Alianzas europeas
Malestar en España por las trabas de la industria de defensa francesa
En el programa caza Eurofighter, sin ir más lejos, Francia al final acabó saliéndose precisamente ante la falta de acuerdo con el resto de los socios
La Unión Europea y también los países miembros defienden de forma decidida las grandes alianzas europeas en la industria de defensa como la vía más rápida para impulsar nuevos desarrollos tecnológicos punteros en tiempos convulsos. Sin embargo, el mensaje no termina de calar en las empresas. El mejor ejemplo de colaboración, y también de dificultades para llegar a acuerdos entre firmas europeas, es el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS), proyecto de Alemania, Francia y España.
Las negociaciones en el reparto de la carga de trabajo, los conocidos como pilares tecnológicos, están siendo muy complejas. Airbus lidera el proyecto en Alemania; Dassault, en Francia; e Indra, en España. La postura de la industria de defensa gala ha generado malestar en la parte española tanto en el Ministerio de Defensa como en las empresas, reconocen distintas fuentes militares e industriales conocedoras del programa a Infodefensa.com. En el caso español, ese enfado con la empresas francesas también se traslada a otros proyectos como el carro de combate MGCS (Main Ground Combat System), una iniciativa limitada de momento a la industria francesa y alemana.
La postura, en cierta medida, no pilla por sorpresa y los argumentos tampoco son nuevos. La industria gala, desde una posición privilegiada con grandes firmas, ha intentado tradicionalmente sacar el máximo de retornos industriales y llevar la voz cantante en los principales desarrollos. En el programa caza Eurofighter, sin ir más lejos, Francia al final acabó saliéndose precisamente ante la falta de acuerdo con el resto de los socios sobre el diseño y los requisitos operativos.
Lo paradójico, coinciden las fuentes consultadas, es que las empresas galas siguen manteniendo esta postura en un momento en el que los países europeos parecen estar de acuerdo, por primera vez, en la necesidad, más que nunca, de invertir en proyectos conjuntos y construir un frente común para desarrollar tecnología que permite alcanzar soberanía y autonomía estratégica.
En el FCAS, Francia ha mostrado en más de una ocasión sus discrepancias sobre el programa desde el lanzamiento en 2020. Todo el proyecto está coordinado por la Dirección General de Armamento (DGA) francesa desde París, donde están las oficinas del programa. Hace pocos días, el presidente de Dassault, Eric Trappier, aseguró en la Asamblea francesa que "no es fácil disipar las dudas cuando uno mismo las tiene".
En todo caso, la falta de entendimiento industrial no es exclusiva del programa que comparten Francia, Alemania y España. En el otro caza de sexta generación europeo en ciernes, el GCAP, Italia ha aireado que Reino Unido tiene recelos a compartir tecnología.
Si miramos al MGCS, las empresas KNDS (formada por las antiguas Nexter de Francia y KMW de Alemania), Rheinmetall (Alemania) y Thales (Francia) acaban de crear la compañía MGCS Project Company para impulsar el desarrollo del conocido como carro de combate europeo. España ha pedido formalmente entrar en el proyecto, sin embargo, todavía no lo ha conseguido. La secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, ya trasladó al Ministerio de Defensa francés a mediados de 2024 en su visita a la feria parisina Eurosatory el interés español en formar parte de este programa. Casi un año después, la incorporación de España sigue en el aire.
El tira y afloja en la negociaciones industriales no es tanto con las autoridades francesas sino más bien con la industria local, aseguran dichas fuentes. En el caso del FCAS, matizan por la parte industrial, la relación con Alemania es más estrecha y avanza la colaboración.
Donde de momento no han salido a relucir tensiones es el proyecto de la corbeta europea (EPC, por sus siglas en inglés). Aquí, en el apartado industrial, participan la española Navantia y la joint venture Naviris, constituida por la francesa Naval Group y la italiana Fincantieri. También forman parte de la iniciativa Dinamarca, Noruega y Grecia. El proyecto, financiado por la Unión Europea, ha superado las primeras fases de estudio y diseños iniciales, y ha presentado dos modelos de corbeta: Full Combat Multipurpose (FCM) y Long Range Multipurpose (LRM). En el caso español, la Armada tiene previsto recibir seis unidades a partir de 2030.