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Casado recupera a Aznar pero no el «aznarismo»
La foto con el ex presidente alerta a los «barones» y el PP la sitúa en la competencia con Ciudadanos
La foto con el ex presidente alerta a los «barones» y el PP la sitúa en la competencia con Ciudadanos.
El nuevo PP sí se hace fotografías con el ex presidente del Gobierno José María Aznar. Al menos su «número uno», Pablo Casado. Los últimos años de Mariano Rajoy al frente del PP fueron una sucesión de desencuentros con Aznar hasta la ruptura total, y ahí se acumulan los gestos de desvinculación con el proyecto del PP, la renuncia a la Presidencia de Honor y los guiños a Ciudadanos. De hecho, el organizador del Congreso de la sucesión, Luis de Grandes, persona de confianza del aparato «marianista», justificó que no se invitara ni siquiera a Aznar al cónclave de la pasada semana porque había reconocido en público su desvinculación con el proyecto popular. Visto lo visto, debía haber concretado que con el proyecto de Rajoy, porque sólo dos días después del relevo ya tiene su retrato en el despacho del nuevo líder del partido. Hacía dos años y siete meses que no entraba en la sede nacional.
La versión oficial del encuentro, dos horas de conversación, media hora más que con el presidente saliente, fue que se había desarrollado en un ambiente de «confianza y esperanza». Los dos habían abordado los principales desafíos que afronta España, como el reto independentista en Cataluña, y en la conversación también prestaron mucha atención a la política internacional. Desde el nuevo equipo de Génova enmarcaron la reunión en el objetivo de normalizar las relaciones, aprovechar la experiencia y volver a contar con ella, y demostrar que en el PP caben todos. Por eso Casado lo primero que ha hecho es reunirse con Rajoy y con Aznar, afirman.
La fotografía con Aznar tiene un valor simbólico, y también, sin duda, electoral. El ex presidente rompió con la anterior dirección del partido, o ésta rompió con él, las dos partes se echan la culpa. Pero Casado necesita tener de su parte la sensibilidad que representa el «aznarismo», aunque éste no vaya a marcar su proyecto político, precisan fuentes de su entorno, porque su reto es recuperar los votos que se han ido por la derecha y por el centro a Cs. Albert Rivera intentó ocupar ese espacio y Aznar le hizo el juego con Rajoy al frente del PP, ayer dejó claro que ya no mira a Ciudadanos. Y para Génova es todo un triunfo.
No obstante, Aznar ya no tiene peso en este PP, e incluso en el partido que hereda Casado hay serias distancias con el «aznarismo» y con lo que representa. En Andalucía, por ejemplo, entienden que apuntar en esa dirección no les va a sumar votos. Tampoco está en la órbita de Aznar uno de los principales valedores de Casado, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Ni otra de sus valedoras, aunque en retirada, la ex secretaria general María Dolores de Cospedal. Y «aznaristas» tampoco son dirigentes que están en su equipo de confianza y con los que ha hecho la campaña como Javier Maroto o Andrea Levy. A esta circunstancia hay que añadirle que la etapa de Aznar ha sufrido también de puertas adentro el desgaste por la herencia de los casos de corrupción con los que el PP ha tenido que lidiar, y tiene que seguir haciéndolo, políticamente y en los tribunales. Ahí está, por ejemplo, el caso de los «papeles de Bárcenas», pendiente del juicio que se celebrará a partir de otoño. Por tanto, la foto con Aznar es una imagen delicada, que levanta suspicacias internas y que políticamente, más allá del símbolo de la integración, también tiene un recorrido electoral discutible.
En las filas populares advierten, en ese sentido, que Casado no puede ni debe olvidar que su triunfo se sostiene en una suma de energías negativas contra la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. «Muchos le votaron a él, no porque se identificaran con su proyecto, sino porque querían que perdiese el de Soraya», señalan. Y en Génova, aún en fase de reorganización, saben que pasar por alto ese aviso puede traer problemas. De momento, ayer en más de una baronía sintieron «escalofríos» al ver a Aznar en el despacho del presidente nacional del PP. Creen que no deben olvidarse «su deslealtad» con el PP en los últimos años ni que «él es el principal responsable de los casos de corrupción que nos han hecho tanto daño». Además, tampoco quieren que el nuevo proyecto del PP se identifique con el «aznarismo».
Fuentes del entorno del presidente nacional matizan que no se trata de volver a identificar al PP con FAES ni someterse al proyecto de Aznar. «El proyecto de Casado consiste en sumar a todos, no hacer diferencias entre unos y otros, y permanecer unidos». Pero con un proyecto propio, «frente al exterior pero también frente a Aznar», avisan voces que han sido determinantes en el triunfo de Casado en el Congreso.
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