Presidencia del Gobierno
La aritmética imposible
El PSOE necesita indubitadamente sumar a Podemos a su proyecto de «Gobierno progresista y reformista» para que éste se materialice. La inclusión de los de Iglesias lleva aparejado, sin embargo, un fuerte rechazo por parte de la otra variable necesaria para la alianza: Ciudadanos. Albert Rivera ha reiterado en numerosas ocasiones que no facilitará un ejecutivo del que forme parte Podemos, por lo que Sánchez volvería al punto de partida.
A priori, el líder socialista cuenta con el apoyo de formaciones pequeñas como IU-Unidad Popular (2 diputados), Compromís (4) y PNV (6), si a ellos sumara los 65 restantes de Podemos, podría salvar con 167 «síes» los 163 «noes» de PP y Ciudadanos. Sin embargo, en esta tesis entran en juego los partidos independentistas, que deberían abstenerse –o ausentarse de la votación– para facilitar que Sánchez llegue a La Moncloa. El secretario general del PSOE ha reiterado por activa y por pasiva que no buscará estos apoyos y si su gobierno dependiera de ellos, el Comité Federal podría llegar a tumbar el acuerdo.
El pacto ideal y el único que no obligaría a Sánchez a renunciar a sus convicciones es en el que coexistan Podemos y Ciudadanos, con la abstención de uno y el apoyo expreso de otro. No obstante, esta estrategia es difícil de conjugar, debido a los vetos mutuos que se han impuesto ambas formaciones y que –unidos a la negativa del PP a apoyar un pacto de PSOE y C’s– convierte la repetición de elecciones en el escenario más plausible si no se abandonan las posiciones maximalistas.