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Pablo Casado: «Conmigo no van a poder. No dimitiré»
El líder del PP retrasó su viaje a Colombia para «dar la cara» y afirmó tener «la conciencia tranquila»
El líder del PP retrasó su viaje a Colombia para «dar la cara» y afirmó tener «la conciencia tranquila».
A primera hora de ayer, lunes, un magistrado del Tribunal Supremo llamó a un alto dirigente del PP madrileño, con quien mantiene una antigua amistad: «Nos viene la pieza de Pablo». La noticia corrió como la pólvora y los teléfonos de la actual cúpula dirigente popular echaban humo. «Van a por él», era el unánime comentario de todos ellos, algunos ya fuera de Madrid en un pequeño descanso estival, mientras Pablo Casado hacía las maletas para viajar a Colombia. Un auténtico viaje «muy importante desde la oposición», como dicen en Génova 13, para que España esté también representada por su principal partido de centroderecha. Pablo ha sido invitado personalmente por el nuevo presidente electo colombiano, Iván Duque, de la misma línea ideológica, y tiene previstos encuentros con los primeros mandatarios de Argentina, Chile, Honduras, y el líder de la oposición nicaragüense. Será también uno de los principales líderes europeos en la cena de despedida del presidente saliente Santos, y en la posterior investidura de Duque.
La mañana fue frenética, pero Pablo no se amilanó. De inmediato contactó con su secretario general, Teodoro Egea, y con la eficaz jefa de comunicación, María Pelayo, una auténtica profesional de quien muchos que tanto presumen podrían aprender algo. «Hay que salir a dar la cara y yo retraso el vuelo a Bogotá», le ordenó a su fiel secretaria para que cambiara los billetes de inmediato. El sentimiento en la alta cúpula del PP era de gran indignación, ante un tema que consideran menor y de escasa repercusión profesional y académica. «Pero si yo no era nadie», repite hasta la saciedad el presidente del PP, en aquel tiempo un anodino diputado autonómico sin poder alguno. En la dirección del PP están convencidos de que existe una verdadera «caza de brujas» contra Casado, fruto de la fugaz llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, con unos datos económicos que falsea y que, en buena racha, ha heredado de Mariano Rajoy. «Cocinan el CIS y abrasan a Pablo». Así lo definen los nuevos dirigentes del PP, mientras arremeten contra otras trayectorias profesionales de una izquierda altanera que se cree intocable.
La clase política ahora en activo, la más lamentable y mediocre que se recuerda, está llena de currículos falseados, agrandados y manipulados. Véase con detalle los casos de socialistas como Pepiño Blanco, Susana Díaz, Patxi López, Ximo Puig y Oscar Puente, por no hablar de la flamante portavoz en el Congreso, Adriana Lastra, que no tiene ningún problema pues carece de cualquier doctorado. «En este país, mejor ser iletrado», dicen con sorna algunos profesores de la Universidad Camilo José Cela, una de las más elitistas privadas de la Fundación SEK, y dónde Pedro Sánchez parece que obtuvo su doctorado en Ciencias Económicas en muy pocos meses. Causa cierto estupor que un ateo militante y tan defensor de la enseñanza pública optara por una Universidad de pago privada, cuyos fundadores, y así lo atestigua quien esto escribe, porque allí me eduqué y pasé los años más importantes de mi vida docente, fueron siempre militantes de una religiosidad y valores inquebrantables, que nos inculcaban a prueba de todo. Una vez más, la falsa y repugnante demagogia de esta izquierda ignorante y trasnochada.
Firme y sin un paso atrás. Así es el estado de ánimo de Casado mientas vuela hacia Colombia. «Con la conciencia tranquila y el alma totalmente en paz», les dijo a los suyos poco antes de tomar el avión. Los pasos a dar son ahora los siguientes: los asesores jurídicos del PP estudian posible recurso a la sentencia de la juez Rodríguez Medel, que consideran desproporcionada y vengativa , contraria a derecho y, sobre todo, una apelación por absoluta indefensión. El argumento de su imposibilidad de acceso al sumario, mientras era investigado por el juzgado de instrucción, es uno de los pilares básicos en su estrategia de defensa. Junto a contravenir una doctrina de jurisdicción establecida y filtraciones que, en opinión de los letrados defensores y asesores del PP, vulnera cualquier elemental derecho de defensa.
Personal y políticamente fuerte. «Conmigo no van a poder», afirma rotundo el presidente del PP poco antes de viajar. Sabe que no lo tiene fácil, pero piensa aguantar. Para prueba, antes de emprender vuelo almorzó con su mujer Isabel y sus dos niños bajo una melodía del Dúo Dinámico, «Resistiré». Nunca mejor lema.
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