Vivienda social
Espinar debió declarar a Hacienda el «préstamo familiar» de su piso
Desconoce si lo hizo y emplaza a la Agencia Tributaria a investigar cualquier irregularidad
Desconoce si lo hizo y emplaza a la Agencia Tributaria a investigar cualquier irregularidad
Crecen las presiones para que Ramón Espinar dé un paso atrás y asuma las responsabilidades políticas derivadas de una plusvalía de unos 35.000 euros que logró al vender una vivienda en la que no llegó a poner ni un pie en un municipio en el que no estaba empadronado. Mientras se pide la dimisión del portavoz, Espinar sigue sin aportar documentación que ayude a comprender una operación inmobiliaria que, aunque fue realizada antes de que Podemos existiera, pone en tela de juicio el papel de «azote de la especulación» que el dirigente morado se había arrogado.
Una de las zonas de sombra que aún no han sido esclarecidas es la naturaleza del «préstamo familiar» que Espinar recibió de su padre, madre y abuela y que le permitió hacer frente al pago inicial que le exigía la cooperativa. La normativa fiscal obliga a que este tipo de préstamos se formalicen tanto en el caso de tratarse de una donación como de un préstamo personal. En el primero de los casos, la donación, la Comunidad de Madrid tiene prevista una bonificación del 99% del impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados para la cantidad prestada por los padres de Espinar (no para la aportada por su abuela). El 1% que la Comunidad de Madrid no bonifica junto a la necesidad de que el donatario justifique el origen de las aportaciones en metálico existen precisamente para que actúen como elemento de control tributario. Para que la bonificación exista es obligatorio que se realice un documento público –que Espinar aún no ha sacado a la luz– y que cuando se trate, como en este caso, de donaciones en metálico o depósitos en cuenta se justifique el origen de los fondos. Se da la circunstancia de que el padre de Ramón Espinar, uno de los familiares que le prestó el dinero, está imputado en el caso de las tarjetas «black» de Caja Madrid por haber efectuado 178.400 euros en compras con estos medios opacos. Las fechas en las que Espinar padre usó la tarjeta «black» (2003-2011) coinciden con el momento en el que se efectuó este préstamo (2006) del que la opinión pública aún no ha recibido.
Aunque el préstamo esté exento del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, es decir, aunque no genere una cuota tributaria a pagar, hay que declararlo ante Hacienda en cualquier caso, identificar a las partes, el importe, los plazos de devolución y la fecha, así como el resto de estipulaciones que entre ambos acuerden. ¿Dejó algún tipo de rastro documental el préstamo familiar recibido por Espinar o se hizo de espaldas a la Administración? No haber declarado el préstamo ante Hacienda sería una infracción leve, que, en cualquier caso, ya habría prescrito al haber pasado cuatro años desde el préstamo. Ayer, Espinar no fue capaz de precisar si había cumplido con las obligaciones tributarias debidas. «Tendría que buscar las declaraciones», dijo al tiempo que emplazaba a Hacienda a investigarle.
El caso de la venta del piso de Espinar amenaza con ensombrecer su campaña para las primarias de Podemos en Madrid. El dirigente morado intenta sin éxito que no interfiera en su candidatura y la imposibilidad de separar ambos aspectos comienza a hacerse palpable. Ayer, Espinar programó unas declaraciones a los medios de manera previa a la presentación de la candidatura para que los periodistas no sacaran el tema a colación durante su intervención, pero no lo consiguió. Por ello, se mostró especialmente altivo con los periodistas, a quienes afeó que no estaba allí para hablar de ese tema ante la insistencia de sus preguntas. La visión conspiranoica de la formación llega a tal punto que ayer desde Podemos se apuntaba a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, como origen de la filtración de la información, para quitar el foco del posible «fuego amigo» de Rita Maestre.
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