El artículo de Tomás Gómez

Las listas de Sánchez

Pedro Sánchez ha sacado el cesto e intenta recoger el máximo de descontentos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Comité Federal
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c) junto con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero (2d), la presidenta del PSOE, Cristina Narbona (2i) y el secretario de organización del partido, Santos Cerdán (i) presiden este sábado la reunión del Comité Federal del PSOE en la sede del partido en Madrid.David JarLa Razón

En las últimas semanas, Yolanda Díaz y Pablo Iglesias han firmado el acta de defunción del 15 M. Las luchas por el poder y los odios personales han acabado con sus expectativas electorales y, ha quedado atrás el sueño de sorpasso al PSOE. Ahora, todo el debate interno gira en torno a repartirse un puñado de escaños.

Díaz ha mostrado que tras la imagen de moderación, esconde un puño de hierro. Y, aunque a Iglesias no le sale nada bien desde hace tiempo, sigue siendo un mal enemigo, por lo que es de esperar que los vaivenes internos tengan réplicas más o menos dañinas en la campaña electoral.

Pedro Sánchez ha sacado el cesto e intenta recoger el máximo de descontentos. Su gestión al frente del gobierno, subarrendando el discurso podemista, le puede hacer acreedor de algunos votos. Sin embargo, es más lo que pierde, porque la causa de la fuga de cientos de miles de electores es la podemización del PSOE con los pactos y medidas en temas de Estado.

El resultado es tremendo. Todos los sondeos apuntan a que el PP ha culminado su proceso de recuperación en poco menos de un año, mientras que el Partido Socialista perderá un buen número de escaños, sin compensar la caída de sus socios de coalición, un balance desastroso.

Sánchez lo afronta volviendo a aplicar mano dura en el seno del PSOE. Ha vuelto a imponer sus intereses ninguneando las decisiones de los territorios, elaborando unas candidaturas que, presumiblemente, le asegurarán el control del partido.

Justifica su intervención argumentando que quienes han perdido los gobiernos no pueden imponer su criterio. Obviamente es un razonamiento envenenado porque, precisamente, el responsable de la debacle electoral es el propio Sánchez. Es una de las ventajas de no haber sometido a análisis lo que ocurrió el 28 M.

La operación no es solo blindarse en el grupo parlamentario, sino que ya tiene diseñada una campaña de asalto a los poderes regionales. Impulsará movimientos en las federaciones más importantes que debiliten a los líderes actuales e intentará su recambio por otros afines.

Pero Sánchez comete varios errores. Por ejemplo, que en el PSOE se le da por amortizado, ni los más cercanos estarán a su lado, serán los primeros en acomodarse a los nuevos tiempos.

Pero el más importantes es que en el PSOE hay hartazgo de ocurrencias, populismos y de copiar el discurso podemista y se exige, cada vez más abiertamente, desempolvar el proyecto socialdemócrata.