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El PSOE avala a Susana Díaz frente a Pedro Sánchez

La presidenta andaluza se ha reunido con Chacón y Madina. Los «barones» creen que el adelanto electoral beneficia al partido

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, se mostró abatido y cabizbajo en el Congreso de los Diputados
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, se mostró abatido y cabizbajo en el Congreso de los Diputadoslarazon

El miércoles de la pasada semana, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, despejaba la incógnita de un adelanto electoral en Cataluña. La fecha elegida, el 27 de septiembre. Mas despejaba sus incertidumbres –al menos sobre el papel– y su decisión de forma indirecta ayudaba a la inquilina del Palacio de San Telmo en Sevilla a tomar las suyas.

La presidenta andaluza llevaba tiempo analizando la situación y escudriñaba la posibilidad de adelantar los comicios. Lo ha hecho con su círculo más cercano, con los secretarios provinciales del socialismo andaluz, con los líderes territoriales del PSOE, con la vieja guardia socialista –Felipe González incluido– y con dirigentes socialistas que han tenido un papel destacado en los últimos años como Carme Chacón o Eduardo Madina.

Susana Díaz ha tomado nota de las variables del particular puzzle de la política española y ha escuchado opiniones. En síntesis, éstos son los problemas. 1.- El PSOE, en el conjunto de España, no atraviesa su mejor momento y la polarización del debate político entre el PP y Podemos lo deja en un papel de convidado de piedra. 2.- Pedro Sánchez, a su juicio, no ha sido el revulsivo esperado, al margen de que la desconfianza entre ambos ha ido creciendo enteros en las últimas semanas. 3.- Para Díaz, el líder del PSOE rompió el pacto que le aupó a la secretaría general porque se postulaba como candidato a la presidencia del Gobierno, hecho este no contemplado en los acuerdos de julio. 4.- Sánchez, ciertamente ha frenado la sangría que había acumulado Rubalcaba pero las encuestas no hacen presagiar que sea un revulsivo de forma inmediata. 5.- La interinidad del Gobierno andaluz es cada día más evidente. Izquierda Unida quiere someter a su militancia la continuidad del pacto de gobierno. Y lo hará en el mes de junio, un mes después de las elecciones municipales. 6.- Las elecciones municipales y autonómicas se antojan un examen con un aprobado más que discutible.

Conclusión: hay que mover pieza. La convocatoria catalana ayudó a tomar la decisión final. Susana Díaz adelantará elecciones para insuflar al PSOE moral de victoria y volverlo a situar en las quinielas electorales, tanto de las municipales y autónomicas como en las generales. La fecha elegida, el 22 de marzo. El adelanto pilla con el paso cambiado a sus rivales. El PP está débil y su candidato no cuaja, Izquierda Unida está inmersa en sus crisis y Podemos no está armado en Andalucía. No coincidirán con las catalanas porque éstas se harán demasiado tarde. La jugada es arriesgada pero, en palabras de un líder socialista, «quién no arriesga no cruza la mar».

A partir del miércoles se acelerán los acontecimientos. Felipe González lanza sus consignas en el «Diario de Sevilla» apostando por Susana Díaz. Quizás eran las conclusiones de reuniones que ha impulsado el histórico líder socialista. El domingo, desde el PSOE andaluz se filtra una reunión de Susana Díaz con los secretarios provinciales prevista desde hacía semanas. Era una reunión ordinaria, pero se le reviste de «glamour». Se desatan los rumores de adelanto electoral que se confirman el lunes. Ese día, el diario «Sur de Málaga» explica que Susana Díaz está embarazada. La presidenta andaluza lo confirma ese mismo día en la inauguración de una guardería en Jerez de la Frontera. En estas horas convulsas, Díaz lanza su pulla final: Andalucía está en manos de la inestabilidad.

