Votación clave

El ex fiscal general Conde-Pumpido, nuevo presidente del TC por un solo voto

La mayoría progresista acapara también la vicepresidencia, al elegir para el cargo a la magistrada Inmaculada Montalbán en detrimento del conservador Ricardo Enríquez

El Tribunal Constitucional (TC) ya tiene nuevo presidente. Cándido Conde-Pumpido presidirá la institución los próximos tres años tras ser elegido por el Pleno por un solo voto de diferencia, según confirman fuentes del tribunal de garantías.

El ex fiscal general del Estado se ha impuesto así a la otra candidata, la también magistrada progresista María Luisa Balaguer, que se había postulado para el puesto y que finalmente ha obtenido cinco apoyos frente a los seis de su oponente. El bloque progresista acapara también la vicepresidencia, que ejercerá la magistrada Inmaculada Montalbán, que se ha impuesto por idéntica diferencia al candidato conservador, Ricardo Enríquez.

El nuevo presidente ha obtenido seis votos en primera votación (el suyo propio y el de otros cinco magistrados progresistas, incluido el de María Luisa Segoviano, que es quien finalmente ha decantado la balanza), mientras que Balaguer ha sido respaldada por los cuatro magistrados conservadores, que se han unido a su propio voto. Idéntico reparto de apoyos se ha repetido en la votación para la vicepresidencia (por lo que Balaguer ha apoyado al candidato conservador). Al lograrse la mayoría absoluta, no ha sido necesario ir a una segunda ronda (en la que se impone el candidato con más votos).

Revisará leyes estrellas del Gobierno de Sánchez

Conde-Pumpido presidirá el tribunal de garantías que en los próximos años tiene que decidir si algunas de las leyes estrella del Gobierno de Pedro Sánchez son o no inconstitucionales. Sin ir más lejos, la reforma del Consejo General del Poder Judicial (que impide al CGPJ hacer nombramientos mientras esté en funciones, una medida que ha acarreado ya más de 70 vacantes sin cubrir en la cúpula judicial); las leyes del aborto y la eutanasia; la Ley Celaá o las recientes reformas penales que han derogado la sedición y modificado el delito de malversación de caudales públicos.

Conde-Pumpido (La Coruña, 1949), designado magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo en marzo de 1995, fue fiscal general del Estado con el Gobierno de Zapatero desde abril de 2004 a diciembre de 2011. Entre 2009 y 2010, estuvo al frente de la Red de Fiscales Generales de los Tribunales Supremos de la Unión Europea. Como magistrado, entre 1981 y 1985 estuvo destinado en la Audiencia Provincial de San Sebastián y a partir de ese año presidió la Audiencia de Segovia.

Con su recién estrenada mayoría, los siete magistrados progresistas tenían la llave para la elección del sustituto de Pedro González-Trevijano, pero llegaron al Pleno sin consenso respecto a una candidatura única. La mayoría de ellos apostaba por Conde-Pumpido -los magistrados Ramón Sáez, Inmaculada Montalbán, el exministro de Justicia Juan Carlos Campo y la ex alto cargo de Moncloa Laura Díez, estos dos últimos elegidos a propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez en la última renovación–, pero esos cinco votos (incluido el del propio ex fiscal general) no resultaban suficientes. Hacía falta uno más.

El bloque progresista, sin candidatura única

Hasta el último momento, el bloque progresista ha intentado sin éxito evitar sorpresas cerrando filas en torno a un único candidato, pero la negativa de la magistrada María Luisa Balaguer a dejar expedito a Conde-Pumpido el camino hacia la presidencia -y la incógnita del posicionamiento de su compañera María Luisa Segoviano, recién incorporada al tribunal- les ha obligado finalmente a llegar a ciegas al Pleno.

Balaguer era consciente de que contaba con el respaldo de los cuatro magistrados conservadores ahora en minoría –Concepción Espejel, Enrique Arnaldo, César Tolosa y el que ha ejercido de presidente interino, Ricardo Enríquez-–, y como en el caso de Conde-Pumpido, contando con el suyo propio le faltaba un solo voto para reunir los seis necesarios.

Así las cosas, el voto de Segoviano, expresidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo (la única mujer que ha presidido una Sala del alto tribunal) se antojaba decisivo. Elegida por unanimidad por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a propuesta del bloque conservador, formaba parte de los aspirantes seleccionados por los vocales progresistas. Pero el sector mayoritario puso su nombre sobre la mesa (y el del conservador César Tolosa) para evitar el nombramiento del magistrado del Supremo José Manuel Bandrés (por quien finalmente se decantaron los vocales de la minoría), a quien presumían un candidato de Moncloa y cuyo respaldo a Conde-Pumpido para auparse a la presidencia se daba por descontado.

La magistrada tenía todas las de perder en caso de empate (ante una abstención de Segoviano), porque si ese fuera el resultado en primera y segunda votación, el nuevo presidente iba a ser Conde-Pumpido, por ser mayor que su oponente. Y es que el primer criterio de desempate se inclina en favor del magistrado de mayor antigüedad en el TC (ambos fueron elegidos por el Senado en marzo de 2017), pero si tampoco así se dirime la elección es el de más edad quien se impone. El ex fiscal general del Estado, de 73 años, es cuatro años mayor que Balaguer (Almería, 1953), por lo que resultaba investido presidente en ese supuesto.