Peñón en la frontera con La Línea de la Concepción (Cádiz)A.Carrasco RagelAgencia EFE

“A nosotros nos tienen muy dejados. Ojalá coger esa frontera y ponerla en la rotonda del principio del pueblo”, dice Jordi mirando la verja que separa su ciudad, el municipio gaditano de La Línea de la Concepción (62.940 habitantes), de Gibraltar. Después señala el peñón, que se alza prominente a un puñado de metros, y agrega: “La pila de trabajo que hay allí… Eso es una mina”. A su lado escucha Paco, junto a otros seis compañeros, todos taxistas. Charlan mientras esperan clientes para sus coches. Añade este último: “Aquí hace falta algo, otra cosa. Yo creo que votaría que sí. Además, sería un aliciente para el pueblo, que está abandonado. Por eso el acalde quiere hacer eso”. Cuando se acerca un chaval y se monta en un taxi, el grupo se dispersa y comienza a hablar de otra cosa.

Las quejas de Jordi no son inusuales ni exclusivas de los taxistas. Y el voto al que se refiere Paco, tampoco. En 2019, el programa electoral de La Línea 100x100, la agrupación política que gobierna en el municipio desde el 2015, deslizaba la posibilidad de realizar una consulta a la ciudadanía linense para obtener su opinión sobre la constitución de La Línea de la Concepción como Ciudad Autónoma al estilo de Ceuta y Melilla. Y, a tenor de los resultados electorales, el pueblo no vio esta cuestión con malos ojos; Juan Franco, cabeza de aquella lista y actual alcalde de la localidad, arrasó. Sacó 21 de 25 concejales. Oficialmente, sólo dos regidores en toda España obtuvieron más apoyo que él en dicha cita en ciudades de más de 50.000 habitantes. Pero con una diferencia notoria: tanto José María García Urbano en Estepona (Málaga) como Abel Caballero en Vigo (Pontevedra) lo hicieron bajo las siglas de los grandes partidos, PP y PSOE respectivamente. Juan Franco se presentó con un grupo propio e independiente.

“Al de Vigo le gané; hubo después una impugnación de una mesa y yo saqué 300 votos más”, corrige Juan Franco. Y ríe. Y después, dice: “No nos vamos a engañar. Creo que lo de la consulta fue un tema bastante llamativo. Pero es que los gobiernos anteriores de la ciudad no encontraron soluciones para nuestro municipio. Y esto es un plan. Si alguien tiene otro mejor, que venga y nos convenza, pero yo, de momento, no lo he encontrado”. Y lo cierto es que, a priori, a la propuesta de La Línea 100x100 encuentra amparo legal. De la Constitución, para mayor seguridad. “Las Cortes Generales, mediante ley orgánica, podrán, por motivos de interés nacional, autorizar la constitución de una comunidad autónoma cuando su ámbito territorial no supere el de una provincia…”, reza el primer apartado del artículo 144 de la Carta Magna.

“Si todo va normal, la idea es que llevemos al pleno del 10 de febrero la resolución de las alegaciones, que se han presentado dos. Una por la Junta de Andalucía, que mi grupo no comparte, pero que es razonable, y otra por la Subdelegación del Gobierno del Estado en Cádiz, que contiene unos términos un tanto extraños. Parece que, en vez de estar dirigiéndose a mí, que sólo planteo una autorización para una consulta popular, lo hace a alguien que quiere declarar una independencia de forma unilateral y no de Andalucía, sino de España directamente. Me dice, más o menos, que me va a caer todo el peso de la ley”, explica el mandatario linense. Tras la sesión del día 10, los pasos a seguir serían los siguientes: elevar la propuesta al Consejo de Ministros a través del presidente de la Junta y esperar una respuesta. Si no la recibiera o fuera positiva, podría llevar a cabo su promesa electoral. Si le denegaran la autorización, tendría que impugnar la resolución ante el Tribunal Supremo.

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PARO, POBREZA Y NARCOTRÁFICO, RAZONES DE UN DESCONTENTO

“Hay problemas de contrabando de tabaco, de narcotráfico, de bajo nivel de formación, de absentismo escolar… Tenemos una situación específica y endemoniada que creo que no se da en ningún lado y necesitamos algo especial. El presupuesto municipal en San Roque (la localidad colindante) tiene 2300 euros por habitante. La Línea, 760 euros. El nivel de servicios públicos que podemos ofrecerles a nuestros vecinos no es ni de cerca el de los municipios de la zona”, justifica el regidor. “Nuestra situación no tiene parangón; somos el único municipio en toda la Europa continental que cuenta con una frontera Brexit. Un municipio en el que emigran, diariamente, 11.000 trabajadores a un país extranjero. Además, estas personas cotizan en Gibraltar bajo unas condiciones especiales que provocan que, cuando se jubilan, las pensiones sean miserables”, zanja.

