Acoso a los políticos

Moliner: «El escrache no violento es libertad de manifestación»

Ada Colau llevó ayer sus reivindicaciones a Bruselas
Ada Colau llevó ayer sus reivindicaciones a Bruselaslarazon

Madrid- Para el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Gonzalo Moliner, las protestas que han llevado a cabo algunos ciudadanos junto a viviendas de políticos y cargos públicos no están siendo violentas y, por lo tanto, constituyen un ejemplo de la libertad de manifestación. «Los escraches, en tanto en cuanto no sean violentos, y como no lo son, son un ejemplo de la libertad de manifestación», declaró en una entrevista en la cadena SER. Sin embargo, «en tanto en cuanto ofendan o atenten contra la intimidad de las personas u otros derechos fundamentales, me parecen rechazables», añadió. Sobre la convocatoria que anima a «asediar» hoy el Congreso hasta conseguir que se disuelvan las Cortes Generales, Moliner dijo que siempre ha luchado por la libertad de expresión y de manifestación. «Por lo tanto, no me importan estos actos», indicó, aunque reconoció no sentirse «nada cómodo» con esa «actitud» de algunos ciudadanos respecto al Parlamento y expresó su deseo de que entre el Parlamento y la ciudadanía hubiera «una mejor conexión». A este respecto, el portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, se mostró convencido de que el presidente del Supremo no está a favor del «acoso» a políticos porque, según dijo, es «congénito a movimientos totalitarios». A su entender, no es «muy pacífico» ir al domicilio de una persona a «insultar», «aporrear» la puerta o «intimidar» a su familia. Por su parte, la Asociación Profesional de la Magistratura (APM) sostuvo que los escraches frente a la vivienda de los políticos deben ser disueltos si no cuentan con autorización previa de las Delegaciones del Gobierno. Pablo Llarena, presidente de la APM, valoraba que los escraches, en tanto no sean violentos, son un ejemplo de la libertad de manifestación», un concepto del que dijo ser «un enamorado». En su opinión, son un reflejo de una forma de hacer la manifestación» y en sí mismos no son delictivos.