Cambios en la dirección del PP
Feijóo da otro «golpe» en favor del ala moderada
Relega a Carmen Navarro, contraria al 8-M y al aborto. Moreno cuela a otro «peón» y el vasco Sémper amplía su poder
Los cambios que hoy aprobará el Comité Ejecutivo del PP en la dirección del partido han sido leídos dentro de la organización política en base a tres claves. Por un lado, como un nuevo «golpe» del líder popular en favor de la moderación. El movimiento más significativo afecta a la Vicesecretaría encargada de las Políticas Sociales, que hasta ahora ocupaba Carmen Navarro. Alberto Núñez Feijóo desplaza a Navarro a un segundo nivel del organigrama, en la coordinación de los estudios y análisis del partido, pero le deja también como premio de consolación un puesto en la Mesa del Congreso de los Diputados, que, sobre todo, le garantiza mantener unos privilegios ligados al cargo.
En cualquier caso, se relega dentro de Génova a una persona que se ha identificado internamente con los posicionamientos más conservadores. En las reuniones del Comité de Dirección ha defendido no celebrar el 8-M, se ha posicionado en contra del aborto, y también su equipo promovió una enmienda a la Ley Trans, que no llegó a materializarse, y que defendía las terapias de conversión. En su equipo había recuperado a Pilar Marcos, la mano derecha de Cayetana Álvarez de Toledo, exportavoz parlamentaria.
Feijóo quiere darle un impulso al área social del partido y tira de cantera con el nombre de Carmen Fúnez, que dirigirá una nueva Vicesecretaría de Políticas Sociales y Reto Demográfico. Navarro y Fúnez vienen de Castilla-La Mancha, con lo que se respetan los equilibrios territoriales. Pero el perfil de la nueva vicesecretaria es opuesto al de su predecesora. Ha sido presidenta de Nuevas Generaciones, senadora, diputada en las Cortes de Castilla-La Mancha y presidente de la Confederación de Mujeres en Igualdad, además de ponente de la Ley de Igualdad. María Dolores de Cospedal, como líder manchega y secretaria general, la apartó del primer plano, y Pablo Casado acabó de laminarla. Fue el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, quien la rescató como asesora. Por eso, en los cambios que hoy se aprueban en la dirección también se ve un refuerzo de la alianza y de la influencia del andaluz en Génova. Con sus tres peones: Juan Bravo, Elías Bendodo y Carmen Fúnez.
El líder popular esponja su cúpula bajo el lema de que incorpora nuevo talento y amplía su equipo. Cuando en realidad esto le sirve también para ir haciendo una revisión de piezas, «suave», que supone ir tomando algunas de las decisiones que evitó en su aterrizaje en Madrid para no crear más tensiones en un partido que atravesaba una de sus crisis internas más grave.
Fuentes de la dirección del PP confirmaron ayer a este periódico que habrá más cambios en el equipo, pero se materializarán ya de cara a las elecciones generales. Sin perjuicio de nombres que puedan seguir incorporándose al PP. Todavía tienen pendiente, por ejemplo, presentar en sociedad la nueva fundación del partido y la cara que la representará.
Para el PP también es significativa la consolidación de Borja Sémper en la nueva estructura de dirección. Su recolocación entra dentro de lo que ya «habló» con Feijóo antes de tomar su decisión de abandonar la actividad privada para volver a la política. Ahora asume la Vicesecretaría de Cultura y Sociedad Abierta, con competencias en Educación y en Reto Digital.
Con las vicesecretarías de Fúnez y Sémper el líder popular responde, asimismo, a la decisión de Génova de dar un paso al frente y disputar la batalla electoral en el terreno ideológico y social que intenta capitalizar la izquierda. En Cultura, con ese tándem entre Sémper y Jaime de los Santos, el PP se abre a hacer un discurso abandonado hasta ahora por otras direcciones nacionales del partido y que ha llevado a que la defensa de la cultura y del talento del país parezcan patrimonio de la izquierda. Feijóo quiere dar a la Cultura el rango de política de Estado, como elemento transversal, informó ayer el PP, lo que entre líneas quiere decir que pasa también a «pelear» por el voto más de centro en este ámbito. Igual que en el compromiso con la Educación, «como mejor garante de la igualdad de oportunidades y herramienta fundamental en el crecimiento y en la creación de empleo».
Estos nombramientos serán ratificados hoy por el Comité Ejecutivo: en la lista hay otro nombre nuevo, el de David Parry, que entra en la Secretaría de Acción Electoral, y que supone un guiño al PP catalán.
Feijóo sigue haciendo gestos hacia el ala moderada del partido, pero, sobre todo, en dirección a ese proyecto electoral transversal que en Génova quieren construir para las elecciones generales. Un «partido de mayorías». Desde hace ya un año, más de medio millón de votantes socialistas vienen manteniendo en las encuestas su intención de otorgar su voto en diciembre al bloque de la derecha. La izquierda confía en poder activar a sus electores con la gestión económica gubernamental. Pero la indulgencia del votante de izquierdas se circunscribe sólo al ámbito económico, y puede quedar neutralizada por las consecuencias del «caso Mediador».
No obstante, el Gobierno seguirá insistiendo en el plano económico y perfila ya un nuevo paquete social que pretende llevar al Consejo de Ministros antes de las elecciones autonómicas y municipales. En él ampliará las ayudas directas, como el cheque de 200 euros, en base a la recaudación extraordinaria. Las cifras se conocerán a finales de este mes, pero desde el Gobierno ya han adelantado que puede estar en unos 10.000 millones por encima de lo previsto.
El PSOE también busca dar un golpe de efecto con la aprobación de la ley de Vivienda. Los socialistas llevan días «calentando» el clima con el anuncio de que es inminente su entrada en el BOE, un optimismo que se han encargado de ir matizando los socios. Moncloa teme que la imagen de división de la coalición afecte a la movilización de la izquierda y por eso está apretando la agenda para poder vender «acuerdos» que tapen la ruptura ante el feminismo.
En la estrategia opuesta está Podemos, que no deja de insistir en tensar la cuerda con el PSOE.
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