Opinión

Dígase la verdad

Desde que a Sánchez se le quitó el insomnio que le provocaba Pablo Iglesias esta legislatura sobrevive a costa de mentir y del todo vale siempre

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro SánchezAlberto R. RoldánLa Razón

Ciertamente casi ningún ministro del Gobierno tiene la suficiente personalidad y coraje para salir del “relato” impuesto. Si lo hicieran, si de verdad entendieran por qué todos los meses reciben un sueldo pagado por sus compatriotas, le hubieran cortado la nariz de Pinocho a Pedro Sánchez hace tiempo.

Como sabrán, no nada de eso sucede, y por eso todos a una y cada cual con su venta ambulante, promete “decir la verdad” en cuanto ven un micrófono a dos metros de distancia. Parecía que participan en una de esas películas americanas malas que nos tragamos los niños de EGB en los ochenta donde el acusado juraba ante el juez que no iba a soltarle una trola: “Y nada más que la verdad!”. Aquello le daba una pátina de falso inocente al convicto, tan dura, que luego era el fiscal el que tenía que sacar su culpabilidad con un martillo y un cincel. Viendo a Irene y María Jesús Montero asegurar que no mentirán ante los españoles y las víctimas de la “Ley saca violadores” lo que se escuchan son las carcajadas enlatadas de las series de los 80. No se lo creen ni ellas mismas. ¿Decir la verdad?, pero si este Gobierno llegó con una mentira debajo del brazo del tamaño de una telera de pueblo, por Dios bendito.

Desde que a Sánchez se le quitó el insomnio que le provocaba Pablo Iglesias hasta el ridículo de la descomposición actual de la “coalición”, esta legislatura sobrevive a costa de mentir y del todo vale siempre. Al único al que no se le miente, porque no se puede, es al rey de Marruecos, que lo pone firme con una llamadita de teléfono. Qué envidia me profesa Mohamed VI. Mentir a ciertas edades puede resultar hasta tierno, cuando se hace compulsivamente ocupando un cargo público de relevancia no tiene gracia y es grave. Desde hace unas semanas, al calor y olor de las elecciones, el gobierno es ya un corral constante, una bomba a presión que va a durar lo que pueda aguantar el presidente. Generando y tapando mentiras para intentar prolongar su inapelable salida. No nos mienta, no se engañe, ya no hace gracia, convoque elecciones.