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Barcelona

La senda de Prim

La Razón
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Dicen que el Rey está celoso de su hijo. Más bien creo que debe estar celoso de las cosas que hace su hijo. Durante los últimos años, Don Felipe ha visitado con frecuencia Cataluña: para presidir algún congreso, para asistir al Liceo, para inaugurar algún trayecto del AVE... Cualquier excusa ha sido buena, aunque le silbaran o insultaran: eso va en el cargo. Pero lo que más debe envidiar Don Juan Carlos es la movilidad del Príncipe, que le permite viajar, saludar, asistir, visitar... Probablemente las cosas empiecen a cambiar pronto pero, mientras tanto, Don Felipe sigue actuando allí donde el Rey aún no puede llegar.

Dejando de lado la cena de ayer del congreso de móviles, a la que sigue hoy la inauguración oficial, Don Felipe tiene una interesante agenda en Cataluña. Se desplazará a Poblet para presidir los actos del segundo centenario del nacimiento de un ilustre militar y político. Juan Prim nació en Reus y, como tantos otros catalanes, jugó un papel decisivo en la vida política española del siglo XIX. Entre sus hazañas figura la guerra de Marruecos, a la que Cataluña respondió organizando un batallón de voluntarios pagado por la Diputación Provincial de Barcelona. Los nuevos almogávares –como se les llamó– tocados con barretina, fueron arengados por el general en catalán al incorporarse al segundo cuerpo de ejército, mientras les recordaba que eran el orgullo de la patria. Prim y aquellos voluntarios tendrán un protagonismo decisivo en la toma de Tetuán, al conseguir, al parecer mediante un casteller, doblegar su muralla fortificada. Pero a sus gestas militares hay que añadir el decisivo apoyo de Prim a la monarquía parlamentaria, bien es verdad que en la figura de Amadeo de Saboya. Estaba convencido de que aquélla era la mejor solución –inspirada en el Parlamento inglés– para los que querían fragmentar España, pues ya entonces, y como fruto de las guerras carlistas, habían comenzado algunos movimientos tradicionalistas, y otros revolucionarios, a reclamar su escisión de España. Unas lecciones, las de Prim, que Don Felipe comparte a buen seguro. Y es que la historia, nuestra historia, se repite una y otra vez, quizá para que podamos aprender o simplemente recordemos nuestros errores.

Finalmente, el martes, el Príncipe de Asturias tendrá una cena que ha despertado un sorprendente interés desde que fue dada a conocer por este diario. En casa del conde de Godó, agrupados en el grupo llamado «Puente aéreo», se reunirán un grupo de empresarios. Previsiblemente, Don Felipe tendrá que escuchar algunos de sus problemas y, fundamentalmente, sus dudas sobre el proceso independentista iniciado por algunos políticos catalanes. Con tanto y tan variado asistente, es más que fácil que conozcamos esa misma noche las cosas que allí se digan y los comentarios que se hagan. Siempre he pensado que los problemas de Cataluña tienen la solución dentro de Cataluña. Por eso está bien que el Príncipe escuche y tome nota. Va a necesitar a los catalanes para resolver sus problemas.