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La pérdida de fuerza en las piernas induce a operar la hernia discal

La pérdida progresiva de fuerza en las piernas provocada por una hernia discal es uno de los síntomas que induce a los médicos a operar esta lesión, de la que será intervenido quirúrgicamente el Rey y que en el 80 de los casos se resuelve espontáneamente sin cirugía.

Así lo ha explicado a Efe el profesor de cirugía ortopédica y traumatología en la Universidad de Navarra Carlos Villas, quien ha señalado también que "nada ofrece mejores resultados que los que da la cirugía"en una hernia de estas características, cuya recuperación, además, no se alarga más de tres meses.

La hernia discal supone la salida de un fragmento de un disco intervertebral que comprime el nervio adyacente y provoca dolor. Los discos de la columna vertebral cumplen la función de amortiguar la presión entre un hueso y otro, sirven de elemento de unión y dan estabilidad, pero a lo largo de la vida se van desgastando.

Una hernia discal en la columna lumbo sacra -la que padece el Rey- puede afectar al último o penúltimo disco de la columna.

"Si la hernia está situada en el último disco, lo normal es que el paciente sienta un dolor que vaya de la nalga al talón por detrás de la pierna con sensación de hormigueo en los dedos pequeños del pie", ha indicado Villas.

Por el contrario, cuando afecta al penúltimo disco, el dolor se suele sentir por la parte de atrás de la pierna, fuera del muslo y la pantorrilla hasta el empeine, y provoca la sensación de tener el dedo pulgar dormido.

"El cuadro de la hernia discal suele ser agudo, repentino y violento en intensidad", ha subrayado este médico con más de treinta años de experiencia en cirugía de la columna.

Para tratar estos síntomas, en la mayor parte de los casos se recurre a analgésicos, relajantes musculares y antiinflamatorios -que contienen corticoides y provocan retención de líquidos-, con el objetivo de aliviar el dolor.

Si éste no cede con el tratamiento en unos días o semanas, Villas propone las infiltraciones epidurales, que se realizan con anestesia local y corticoides, y subraya la importancia de evitar ejercicios como la natación e incluso la fisioterapia, ya que, en este tipo de patologías, "mover la columna resulta contraproducente".

Este experto recuerda que los estudios demuestran que entre el 70 y el 80 por ciento de las hernias discales se resuelven de forma espontánea en semanas o meses, "por eso el tratamiento casi siempre es conservador".

Sin embargo -explica- hay síntomas como la pérdida progresiva de fuerza, "un signo de mal pronóstico", que hacen recomendable un tratamiento quirúrgico.

"Cuando observas que en poco tiempo cada vez te cuesta más ponerte de puntillas, pisar el acelerador o levantar el pie para pisar con el talón, en ese caso es mejor operar", indica.

"Nada hay como la operación, aunque se deban asumir una serie de riesgos como la aplicación de la anestesia general", ha apuntado.

En este punto, la técnica quirúrgica más común es la laminectomía convencional, con o sin microscopio, que descomprime la columna quitando una lámina de las vértebras y que se realiza con una incisión de tres, cuatro o seis centímetros, según el volumen del paciente y que dura unos 40 minutos.

Otra técnica es la discectomía, que consiste en extraer con una pinza los fragmentos del disco que comprimen las raíces nerviosas.

Este tipo de intervenciones requiere un plazo de entre mes y medio y tres meses para que el disco cicatrice correctamente. Durante este tiempo, es recomendable no realizar actividad física ni doblar la cintura.

La rehabilitación posterior, según Villas, se basa en fortalecer la pierna que ha sufrido pérdida de fuerza, así como los músculos abdominales y los de la espalda, y la colocación de una faja lumbar y un corsé.