Tomás Gómez

Mejor ocasión, imposible

No es difícil vaticinar que el secretario de Organización del PSOE tampoco suspenderá de militancia a Begoña Gómez

Antes de Pedro Sánchez, era incuestionable en el PSOE que se acatasen las decisiones judiciales, gustasen o no. El líder socialista, para atacar al PP, que estaba inmerso en varios procesos por corrupción, endureció los reglamentos internos suspendiendo de militancia a aquellos afiliados que fuesen imputados por un juzgado.

En algún caso, como el del “tranvía de Parla”, la dureza fue aun mayor. Aunque no se produjo jamás la imputación de nadie y el asunto terminó siendo archivado sin más, pero no fue suficiente.

Las noticias publicadas por un medio de comunicación afín bastaron para apartarme de la candidatura a la Comunidad de Madrid a tres meses de las elecciones autonómicas junto a otros candidatos a alcaldías y a la Asamblea de Madrid.

Ni Sánchez ni ningún miembro de la dirección pidieron disculpas, ni se alegraron de que las informaciones fueran falsas. Estaba haciéndose con el control caudillista del PSOE y a horcajadas de fakes y fango, eliminaba a quienes podían ser obstáculo en sus planes.

Pero ahora, con el caso de imputación por corrupción y tráfico de influencias de su esposa, las cosas son bien distintas. Se ha apresurado el Gobierno en calificar la actuación judicial como “fuera de toda lógica procesal”, se han filtrado partes de informes policiales interesadamente y la actuación de la fiscalía es atípica.

Desde el sainete de los cinco días de pasión, en los que Sánchez dio a entender que podía dejar la presidencia, según se ha publicado, el anuncio lo hizo cuando tuvo noticia de la investigación judicial, lejos de acatar las decisiones judiciales, la estrategia ha sido desacreditar el proceso.

No es difícil vaticinar que el secretario de Organización del PSOE tampoco suspenderá de militancia a Begoña Gómez, es más, que la ejecutiva federal y los líderes autonómicos saldrán en tropel a apoyarla. La presunción de inocencia es incuestionable y debe ser aplicada a todo el mundo, de la misma manera que las medidas políticas deben ser idénticas para todos.

Es evidente que el asunto daña la imagen de Sánchez, que tiene repercusiones internacionales y que va a ser usado en la campaña a las elecciones europeas. Pero no es menos cierto que no ha habido ni una explicación de Begoña Gómez ni del presidente.

Pedro Sánchez repite hasta la saciedad que es un político limpio e intransigente con la corrupción, nunca va a tener mejor ocasión para demostrarlo. Tampoco para respetar las decisiones judiciales.