Prisiones
¿Cuáles son las drogas que más entran en las prisiones españolas y cómo lo hacen?
La cárcel de Estremera, en Madrid, donde más droga se ha decomisado
Las drogas continúan siendo uno de los mayores desafíos para las instituciones penitenciarias en España. Según los últimos datos oficiales, durante el último período se han decomisado miles de dosis y gramos de sustancias estupefacientes y psicotrópicas en los centros penitenciarios de todo el país.
Entre las drogas más incautadas figuran el cannabis (9.843 gramos), la cocaína (3.029 gramos) y la heroína (725 gramos), aunque también se han detectado cantidades significativas de otras sustancias psicoactivas, benzodiacepinas, alucinógenos, antipsicóticos y antidepresivos, muchos de ellos en formato de pastillas, líquidos, polvos o papel impregnado.
El centro penitenciario con mayores incautaciones es Estremera (Madrid VII), con casi 1.500 gramos de cocaína y más de 255 gramos de heroína, seguido de Puerto III (Cádiz), Málaga, Topas (Salamanca), Córdoba, Algeciras y Murcia II, que reportan cifras igualmente elevadas de sustancias ilegales y psicotrópicas.
Destaca también la presencia de opiáceos y psicofármacos no autorizados, lo que sugiere un uso indebido de medicamentos con prescripción, utilizados por internos como alternativas de consumo o tráfico dentro del recinto.
Además de drogas tradicionales, se han encontrado parches impregnados, pulverizadores nasales, y hasta papeles y objetos con sustancias absorbidas, lo que evidencia una sofisticación creciente en las formas de introducir estupefacientes en prisión.
Los sindicatos de funcionarios y asociaciones de trabajadores penitenciarios han advertido repetidamente sobre la falta de recursos, los déficits en vigilancia y la necesidad urgente de modernizar los sistemas de control, sobre todo en accesos, paquetes, visitas y zonas de trabajo interno.
¿Cómo entra la droga en prisión?
Una de las formas más comunes es a través de las visitas, donde familiares, amigos o parejas intentan introducir la droga oculta en ropa, alimentos, objetos personales o incluso en cavidades corporales. En algunos casos, las visitas íntimas también se utilizan para este fin.
Otra vía preocupante es la complicidad de algunos trabajadores externos, quienes, a cambio de sobornos, acceden a introducir sustancias prohibidas.
También se han detectado intentos de introducir droga mediante envíos postales o encomiendas, camufladas en libros, cosméticos o paquetes de comida.
En los últimos años, ha aumentado el uso de drones, que lanzan paquetes con droga y teléfonos móviles directamente al interior de los patios o zonas comunes del penal.
Además, hay casos de internos recién ingresados que transportan la droga en su cuerpo y la expulsan una vez dentro del centro.
Las autoridades penitenciarias continúan implementando medidas para detectar y frenar estas prácticas, aunque el ingenio de quienes intentan burlar los controles sigue siendo un desafío constante.
Droga vía aérea
El uso de drones para introducir droga y objetos prohibidos en las cárceles se ha convertido en una práctica cada vez más habitual. Este método permite a los implicados sortear la vigilancia desde el exterior, dejando caer los paquetes en patios o zonas menos controladas del recinto penitenciario. A continuación, se detallan algunos casos registrados en España:
En Sevilla II (Morón de la Frontera, 2023), funcionarios de prisiones frustraron un intento de introducir droga y teléfonos móviles mediante un dron. El aparato fue detectado sobrevolando la prisión, lo que activó un operativo de requisa nocturno en el módulo de aislamiento, donde se recuperaron los objetos prohibidos.
En el Centro Penitenciario de Albolote, (Granada) la Guardia Civil detuvo a un hombre por utilizar un dron con el que presuntamente introducía droga y teléfonos móviles en la prisión. La operación se realizó en una zona cercana al embalse del Cubillas, y la investigación apuntó a una organización dedicada a estas prácticas.
También en la de Valdemoro se ha recurrido a este método mucho antes. Un dron dejó caer dos paquetes en uno de los patios, que contenían hachís y teléfonos móviles. Hasta en tres ocasiones se produjo ese suceso lo que alertó a los responsables penitenciarios sobre un posible patrón de actuación.
Botafuegos (Algeciras), también se empleó un dron para introducir hachís, cocaína y teléfonos móviles, pero perdió el control y cayó accidentalmente en la terraza de un vecino que vivía cerca de la prisión. La Policía Nacional recuperó el dron, lo que permitió destapar un nuevo intento de introducir droga por vía aérea.