Asunción
Giro a la izquierda
Los tres candidatos rivalizan por convencer a la militancia con más medidas de regeneración, en un debate de «guante blanco» en el que hubo algún rifirrafe entre Eduardo Madina y Pedro Sánchez
Los tres candidatos rivalizan por convencer a la militancia con más medidas de regeneración, en un debate de «guante blanco» en el que hubo algún rifirrafe entre Eduardo Madina y Pedro Sánchez
El PSOE tiene censados a casi 200.000 militantes. Muchos menos, casi la mitad, de los que fueron llamados a las urnas en las primarias protagonizadas por Joaquín Almunia y José Borrell. Temen en muchas federaciones que la militancia no esté motivada por la cita y que la abstención sea la gran vencedora. La preocupación tiene su fundamento. Un dirigente local le ponía nombre y apellidos. «El censo no está pulido. Los militantes son muchos menos de los que figuran en las listas. La abstención está garantizada. Es un error hablar de 200.000 militantes cuando sabemos que estas cifras no se atienen a la realidad». Con este estigma, los candidatos a la Secretaría General del PSOE llegaban bien pertrechados al debate. Se lo habían preparado a conciencia porque abrir las urnas en el PSOE es abrir la caja de Pandora. Puede pasar cualquier cosa porque la militancia está «muy quemada». Los candidatos sonreían acompañados de Pérez Rubalcaba a su llegada a la calle de Ferraz. La procesión iba por dentro. Sánchez con camisa blanca. Madina, de azul y americana del mismo color. Ambos con tejanos. Pérez Tapias con traje gris. Aguantaron con estoicismo el aluvión de fotos y cámaras y se acercaron a los atriles. El primero en llegar, Sánchez. Se quedó de pie. Pérez Tapias llegó el segundo. Se sentó en el taburete. El tercero en llegar, Madina, ya sin chaqueta y con la camisa arremangada, dio un trago de agua. Se quedó de pie. Para no quedarse en minoría, Pérez Tapias relegó su taburete.
La primera intervención marcó el ritmo y dejó los primeros golpes de efecto. Pérez Tapias saludó en todos los idiomas del Estado. Sánchez lanzó un dardo a Podemos: «El PSOE no está formado por casta, está formado por gente con casta». Madina se reivindicó: «Soy socialista vasco». Madina y Sánchez asumieron el protagonismo de los que pueden ganar. Su discurso estaba construido como el del secretario general. Pérez Tapias no asumió su papel de convidado de piedra y se bregó con solvencia en los temas más espinosos, con planteamientos solventes que apuntaban directamente a la militancia, que como dijo Sánchez «está más a la izquierda que la ejecutiva federal».
Se habló de todo. De corrupción también. Sánchez y Madina se quedaron en veleidades –dimisión por inicio de juicio oral o derogación de los indultos– ,aunque Sánchez estuvo listo y lanzó un guiño a Susana Díaz y a su actuación en el caso de los ERE. Madina se quedó en un fuera de juego mucho más evidente cuando intervino Pérez Tapias, que reivindicó «asumir responsabilidades políticas porque los ciudadanos esperan que se asuman responsabilidades», en clara referencia al caso andaluz.
El modelo de Estado hizo su presencia con Madina y Sánchez mareando la perdiz. Por el contrario, Pérez Tapias no se anduvo por las ramas. Se mostró claro, republicano, con respeto al Rey y a favor de convocar una consulta popular. La crisis catalana hizo acto de presencia. Los tres candidatos coincidieron en su defensa de la reforma federal. Sánchez tuvo un recuerdo para el dimitido Pere Navarro, primer secretario del PSC, y reivindicó al socialismo catalán como integrador. Pérez Tapias, contundente: «No es lo mismo un referéndum consultivo que un referéndum por la autodeterminación».
El tono de los candidatos distaba mucho de ser agresivo. Algún rifirrafe pero sin aspavientos. Se habló del partido del futuro: «Conozco el partido de hace tiempo» –Madina– o «cambiar el partido desde abajo, no un cambio dirigido» –Sánchez–. Y todos dejaron la puerta abierta –las giratorias las cerraron los tres de golpe– a las primarias. Se convocarán en noviembre. Pérez Tapias no se presentará. Madina, si pierde el congreso, tampoco. Sánchez, indefinido.
En temas económicos, coincidencia. Los tres pidieron un PSOE más de izquierdas. Las medidas de Zapatero de 2010 pesaron en sus propuestas. Pérez Tapias dio un nuevo zarpazo. Todo vale «excepto la gran coalición, que es la gran trampa» y criticó con dureza la reforma exprés de la Constitución. Rubalcaba tuvo que removerse en su sillón. Minutos más tarde Sánchez puso el dedo en la llaga: «El último error del PSOE fue el indulto a Sáez». Rubalcaba volvió a removerse. Tampoco Madina se quedó corto. Duras críticas a la política bancaria y a la política de cajas de ahorro para apostillar que «fue un error no eliminar el concordato con la Iglesia». Rubalcaba se levantó de su sillón. Tras c asi dos horas de debate, los tres candidatos dejaban claro que en el PSOE se pone punto y final. El próximo párrafo de su historia estará a cargo de otra gente. Los candidatos han aprobado el debate. Ahora tendrán que sacar nota en las urnas.
Con la vista en las urnas Tanto los militantes como los candidatos resaltaron la importancia de acudir masivamente a las urnas el próximo 13 de julio para elegir al nuevo líder
Un proceso «histórico» Aunque algunos acusan a Madina de cambiar las reglas del juego, todos están de acuerdo en señalar la importancia histórica del proceso.
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