Fuerzas Armadas

Mañana se cumplen 115 años del himno del Arma de Infantería

La Inmaculada Concepción es su Patrona tras el milagro de la batalle de Empel, en los Países Bajos

Esta conocida expresión surgió en el Alcázar de Toledo
Alcázar de ToledoLa Razón

Mañana se cumple el 115 aniversario de la primera vez que fue entonado el himno del Arma ce Infantería, el día de su Patrona, la Inmaculada Concepción. Fue el 8 de diciembre de 1908, en la Academia de Toledo. La música fue compuesta por un cadete, Fernando Díaz Giles, (durante un arresto y que, ya retirado de las Fuerzas Armadas, compuso varias zarzuelas) y la letra, de los hermanos Jorge y José Díaz Cuevas.

El himno de Infantería se inicia con una encendida estrofa: «...de ardor guerrero vibran nuestras voces y de amor patrio henchido el corazón...». Y pone como trilogía del buen hacer, el deber y la patria y el honor.

La primera unidad en crearse y perpetuarse en la historia, según relatan los especialistas, fue el regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº1. La unidad fue creada tras la toma de Sevilla en el año 1248 por el rey Fernando III de Castilla. Desde entonces ha permanecido en el orden de batalla del ejército español, siendo modificado su nombre en varias ocasiones. Más tarde, en el siglo XVI, finalizada la reconquista, la joven Infantería Española es mandada por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, que demuestra su valía logrando importantes victorias contra los franceses en la Guerra de la Independencia.

El 7 de diciembre de 1585, según narra Francisco José Codesal, el Tercio de Infantería Española del General Francisco Arias de Bobadilla, formado por 5000 hombres combatía durante la Guerra de los Ochenta Años en la isla de Bommel, Holanda.

La situación era desesperada para los Tercios españoles, pues, además del estrechamiento del cerco, había que sumarle la escasez de víveres, de uniformes secos y el frío. El almirante enemigo propuso entonces una rendición honrosa para el Ejército español pero la respuesta española fue clara: “Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos”.

Ante tal respuesta, el almirante holandés Holak recurrió a un método cruel para acabar con las tropas españolas: abrir los diques de los ríos para inundar el campamento español. Pronto no quedó más tierra firme que el montecillo de Empel, donde se refugiaron los soldados españoles. Pasados los días, sin comida, sin ropa seca y con temperaturas extremadamente bajas, un soldado del Tercio cavando una trinchera encontró un objeto enterrado. Era una imagen de la Virgen Inmaculada Concepción. Anunciado el hallazgo, colocaron la imagen en un altar y, como tercios católicos, la sacaron en procesión aquella misma noche. Al día siguiente un viento completamente inusual e intensamente frío se desató, helando las aguas del río que rodeaba a los españoles. Así las tropas españolas marchando sobre el hielo atacaron por sorpresa a la unidad enemiga al amanecer del día 8 de diciembre de 1585 y arrasaron a los holandeses obteniendo una victoria tan grandiosa que Holak llegó a decir la famosa frase: “hasta Dios es español, pues ha enviado a la Virgen Inmaculada para que salve a la Infantería Española”.

Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de los Tercios de Infantería españoles. Sin embargo, este patronazgo se consolidaría años después.El 12 de noviembre de 1892, por real y Militar Orden de la reina regente Doña María Cristina de Habsburgo se declaró Patrona del Arma de Infantería a Nuestra Señora de la Purísima e Inmaculada Concepción.