Mariano Rajoy
Cs rectifica con la cadena perpetua revisable para competir con el PP
Rajoy participará el domingo en una convención para blindar la ley ante la oposición.
Rajoy participará el domingo en una convención para blindar la ley ante la oposición.
El nuevo periodo de sesiones en el Congreso representa la oportunidad para el PP de retomar la iniciativa y hacerlo, además, recortando espacio a los de Albert Rivera, la formación que directamente le disputa «sus» votantes. Y es que si las elecciones catalanas han supuesto para el líder de Cs ganar la centralidad del tablero político, su zigzageo en materias de hondo calado social, muy significativas entre los electores de centro derecha, son el talón de Aquiles de los naranjas, según consideran los estrategas populares.
En este sentido, el Grupo Popular llevará al Pleno –definitivamente será el 13 de febrero– una proposición no de ley de defensa de la prisión permanente revisable. La medida, sólo aplicable a delitos de especial gravedad, corre el riesgo de desaparecer y el propio Mariano Rajoy encabeza ya este próximo domingo una convención nacional del PP en Córdoba dedicada a blindarla. A nadie se le escapa que el objetivo añadido pasa por distinguirse de un Rivera a quien los sondeos sitúan como el adversario a contener.
La abolición de la prisión permanente, promovida por el PNV al estimarla «inconstitucional», cuenta con el apoyo de toda la oposición, encabezada por el PSOE, y, ojo, con la inexplicable abstención de Cs. En la excepcionalidad, precisamente, insiste el Gobierno de Rajoy, dejando claro que es una medida prevista para asesinatos con violencia sexual, crímenes múltiples, asesinatos de menores o casos de genocidio. Es decir, para defender a los ciudadanos de los criminales más inhumanos. Rivera y los suyos han buscado sacudirse su rara postura aupados en un confuso discurso del cumplimiento íntegro de las penas, pero resistiéndose a ir más allá. Se declararon no partidarios de la prisión permanente revisable al dudar de su inconstitucionalidad y mantienen que es el Constitucional el que tendrá que determinar si es compatible con la Constitución.
Pero ayer, los de Rivera sorprendieron con el registro de una enmienda a la totalidad del texto del PNV que trata de endurecer su posición sobre la prisión permanente revisable. Buscando contener la vía de agua abierta plantean elevar de 15 a 20 años el cumplimiento mínimo de los condenados sometidos a la reforma estrella popular en materia judicial para acceder al tercer grado. Mientras, el PP ha aireado entre bambalinas la apuesta naranja, negro sobre blanco, en la página 56 de su acuerdo de investidura con Pedro Sánchez, por la «derogación inmediata de la prisión permanente revisable incluida hoy en el Código Penal».
Los populares han logrado de los naranjas un cambio de criterio. El espantoso y reciente caso de Diana Quer ha disparado además el apoyo social a la prisión permanente revisable. La tensión entre PP y Cs promete agrandarse estos días. Lloverá sobre mojado porque la relación entre populares y naranjas hace tiempo que no es la mejor posible, estando incluso en el aire la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2018.
Empiezan a escasear entre Albert Rivera y Mariano Rajoy las llamadas y mensajes. Desde luego, PP y Ciudadanos mantienen contactos porque son «socios preferentes». Aunque, la convivencia se hace muy cuesta arriba. En el Congreso el nivel de hartazgo de los populares con los naranjas es cada vez mayor. Y en algunas regiones y ayuntamientos las cosas están aún peor.
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