Tarragona
Alfons López Tena, el converso que ideó «España nos roba»
Se muestra pesimista ante el 21-D. Cree que la sociedad catalana votará a los «suyos» aunque les engañen y sepan que la independencia no es posible
Es el «pepito grillo» del procés liderado primero por Artur Mas y luego por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, aunque lo niega con vehemencia «no, no por favor, lo dejé todo para que no me tildarán así. Lo que pasa es que la falta de análisis hace que las cosas pasen sin que nadie piense en el por qué». Alfons López Tena -Sagunto 1957– fue uno de los impulsores de los referéndums por la independencia, que se celebraron en muchas ciudades catalanas en los años 2010 y 2011, que surgieron «por la falta de discurso de los partidos catalanistas».
Abandonó muy críticamente el nacimiento del procés «me pareció que todo iba muy rápido. Pasaron de la autonomía a la independencia, sin pensarlo», sentencia y, para colmo «la legitimidad de esos referéndums era la participación, y sólo pretendían la agitación de los convencidos. La participación no importaba. No querían alcanzar la independencia, eran actos lúdico festivos. No iban más allá». Está convencido que esta anómala situación «se ha repetido hasta ahora. El independentismo no es una ideología, es la forma de pensar un estado, y el procesismo lo ha absorbido, con un significado vacío. Por eso, el fracaso. Lo han construido con una mentalidad autonomista y clientelar, casi feudal, de señor al masovero».
Licenciado en Derecho, notario de profesión, elegido a propuesta de CiU –militó en Convergència Democràtica– miembro del Consejo General del Poder Judicial, diputado por Solidaridad Independentista, liderada por Joan Laporta en 2010, fue el autor de un eslogan de fortuna «España nos roba», y a pesar de ello es muy crítico «con los excesos verbales realizados siempre mirando al Estado, con el objetivo de qué les hicieran caso. No tenían intención de llegar a nada, sólo pedían una oferta y como el Estado no respondía subieron el nivel de decibelios», sin entender que «en la cultura política catalana las palabras no significan nada, pero en la española si se utilizan algunas palabras se toca nervio».
Insiste en la idea de que el independentismo no era tal, sólo un espantajo para conseguir más competencias y también apunta con acidez a la falta de proyecto. En 2007 creó el Instituto de Estudios Soberanistas para explorar los caminos hacía un estado propio y lo fundó junto a Héctor López Bofill, hoy en las listas de Junts per Catalunya en Tarragona. Hoy están en las antípodas. Hoy esas ideas «se han estudiado, pero sin voluntad de aplicarlas». Concentra en una persona sus críticas más afiladas: Artur Mas, porque inició un camino para que un Parlament proclame la independencia. Nadie pensó que «un estado pudiera admitirlo».
No espera nada del futuro más inmediato porque volveremos «a lo de siempre. Som com som, som com tú, decía un eslogan de ERC, y es así. La sociedad catalana volverá a votar a los suyos, porque son los de casa. Con este criterio, no hay rendición de cuentas y da igual lo que propongan en las campañas electorales. Fíjese que llevan varios años prometiendo la independencia para el año que viene». Sobre el 21-D no piensa en cambios, más bien en trasvase de votos entre los bloques.
Desde su púlpito en las redes sociales, lanza sus dardos. Preguntado sobre el liderazgo del independentismo a partir de ahora es contundente en la respuesta «¿Importa? Si no hay líderes, no hay problema, se inventan de un día para otro. Igual que se inventaron a Puigdemont, ahora se inventarán a Elsa Artadi –directora de la campaña de Junts per Catalunya–. Pero da igual, sus votantes les seguirán. Su oferta política es el horizonte», la promesa de que la independencia es posible y «así enquistarán la situación» y «han jugado a la independencia. La independencia no es posible con estos dirigentes ni con este pueblo».
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