Opinión
Independentistas divididos y enfrentados
Todo indica que el voto independentista se fragmentará, pero no hay que olvidar otras batallas intestinas que se avecinan. ¿Quién será el candidato de ERC?
#aneualamerda -iros a la mierda- se puso ayer de moda en las redes sociales tras conocerse el acuerdo entre Junts per Catalunya y el PSOE. Lo puso de moda Puigdemont -y su musa habitual, Pilar Rahola- en mayo de 2022. El propio Puigdemont decía en un tuit “me sumo #aneualamerda. No nos podemos sentar más en ninguna mesa con esta gente hasta que tengamos que decidir los términos de la separación”, en referencia al Estado tras el Catalangate. Un año y medio después el independentismo más radical hizo suyo de nuevo el hashtag y arremetió con dureza contra el nuevo botifler del independentismo: Carles Puigdemont.
La ruptura independentista se hizo evidente. La CUP empezó la jornada tratando de que el Parlament volviera a las andadas y creara una comisión para elaborar un nuevo referéndum de autodeterminación. Junts y ERC no se salieron del guion y tumbaron la propuesta junto al resto de los grupos, excepto Ciudadanos que no participó en la votación. Sin duda, la CUP ya no es lo que era cuando en 2015 envió a Artur Mas a la papelera de la historia y marcaba la política catalana.
Carles Puigdemont se afanaba en esos momentos en presentar su acuerdo con el PSOE que firmaba Jordi Turull como secretario general de Junts. El acuerdo desató las iras de los más radicales que se tiraron a la yugular del otrora “president legítimo” y llevó a la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, Dolors Feliu, al Parlament a registrar una petición para que la cámara catalana “apruebe de forma inmediata una resolución que impulse un pacto para conseguir levantar la suspensión de la Declaración Unilateral de Independencia”, en referencia directa a la suspensión que realizó Carles Puigdemont ocho segundos después de declarar la independencia de Cataluña. Sin duda, el movimiento de Dolors Feliu es un paso más para formalizar un espacio político en el independentismo al margen de Junts y ERC.
Mientras Puigdemont veía abierta una “etapa inédita” y sacaba pecho por su acuerdo con el PSOE, en ERC tiraban de ironía y no escondían su satisfacción. “El procés ha muerto, viva el procés”, resumía un dirigente republicano que se congratulaba de que Junts abandonara su “confrontación inteligente” y se sumara al diálogo con el Estado porque Puigdemont con su acuerdo enterraba los conceptos más básicos que habían sustentado el procés desde 2012. Más de uno se refería ayer a los acuerdos “supuestamente” arrancados al PSOE como “Mesa de Diálogo dos”, porque en la acordada por ERC en 2019 los republicanos ya plantearon hablar de referéndum y modelo de financiación. “No hay nada nuevo”, agregaban. En este punto se equivocaban. Sí hay un elemento nuevo y de importancia, detonante de la reacción airada de los más radicales. Puigdemont puso en valor el referemdum del 1 de octubre, pero al mismo tiempo renunciaba a la unilateralidad volviendo a la Constitución. “Junts propondrá celebración de un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Catalunya amparado en el artículo 92 de la Constitución”.
Para ERC “abrir una nueva etapa” y “resolver el conflicto”, que figuran en el texto del acuerdo son palabras prestadas, o copiadas, de los acuerdos de ERC. "Bienvenidos a la estrategia de la negociación, que se demuestra que es la útil para que avance Catalunya”, decían desde ERC mientras que el Govern argumentaba que el acuerdo es “muy buena noticia para el país". Y ponían un punto de ironía en lo que augura un duro enfrentamiento entre las dos formaciones independentistas porque se desbloqueaba la investidura en España, y se impedía un gobierno de la derecha, y se hacía realidad la amnistía “que ya habíamos pactado nosotros”.
Puigdemont consciente del ataque que iba a recibir de ERC y de los sectores más radicales se esforzó sobremanera en poner el acento que esta legislatura no será como la anterior y que la estabilidad dependerá de la concreción de unos acuerdos que en el texto no dejan de ser una mera declaración de intenciones. Puigdemont quiere ir “acuerdo a acuerdo” emulando al Cholo Simeone, aunque se diferencia poco de la estrategia de ERC en estos cuatro años.
El procés ha quedado enterrado y empezó la campaña electoral catalana con dos partidos en pelea cainita, la CUP que tratará de tensar la cuerda agitando su enfrentamiento con Vox, Dolors Feliu y Clara Ponsatí dividiendo el voto independentista con una cuarta lista en las elecciones autonómicas en el Parlament y la extrema derecha independentista trabajando para presentar una quinta.
Todo indica que el voto independentista se fragmentará, pero no hay que olvidar otras batallas intestinas que se avecinan. ¿Quién será el candidato de ERC? El presidente Pere Aragonés o un Oriol Junqueras que dejará de estar inhabilitado. ¿Quién será el candidato de Junts? No parece que Carles Puigdemont quiera encabezar una lista para ser presidente de una autonomía, cuando se considera el presidente de la independencia, argumento que esgrime su propio entorno. Estas mismas fuentes lo sitúan como cabeza de lista de Junts en las europeas, lo que abre la caja de los truenos para decidir el candidato de Junts.
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