Pedro Sánchez
La abstención, VOX y los CDR: los errores de la estrategia de Sánchez
La estrategia de los socialistas de alimentar el voto a la “extrema derecha”ha sido un revulsivo para VOX, que gana adeptos ante asuntos como la exhumación de Franco y el desafío independentista
La estrategia de los socialistas de alimentar el voto a la “extrema derecha”ha sido un revulsivo para VOX, que gana adeptos ante asuntos como la exhumación de Franco y el desafío independentista. Mientras, los CDR ponen contra las cuerdas a Pedro Sánchez.
Una investidura fallida y las ansias de un líder, Pedro Sánchez, por auparse a los altares de la política a cambio de nada nos han traído hasta aquí. Unas elecciones marcadas por el hartazgo de un electorado, el de la izquierda, que vio cómo se les iba de la manos la posibilidad de conseguir un gobierno progresista. Y ahora, meses después, observa con cierto temor cómo la derecha va ganando posiciones.
Y en medio de este escenario,la sentencia del “procés” y la violencia de los CDR en Cataluña. Lejos, casi en el olvido, queda ya la polémica por la exhumación de Franco. Un hecho que por no gustar, no gustó ni a los posibles socios de Sánchez. Pero lo que sí es noticia y más que nunca es el desafío independentista.
Por mucho que Sánchez se ha empeñado en desdibujar la violencia de los radicales catalanes y sus graves ataques contra la Policía y los Mossos, el independentismo le ha ganado la partida y, una vez más, será determinante en el nuevo escenario político tras el 10 de noviembre.Los CDR marcan la agenda catalana y la política nacional.
¿Estrategia equivocada con VOX?
La exhumación de Franco y el conflicto en Cataluña han dado alas a un partido al que todos auguraban una rápida caída: VOX. Lejos de perder escaños y apoyos, su postura "patriótica"y contundente en estos dos asuntos le ha proporcionado la capacidad no sólo de mantener sus apoyos sino de captar la atención de los votantes de PP y Ciudadanos. Las encuestas, incluido el todopoderoso CIS de Tezanos, le vaticinan buenos resultados.
La subida de VOX, en principio, favorecía a los intereses del PSOE. Desde la precampaña los socialistas habían dirigido su «armas» electorales a animar el voto de la «extrema derecha», con un doble objetivo: movilizar a la izquierda ante el temor al auge de la ultraderecha y, al mismo tiempo, fragmentar el voto de derechas.
Sin embargo, en esta última semana Ferraz ha recalibrado su estrategia de alimentar a VOX, ya que medidas como la exhumación de Franco y la gestión de la sentencia del «procés» han resultado un revulsivo para la formación de Santiago Abascal que es quien realmente las está rentabilizando.
La abstención, clave de nuevo
Así las cosas, y más allá de VOX, Sánchez se enfrenta a dos grandes enemigos: La abstención y la violencia de los CDR. Si bien en las elecciones de abril la movilización del voto de la izquierda fue determinante en la victoria de los socialistas, su abstención ahora también podría marcar un antes y un después en la configuración del Parlamento. La falta de acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no fue entendido por un electorado que, enfadado, se cuestiona ahora si castigar a ambos líderes quedándose en casa. Por este motivo, en los últimos días han hecho especial hincapié en que la gente vote, cuanta más, mejor. La abstención es aliada de la derecha y los socialistas tienen miedo de no haber logrado movilizar a su electorado.
Los CDR ponen a Sánchez contra las cuerdas
Pero sin duda, el mayor de los problemas de Sánchez reside en Cataluña, en el desafío independentista y en los nuevos cabecillas de este movimiento: los CDR. Con los líderes independentistas desvirtuados y sin capacidad de actuación, los radicales han tomado las riendas de la situación.
Una situación a la que nadie parece querer hacerle frente. Desde la Generalitat, el propio president, Joaquim Torra, anima a los radicales a actuar mientras investiga a quienes les hacen frente en las calles, con la ley. Desde el Gobierno, la tibieza y la falta de contundencia para aplacar una crisis que ya dura demasiado está provocando que muchos de los electores de la izquierda y más concretamente de los votantes del PSOE más tradicionales se cuestionen si su partido está haciendo lo correcto.
Tal es el miedo a que los radicales enturbien la jornada electoral, tanto los días que la precedían como los días posteriores o el mismo 10-N, queel Ejecutivo de Sánchez ha blindado los colegios electorales de Cataluña con más de 2.500 policías y 1.500 guardias civiles que formarán parte de un operativo especial junto a los Mossos d'Esquadra.
Un dispositivo de seguridad que se estableció de forma improvisada y que no está exento de polémica, ya que impide a los más de 3.500 agentes desplazados a Cataluña poder ejercer su derecho al sufragio activo. Un derecho fundamental recogido en el artículo 23 de la Constitución y por el que los policías y guardias civiles que no pueden votar se han visto obligados a recurrir al Supremo.
¿Cómo llegan los partidos al 10-N?
Frente a esta situación, dos son los partidos que obtendrían beneficios de los “errores”de cálculo de Sánchez: PP y VOX. Un auge que hunde aún más la imagen de la formación de Albert Rivera y sus aspiraciones. Y si de aspiraciones hablamos, las de Pedro Sánchez parecen peligrar. No así las de Pablo Iglesias que podría mantenerse si se confirman sus vaticinios y el electorado de izquierda culpa a los socialistas del fracaso de la investidura. Sea como fuere, habrá que ver cómo queda el reparto de escaños y si es suficiente para desbloquear el panorama político.
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