Podemos

Irene Montero, el escudo activista del líder

En dos años la joven activista se ha forjado una trayectoria meteórica en lo más alto de Podemos. En su partido reconocen que «ha sido un martillo para sus adversarios».

La nueva portavoz del grupo parlamentario, Irene Montero, en primera fila, en un momento del Consejo ciudadano; detrás, Íñigo Errejón
La nueva portavoz del grupo parlamentario, Irene Montero, en primera fila, en un momento del Consejo ciudadano; detrás, Íñigo Errejónlarazon

En dos años la joven activista se ha forjado una trayectoria meteórica en lo más alto de Podemos. En su partido reconocen que «ha sido un martillo para sus adversarios».

Era un secreto a voces: una semana después del arranque de Vistalegre II y la derrota de la lista de Iñigo Errejón, los cambios en la nueva Ejecutiva de Podemos han aupado a Irene Montero, jefa de gabinete de Pablo Iglesias, a la primera línea parlamentaria en calidad de portavoz del Grupo Unidos Podemos, en el que hasta ahora ostentaba el cargo de portavoz adjunta. Sale Errejón y entra Montero, que con apenas 29 años recién cumplidos el pasado día 13, se encargará de ser el rostro de la nueva política morada en el Congreso de los Diputados. La «feminización» de la política solicitada por Podemos también llega a la Cámara Baja, en la que será la única portavoz femenina de los cuatro grandes grupos parlamentarios.

Esta madrileña que hubiera sido vicepresidenta del Gobierno en caso de victoria de Podemos en las elecciones generales tiene como misión aplicar la estrategia de «Gamonal más moqueta» que ha decretado Iglesias para el partido morado. O, lo que es lo mismo, un pie en el activismo social callejero y otro en el hemiciclo. Al fin y al cabo, Montero, pese a su edad, cuenta con un historial activista que comenzó a forjarse a los 16 militando en las Juventudes Comunistas y participando en las movilizaciones estudiantiles contra el Plan Bolonia. Más tarde fueron las filas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) las que acogieron parte de ese curriculum activista. En Youtube todavía pueden verse algunas muestras de esa militancia estudiantil y antidesahucios a pie de calle.

Pero el salto a la gran política de esta psicóloga especializada en psicología educativa tuvo lugar a finales de 2014, cuando se integró en la lista madrileña de la candidatura oficialista Claro Que Podemos, vinculada a Iglesias, de cara a Vistalegre I.

Montero salió estampillada como responsable de Movimientos Sociales de aquella Asamblea. Al igual que otros miembros de la Ejecutiva de la formación morada, la Mesa de Coordinación, Montero comenzó a bregar por los platós de las televisiones como uno de los dirigentes habituales de Podemos.

Sin embargo, su toma de responsabilidades aumentó cuando, en calidad de secretaria de Coordinación de Áreas, se hizo cargo de la portavocía en las ruedas de prensa de los lunes posteriores a las reuniones de la cúpula de Podemos. Los periodistas que asistían a las mismas pueden recordar todavía algunas de sus apariciones, en la primavera de 2015, cuando anunció la interposición de una querella contra el expresidente José María Aznar por afirmar que Podemos se había financiado gracias a Venezuela. En aquellos momentos había quien creía que Montero era hija del secretario general de Podemos en Madrid capital, Jesús Montero.

Poco después, con la configuración de un equipo personal por parte de Iglesias, Montero fue designada jefa de gabinete del secretario general morado. Desde entonces, la psicóloga ha sido un escudo para Iglesias y, en ocasiones, también un martillo para sus adversarios, como indican fuentes de Podemos. «Y ha pagado un precio alto por ello», reconocen. La cercanía de la nueva portavoz parlamentaria al líder de Podemos ha generado amores y odios por igual dentro y fuera del partido morado. Montero ha sido acusada de haber configurado la «camarilla», un grupo de nombres leales a Iglesias no procedentes del entorno errejonista entre los que se encuentra el abogado Rafa Mayoral, procedente de las Juventudes Comunistas y asesor legal de la PAH, con quien Montero había militado en las filas antidesahucios. No es la única acusación aireada desde sus propias filas, donde no han faltado menciones a su relación sentimental con el líder del partido.

Lo cierto es que el papel de Montero como jefa de gabinete de Iglesias ha deparado anécdotas como la confusión de algunos presentes en las bambalinas del debate 7-D de Atresmedia que, al verla en vaqueros y botas de trekking a pie de plató, llegaron a pensar que se trataba de una técnico o productora.