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«Kichi» tumba la bandera de España en su primera semana al frente de Cádiz
El líder gaditano de Podemos retira la enseña de España que se instaló por el aniversario de la Constitución
Plaza de Sevilla, Cádiz. Junto al Palacio de la Aduana, un suntuoso edificio neoclásico que mandó construir Carlos III y que, cuando la Tacita de Plata se proclamó cantón independiente, funcionó como Casa de Gobierno, se yergue un mástil de 22 metros de altura en cuya cima ondeaba una enorme bandera de España de 73 metros cuadrados ininterrumpidamente desde que fue izada por primera vez en mayo de 2008 por iniciativa de Teófila Martínez (PP), alcaldesa con mayorías absolutas entre 1995 y 2015, reciente ganadora de las elecciones municipales y desalojada por un tripartito de izquierdas. Era el homenaje que la ciudad de «La Pepa» quiso rendirle a la vigente Constitución con motivo del trigésimo aniversario de su aprobación en referéndum. Ya no está, ni tampoco se le espera. La fuerza antisistema que se encaramó a la alcaldía con la promesa de cambiar el mundo ha empezado por cambiar el «skyline» gaditano.
En su lugar, ayer lucía una escuálida banderita apenas perceptible, adosada a la base del mástil con lo que parece ser un palo de escoba y atada con una especie de alambre. Como un remiendo de «Pepi Mayo», la legendaria tienda de disfraces carnavalescos de la calle Libertad. Pero en cutre. El Ayuntamiento, hoy gobernado por José María González «Kichi» (de la candidatura Por Cádiz Sí Se Puede, marca blanca de Podemos, con cuya líderesa regional convive) ha emprendido durante esta primera semana tras su toma de posesión una revolución que por el momento no pasa de ser cosmética, aunque resulte simbólicamente potente en algunas de sus decisiones. Por ejemplo, las pantallas de información desperdigadas por todo Cádiz, a una de las cuales daba sombra la enseña nacional retirada, han sufrido un apagón y permanecen con una consigna fija las 24 horas del día: «Estas pantallas no serán más una herramienta de propaganda municipal». Si no fuera porque la frase constituye en sí misma un lema propagandístico... En ocasiones, el silencio es el más persuasivo de los mensajes.
Durante varios días nadie en el Consistorio daba una explicación plausible sobre la desaparición de la bandera de España. Ayer, ante la insistencia de algunos medios de comunicación, desde Por Cádiz Sí Se Puede se aclaró, de forma extraoficial, que ésta había sido retirada por la anterior corporación «poco antes de las elecciones» debido «al fuerte viento de Levante que en otras ocasiones había causado desperfectos». Hace días que el temporal sobre Cádiz se aplacó, pero sigue sin haber rastro de la insignia rojigualda porque «arriar una bandera de esas dimensiones tiene un coste de 150 euros», por lo que «no volverá a izarse mientras exista previsión de vientos fuertes»... que en la bahía gaditana soplan durante once meses y medio al año. Eso sí, en Podemos aseguran profesar «un gran respeto por los símbolos», aunque hayan despachado esta metedura del dedo en el ojo ajeno con una peregrina excusa meteorológica.
El caso es que en los siete años en los que la bandera nacional ha permanecido izada junto al Palacio de la Aduana ningún gaditano la ha echado en falta durante tanto tiempo, excepto quizás en algunos días sueltos en los que ha pasado por el taller de costura o por la lavandería. En Sevilla, junto al puente del Alamillo, existe un mástil sobre el que ondean diversas banderas de dimensiones similares a la que había en Cádiz: la de España en algunas ocasiones, pero también otras, según dicte el calendario (la de Andalucía en el día de la comunidad, la de los clubes de fútbol en fechas señaladas e incluso la arcoíris mandó izar el alcalde popular Zoido en la semana del Orgullo Gay) y fuentes municipales hispalenses aseguran que «ni por asomo cuesta 150 euros arriar una bandera. Quien diga eso, sencillamente, miente. Han puesto la primera excusa que se les ha ocurrido porque se tarda la friolera de diez minutos en quitar una bandera y poner otra».
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