Podemos
Las otras lágrimas de Podemos
El ingreso en prisión de Andrés Bódalo lleva a la izquierda a cerrar filas y solicitar su indulto con la misma estrategia: emocionar y agitar.
El ingreso en prisión de Andrés Bódalo lleva a la izquierda a cerrar filas y solicitar su indulto con la misma estrategia: emocionar y agitar.
Muy cerca de la sede del SAT en Jaén hay un supermercado de la cadena granadina Covirán, casi vacío a esta primera hora de la tarde. «No, aquí no vinieron», asegura Rafa, trabajador del establecimiento, al referirse a los saqueos a supermercados perpetrados por los hombres de Diego Cañamero y de Juan Manuel Sánchez Gordillo en 2012. «No sé más», interrumpe el empleado, reticente a aportar su verdadero nombre y a hablar de los vecinos del sindicato. En la pared de enfrente, junto a la sede del SAT, una pintada avisa: «Bódalo, libertad».
Si resulta difícil extraer testimonios sobre Andrés Bódalo, concejal de la marca blanca de Podemos, en la capital jienense, más lo es hacerlo en la patria chica del histórico portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores, Jódar, un pueblo de apenas doce mil habitantes a poco menos de una hora de la capital. Hay restos de pintadas recientes. «Bódalo Libertad». «No a la represión». Que el Guadalquivir, cuyo cauce atraviesa Andalucía de este a oeste, nazca a sólo un paseo de aquí obliga a repensar la biografía de Bódalo. Servidor del «jornalerismo» andaluz, más iluminado que sindicalista, más zelote que mesías, la lucha ha sido su sola causa. Las maneras, para los que entiendan. Comprobadas las condenas –amenazas, coacciones o agresiones, entre otras– diríase que su caso es más propio de Al Capone que de un delegado sindical. Padre de tres hijos y abuelo, sería sociológicamente relevante averiguar cómo le explicará a su nieto lo de la cárcel.
«Tres años y medio en prisión es demasiado», explica un simpatizante del SAT de Jaén. «Si te manifiestas una y otra vez es normal que haya roces con la Policía. En momentos de tensión se hacen estupideces de las que luego uno se arrepiente».
La izquierda ha cerrado filas y ahora, después de años tratando de eliminarlo, pide el indulto de Bódalo, en prisión desde el martes. También Pablo Iglesias. Y lo solicita para uno de los miembros más activos de un sindicato, el SAT, que acumula unos 900.000 euros en multas, cerca de 700 imputados y cuenta con una petición global de 400 años de cárcel.
Con el revuelo del ingreso en prisión de Bódalo, el SAT hace su agosto. No hay nada como la publicidad que proporcionan los medios para hacer caja de la lucha. La sede del sindicato en Jaén está llena de promociones: camisetas con la silueta de Bódalo, cartelería y otros cachivaches. Hay un póster que anuncia una protesta en Jódar, todo al módico precio de cinco euros. Sorprenden los petitorios acompañados de números que remiten a cuentas del BBVA y de La Caixa.
Llegará el día en que alguno llegue a expulsar a los mercaderes del templo de la izquierda. «Ya no es ideología, es violencia», señala medio susurrante un militante del PSOE en Jaén. Cabizbaja con la deriva del jefe histórico, Gaspar Zarrías, la militancia socialista jienense asegura respirar después del ingreso en prisión. «Repiten una y otra vez a la gente que es un represaliado, por si hay alguien que se lo cree», dice. Los métodos recuerdan a los bien conocidos en la comunidad andaluza. Cañamero y Sánchez Gordillo llevan haciéndolo toda la vida, pero jamás fueron condenados por agredir a un representante público.
Durante años, Bódalo siguió en Jódar el camino de la «agitprop» usada por sus mayores en municipios sevillanos como Marinaleda o El Coronil, feudos de la CUT y el SAT. En su lucha lo siguió quien fue alcalde de la localidad jodeña desde 1995 a 2011 por IU: José Luis Angulo, no solamente condenado por piquetes violentos en estos últimos años: en 2012 fue inhabilitado 10 años por prevaricación y expropiación ilegal. Igualmente, fue multado por llamar «maricón» y «sinvergüenza de mierda» al actual alcalde socialista. Ése era el compañero de desventuras de Bódalo. Nunca fueron fáciles las relaciones con el partido socialista. A una querella de Bódalo en 2006 siguió la supresión del local del SAT en Jódar, ocupada ilegalmente, en 2012. Fue un año difícil. El mundo observaba la caída de España a la bancarrota. La prima de riesgo apuntaba a los 700 puntos. Mientras, Bódalo agitaba el cotarro protagonizando la marcha hacia Madrid, asaltos a los supermercados, una visita a Venezuela...
De esencia brava y rumbosa, Bódalo ha asumido desde niño al Che como modelo, aunque en su altar se adivina una amplia letanía de santones a favor de su indulto: entre ellos, Otegi, Pablo Iglesias y Teresa Rodríguez... En Jaén no dan crédito. La estrategia es la misma: hacer ruido, emocionar con eslóganes y agitar siquiera con las lágrimas del otrora duro Bódalo.
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