Ni a Juan Franco ni al grueso de la ciudadanía linense le faltan razones para el hartazgo. La situación de la localidad ha llegado a ser dramática. Con una tasa de paro actual por encima del 30% (lleva una década sin bajar de esa cifra y en 2021 alcanzó picos de hasta el 42%) y con uno de cada tres habitantes en riesgo de pobreza, la sensación de abandono de todas las administraciones es absoluta. La cuestión de las conexiones puede servir para ejemplificarla. O, más bien, la falta de ellas. La Línea es una de las 14 ciudades españoles de más de 50.000 habitantes que no tiene tren. Y si este medio de transporte ni está ni se le espera, al autobús casi más de lo mismo: sólo tres horarios al día a Sevilla y dos a Cádiz. Todo ello ha dado como resultado una renta media per cápita que sobrepasa por poco los 8.500 euros. Sólo una treintena de municipios en España empeoran este guarismo. Mientras, la vecina Gibraltar eleva esta cifra hasta los 65.000 euros. La tercera más alta del mundo.

Y, después, el tema del narcotráfico, que provoca que la Línea sea carne de portadas en la prensa nacional varias veces al año. Como en noviembre pasado. Entonces, la Guardia Civil desplegó 300 agentes en esta localidad en una operación que se saldó con la detención de 20 personas. “Necesitamos un tratamiento diferente porque nuestra situación es diferencia”, repite Juan Franco. Y finaliza: “Sólo estamos pidiendo la autorización para pedir una consulta. Si no nos dejan hacerla, tendrían que explicar a la población qué medidas hay para esta ciudad”. Y lo cierto es que, a tenor de los datos, la gente va a seguir apoyando su gestión. Linense de nacimiento, este licenciado en Derecho y antiguo trabajador en Gestión Tributaria del Ayuntamiento ha conseguido reducir la deuda del consistorio de los 177 millones del 2015 a los 139 actuales. Además, los proveedores han pasado de cobrar a unos 350 días a hacerlo a unos 30 días. Y los empleados municipales, que vieron en el pasado cómo se les debía hasta once nóminas, las perciben ahora los días 28 o 29 de cada mes.

“NO PODEMOS COMPETIR”

“Nosotros, como aquel que dice, salimos lesionados al terreno de juego. No tenemos posibilidad de competir ni siquiera con el resto de municipios de la comarca por nuestro escaso territorio municipal; disponemos de muy poca superficie, con lo que todo cuesta más dinero. También se encarecen las cosas por el alto poder adquisitivo que tienen tanto los ciudadanos de Gibraltar como las empresas de allí”, explica Francisco López, presidente de la Asociación de Asesoramiento y Desarrollo Empresarial de La Línea de la Concepción (Aadell), un colectivo que representa a empresas de diversa índole y condición de todo el tejido de la localidad. Y agrega: “Cuando allí van mal las cosas, aquí van el doble de mal; la dependencia es tal que no se puede avanzar. Nuestras economías son dos: Gibraltar y el Ayuntamiento por los puestos de trabajo que genera. Esto provoca que, económicamente, seamos dependientes y muy frágiles”.

Ante la hipotética consulta para convertirse en Ciudad Autónoma, López lo tiene claro: “Nosotros, como colectivo empresarial, no podemos declinarnos por ningún partido o ideología política, por lo que no estamos ni a favor ni en contra de esta idea. Ahora bien, apoyamos a este ayuntamiento y a cualquier equipo de gobierno, del presente o del futuro, que pida, como llevamos haciéndolo mucho tiempo, que La Línea tenga una fiscalidad especial”. Se trataría, según el presidente de Aadell, de ajustar dicha fiscalidad a la situación peculiar y transfronteriza del municipio gaditano. “No sería más que bajar algunas tasas impositivas, cotizaciones… Nos permitiría, por una parte, contratar a más gente y disminuir la enorme tasa de desempleo de la localidad. Y, por otra, fortalecer nuestras empresas. Ahí enfrente están Marruecos y Ceuta, más competitivos no sólo con respecto a La Línea sino con el resto de la comarca. Esa diferencia nos vuelve a empujar abajo del pozo. Si los empresarios de España son héroes, los de aquí son superhéroes”.

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La condición de superhéroe de la que habla Francisco López puede apreciarse con sólo un paseo por el boulevard linense que precede la entrada a Gibraltar. En un lugar concurrido y de localización envidiable, con sendas hileras de locales comerciales a ambos lados de la calle, los letreros de ‘Se Alquila’ y ‘Se vende’ resultan demasiado frecuentes. Las opiniones sobre la consulta por aquí son de lo más dispares. Hay quien la apoya sin ambages. Y hay quien no quiere ni oír hablar del asunto. Junto a uno de los carteles de ‘Se Alquila’, una peluquería resiste con cierta actividad. La regenta Mohammed Rutan. Dice: “Eso no trae nada más que problemas. Yo creo que hay que ser de Cádiz y de España. Todos juntos, unidos, llegamos más lejos. Somos de Andalucía, del Sur. El querer ser diferente no es algo bueno… Yo no tengo duda: votaría que no”. Y, mientras habla, corta el pelo a un chaval que secunda lo que dice Mohammed moviendo la cabeza en clara señal de aprobación.