Los dirigentes socialistas consultados circunscriben el movimiento de Díaz a Andalucía pero también lo ven con un efecto balsámico para el conjunto del socialismo. «Estamos cayendo por una pendiente. No hacer nada lleva la caída hasta el final y el movimiento de Susana frena esta caída». Sin embargo, en la calle Ferraz, la sede de la ejecutiva federal, no lo ven así. Las relaciones entre Díaz y Sánchez son frías y distantes. Muy al contrario que las relaciones de Susana Díaz y Carme Chacón, que «hablan cada día por teléfono». Estas relaciones sólo se enfriaron unos días después de las elecciones europeas lo que llevó a Chacón a retirarse de la carrera en el PSOE.

Sánchez el lunes cuestionaba el adelanto electoral que se atribuía a Díaz. Su desconexión quedó en evidencia porque al mismo momento Díaz abría el melón. El secretario general del PSOE lo consideró una deslealtad y pasó al contraataque. El martes salió en defensa de las primarias y afirmó que «las iba a ganar». «Nadie le preguntó por esto», afirma un diputado socialista para añadir «Pedro denotó con esta actitud nerviosismo porque Susana sólo ha planteado un movimiento ahora, del segundo acto no ha dicho nada, y esto dependerá mucho del resultado del 24 de mayo».

En esta línea se manifiesta también el secretario de los socialistas castellanomanchegos, Emiliano García-Page. En rueda de prensa lanzó sus cariños a Susana Díaz pero en privado apunta que ahora lo que toca «es suturar heridas y no hacerse el haraquiri antes de las municipales». La mayoría de los dirigentes territoriales mantienen esta posición. Les parece bien el movimiento de Díaz pero no quieren abrir el melón de las primarias ni de la candidatura a la presidencia del Gobierno. Todos parece que están en eso. Todos, excepto José Bono y José Luis Rodríguez Zapatero, que en plena tormenta filtran una reunión con los líderes de Podemos. Una reunión que se produjo antes de Navidades y que sale a la luz el día que Zapatero acude a una entrevista en la Cadena Ser y define a Díaz como «la mejor gobernante actual». «Esto es muy de Pepe Bono, y Zapatero está aburrido», sentencia un dirigente socialista no muy satisfecho con la celebración de este encuentro.

Ayer a Pedro Sánchez se le vio tenso y serio. No es para menos. Siempre afable con los periodistas, en esta ocasión los rehuyó. No hay empatía con los diferentes sectores del PSOE y tampoco con algunos miembros de su ejecutiva. Sin embargo, no parece que se rinda ni que no esté dispuesto a vender cara su piel. En Ferraz todos muestran buenas maneras y prudencia, pero la procesión va por dentro. Un miembro de esta ejecutiva no tiene pelos en la lengua para decir que «habrá primarias y habrá más de un candidato, y serán reñidas», todo un aviso a navegantes.

Díaz guarda bien sus tiempos. Hasta el momento no habla de sus aspiraciones a dirigir el PSOE, «lo cual es lógico, porque todavía no estamos en eso», apuntan otros dirigentes que quieren «esperar y ver lo que pasa. No hay que construir la casa por el tejado». Otro es más explícito: «Díaz no ganará en Andalucía para irse. Se quedará y gobernará. Otra cosa es que haga oír su voz y apueste por un candidato en las primarias». En este punto, vuelve a aparecer Carme Chacón. Su buena relación con Díaz la pone en la línea de salida, y sus relaciones con Pedro Sánchez no se pueden calificar de cordiales. Hay frialdad. En la manifestación que se realizó ante la embajada de Francia tras los atentados de París, Chacón asistió acompañando a Zapatero. Sánchez llegó más tarde y se la encontró allí. Donde no se la encontró fue en Estados Unidos. Sánchez cruzó el océano sin la compañía de su secretaria de Relaciones Internacionales. Así las cosas, no es de extrañar que algunos diputados socialistas vean «desolado» a su secretario general. Ahora toca esperar al siguiente movimiento de Díaz. Convocará elecciones con seguridad pero hasta el martes 27 mantendrá la llama encendida centrando en ella toda la atención mediática. El día 22 de marzo tiene todos los números. Es el Día Mundial del Agua. Ciertamente, pase lo que pase en Andalucía, lo único seguro es que alguien la tendrá al cuello.