Memoria Histórica

Una placa para los 45 diplomáticos fieles a la República

Albares se suma a los «50 años de España en libertad» con un reconocimiento fuera del programa del Gobierno

El ministro Albares, con algunos de los familiares y el historiador Ángel Viñas, delante de la placa
El ministro Albares, con algunos de los familiares y el historiador Ángel Viñas, delante de la placaExterioresLa Razón

De los 275 miembros que tenía la carrera diplomática en España en 1936, al inicio de la Guerra Civil, apenas medio centenar permaneció leal a la Segunda República y algunos fueron expulsados durante la dictadura, como fue el caso de Vicente Girbau y Julio Cerón. Una placa de considerables dimensiones, en acero inoxidable, con los nombres de esos 45 diplomáticos recibirá desde ayer a quienes entren a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en la madrileña Plaza de Marqués de Salamanca.

El titular de la cartera, José Manuel Albares, se sumó así a los «50 años de España en libertad», con un acto fuera del programa con el que el Gobierno celebra el aniversario de la muerte de Franco y la llegada de la democracia, según un planteamiento controvertido, pues tardó dos años más en llegar, con las primeras elecciones en democracia.

Servicio Exterior

Los nombres han sido recopilados por el historiador Ángel Viñas, que en 2010 publicó el libro «Al servicio de la República. Diplomáticos y Guerra Civil», a iniciativa del entonces ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y que ha seguido investigando en busca de otros miembros del Servicio Exterior que se mantuvieron fieles a la República tras la llegada del franquismo.

La placa de homenaje
La placa de homenajeExterioresLa Razón

Además de ellos, la placa reconoce también a quienes fueron expulsados a lo largo de toda la dictadura, como Cerón y Girbau. Cerón, diplomático, pensador, político y antifranquista, es fundador en 1958 del Frente de Liberación Popular (FLP, también conocido como la Fiesta o Felipe), que en una segunda etapa no descartó crear un foco guerrillero en España.

Detenido en 1959 por secundar la jornada de Huelga General Pacífica convocada por el Partido Comunista de España, fue condenado a 8 años de prisión.

El año pasado, la obra «Nadie es más que nadie» recopiló los textos publicados de Julio Cerón –rescatado para «Abc» por Luis María Anson–, algunos prácticamente inéditos, escritos en revistas y libros autoeditados por él mismo o por algunos de sus amigos. Todos muestran su «incansable lucha antifranquista por denunciar la Transición», según el docente Ernesto García Camarero.

El acto de ayer, sin presencia de prensa, contó con la participación de descendientes de los homenajeados, como Ainhoa Euri Careaga, nieta del diplomático Fernando Careaga Echevarría y ella misma diplomática de carrera –hoy en Marruecos–, al igual que sus tíos, Ion y Álvaro de la Riva, ambos presentes también en el homenaje. La primera defendió que «hoy, más que nunca» es «necesario recordar, honrar y no olvidar a quienes no miraron a otra parte, a quienes no dudaron en plantar cara a la injusticia».

Los descendientes

Por su parte, Clara Girbau, hija de Vicente Girbau y embajadora en Guatemala, envió un mensaje que fue leído durante la ceremonia por la embajadora en misión especial para los Derechos Humanos. Entre los asistentes destacó Fernando Morán, hijo del exministro de Exteriores y actual embajador en Argel, que representó la continuidad del servicio diplomático español.

Mientras, José Manuel Albares destacó que con el reconocimiento se salda una deuda histórica: «Honrar a esos compañeros es algo que nos debíamos a nosotros mismos y que les debíamos a ellos, y a sus familias», afirmó.

«No se plegaron ante la violencia y defendieron la libertad, el orden constitucional y la democracia», dijo el ministro en un acto celebrado en una de las sedes del Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid.

Albares leyó uno a uno sus nombres y agradeció que permanecieran «íntegros, justos y demócratas» frente a la «represión de la dictadura» que, según denunció, quiso desterrar su identidad de nuestra memoria y de nuestra historia «para siempre».