Elecciones
La España que no pacta: “Antes de jurar, me levanté a las cinco para ver a mis vacas”
José Manuel Fernández fue investido ayer por cuarta vez con seis de los siete concejales. Pertenece al clan de las mayorías absolutas.
José Manuel Fernández fue investido ayer por cuarta vez con seis de los siete concejales. Pertenece al clan de las mayorías absolutas.
Asistimos este sábado al desenlace de intensos días de negociaciones a contrarreloj con intercambio de cromos y a conversaciones de despacho convertidas en un mercadeo de sillones y de cupos de asesores. Equilibrios forzados con pactos a oscuras que, en muchos casos, han pervertido la voluntad de los vecinos frente a otros acuerdos más coherentes, suscritos entre formaciones políticas afines con la meta de poner en marcha un proyecto de cuatro años. Una parte de los ayuntamientos que se constituyeron ayer en España fueron producto de alianzas. No siempre el candidato más votado levantó el bastón de mando. Que se lo digan a Manuela Carmena. En otras plazas, el regidor ni siquiera terminó siendo elegido entre alguna de las listas más apoyadas. Que se lo cuenten a los palentinos, cuyo alcalde es ahora el cabeza de cartel de Ciudadanos, a pesar de que sólo hay tres ediles naranjas en un Pleno municipal con 25 asientos.
Los pactos y el teatro alrededor de ellos ha monopolizado los focos y la atención mediática durante las últimas semanas. La frialdad de las cifras, sin embargo, apunta a que esta realidad, si bien es la tónica en las grandes ciudades, es minoritaria en el conjunto del país. En la inmensa mayoría de los municipios, los vecinos dejaron claro en las urnas a quién querían entregar las riendas del consistorio. El 26-M dejó un balance de 6.567 mayorías absolutas. Teniendo en cuenta que se celebraron elecciones en 8.091 municipios, los pactos no han sido necesarios en el 81% de los feudos.
Abel Caballero, con 20 de 27 concejales en Vigo, logró para el PSOE la mayoría absoluta más clara entre las grandes ciudades. Este controvertido alcalde, el hombre que galleguizó el populismo, es el representante por excelencia de la España que no pacta. No sólo por voluntad. Tampoco lo necesitan. Junto a él, otros 6.500 de todo el país tampoco han suscrito ningún tipo de acuerdo gracias a la abrumadora mayoría con la que cuentan en sus respectivos plenos. En la comarca toledana de La Jara, José Manuel Fernández fue investido ayer por cuarta vez alcalde de Aldeanueva de Barbarroya tras hacerse el Partido Popular con seis de los siete concejales en liza. Logró el 80% de los votos de sus vecinos: 279 de las 356 papeletas registradas el día de los comicios. Ha cumplido doce años, que serán 16 cuando acabe la legislatura, al frente de su pueblo. Afronta su cuarto mandato con la naturalidad del que ni cobra ni vive de la política. No tiene sueldo y tampoco percibe las dietas y comisiones de gobierno a las que tiene derecho. Su forma de vida, y la de su familia, está en la vaquería, con más de 500 vacas, a la que se entrega con la ayuda de sus hijos los 365 días del año. Lo demostró incluso ayer, en el día de su toma de posesión: «A las 12 celebramos el Pleno, pero antes, a las 5 de la mañana como todos los días fui a ver a mis vacas. Al Pleno vinieron algunos familiares y vecinos. Al acabar nos comimos unas pastas que hizo mi mujer y luego nos fuimos a tomar algo todos juntos», relata a LA RAZÓN.
Ajeno a los cambalaches de la política nacional, José Manuel reivindica el sentido común como la mejor cualidad para ejercer como alcalde: «Aldeanueva es un sitio tranquilo, no es un pueblo político. Cuando llegan las elecciones, cada partido saca su amor propio, pero cuando se cierran las urnas ya no se habla de política». Según su diagnóstico, no deben tener cabida «los rencores ni las rencillas» en la gestión de lo público: «Todos hacemos falta. Durante todos estos años nos hemos llevado muy bien con el único concejal de la oposición y ahora entra una chica nueva del PSOE». No hay tampoco espacio para los proyectos megalómanos en su discurso. «Un pueblo nunca se termina de hacer. Queremos poner LED en el alumbrado público, construir un gimnasio y hacer un pabellón cubierto en el colegio. Pero sobre todo, ocuparnos del día a día. Muchas veces mantener lo que tenemos, las calles, el alcantarillado, es más importante que los nuevos proyectos».
Por partidos, el PP fue el que logró en mayo más mayorías absolutas: un total de 2.563. Tras los de Pablo Casado, el PSOE consiguió en 2.245 municipios obtener, al menos, la mitad más uno de los concejales. A mucha distancia se encuentran las demás formaciones, la mayoría de ellas nacionalistas o de implantación regional. En las regiones catalanas más próximas a las tesis independentistas y de ruptura con España, Junts per Catalunya logró 305 mayorías absolutas, mientras que ERC lo consiguió en 257 ciudades y pueblos. Otra decena formaciones políticas se impusieron con mayoría absoluta en más de 15 municipios: Partido Aragonés (123 localidades), Ciudadanos (115), EH Bildu (100), PNV (80), Izquierda Unida (40), Compromís (35), Partido Regionalista de Cantabria (30), Adelante (22), Chunta Aragonesista (17), Ahora Decide (16) y Navarra Suma (16).
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