Los políticos presos, protagonistas de la ofrenda floral

El Govern, los partidos y las entidades independentistas han aprovechado para homenajear a los "ausentes"y han pedido allí su "libertad", mientras que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se ha presentado con un lazo amarillo en la solapa.

Los dirigentes independentistas presos han sido los protagonistas "simbólicos"de la ofrenda floral al monumento de Rafael Casanova, el acto que tradicionalmente marca el inicio de la Diada. El Govern, los partidos y las entidades independentistas han aprovechado para homenajear a los "ausentes"y han pedido allí su "libertad", mientras que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se ha presentado con un lazo amarillo en la solapa.

El acto ha transcurrido con total normalidad debido al fuerte dispositivo policial, que ha blindado la zona del monumento ubicado en el centro de Barcelona. Los manifestantes han sido ubicados a una distancia prudencial, lo que ha evitado que se escucharan los ya tradicionales silbidos a partidos o entidades no independentistas. Eso sí, las proclamas a favor de la "república"y de la "libertad"de los dirigentes presos han sido constantes.

La portavoz del Govern, Elsa Artadi, ha aprovechado el homenaje a Rafael Casanova para pedir una "solución política"a Pedro Sánchez sobre los líderes independentistas presos y los dirigentes huidos de la justicia española. Una arenga que ha ido acompañada por la presencia de Ada Colau con el lazo amarillo a favor de la libertad"de los encarcelados. De hecho, la propia alcaldesa de Barcelona ha realizado una declaración sin preguntas ante los medios en la que ha asegurado que sus "adversarios políticos"no deberían estar en la cárcel y ha reclamado a Pedro Sánchez "una solución al conflicto".

A la ofrenda ha acudido el Govern en bloque con Quim Torra a la cabeza, los partidos soberanistas y el PSC, ausente ayer en los actos institucionales que dieron el pistoletazo oficial a la Diada. Hoy, su secretario general, Miquel Iceta, ha encabezado la delegación de los socialistas, que han podido hacer el paseíllo sin escuchar silbidos.