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"Habrá Gobierno PP-Cs o no habrá Gobierno en Madrid"

El PP rechaza dar consejerías a Vox, que filtró el documento base para abrir la negociación adjudicándose la entrada en el Gobierno. En el texto no se recogen las exigencias sobre «violencia doméstica» ni inmigración.

Ignacio Aguado, charla con Rocío Monasterio. (Foto: Gonzalo Pérez)
Ignacio Aguado, charla con Rocío Monasterio. (Foto: Gonzalo Pérez)larazon

El PP rechaza dar consejerías a Vox, que filtró el documento base para abrir la negociación adjudicándose la entrada en el Gobierno. En el texto no se recogen las exigencias sobre «violencia doméstica» ni inmigración.

Vox ejecutó ayer el primer movimiento de calado para desestabilizar la negociación entre PP y Ciudadanos. Lo hizo en Madrid, donde lo que ocurre tiene efectos seguros en las demás negociaciones en marcha en Castilla y León o Murcia, por ejemplo. Para ello, el partido de Santiago Abascal cambió de criterio y de no hacer causa con estar en los gobiernos pasó, en pleno cierre de la negociación de la composición de la Mesa de la Asamblea de Madrid, a filtrar que había llegado a un acuerdo con el PP, que estaba firmado por los dos partidos, para entrar en el futuro Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso. Ciudadanos esperó a que terminase la votación por la que resultó elegido su candidato como presidente de la Asamblea de Madrid, Juan Trinidad, para amenazar con levantarse de la negociación.

El «papel» que Vox asegura haber firmado con el PP para entrar en el Gobierno de Madrid, según desveló con toda intención su líder en la región, Rocío Monasterio, es un documento base para abrir la negociación con los populares, a dos, porque Ciudadanos sigue sin aceptar una mesa a tres como exigen los de Abascal. Aunque sí hayan negociado con ellos, en concreto con el líder en la Comunidad de Madrid de Ciudadanos, Ignacio Aguado, como refleja la nueva foto de la Mesa de la Asamblea de Madrid. Aunque Aguado no haya querido posar con Monasterio.

En ese documento acordado con el PP, Vox consigue que se recoja de cara a la negociación de la composición del nuevo Gobierno regional el compromiso de «respetar la proporcionalidad» de sus escaños. Un principio que Díaz Ayuso ha introducido por cierto en los últimos días en su discurso. A él se refirió, por ejemplo, en la entrevista con Carlos Alsina, en Onda Cero, del pasado lunes, para marcar el guión en las horas clave para cerrar el acuerdo de la Mesa de la Asamblea regional.

Esto, según el PP de Madrid, implica abrir la puerta a que en la negociación sobre la conformación del nuevo Gobierno regional se debata sobre la posible entrada de Vox en entes autonómicos o en segundos niveles de la Administración, y también que ese «criterio de proporcionalidad» se tenga en cuenta en la negociación de los Presupuestos. Ante la reacción airada de Ciudadanos, Génova precisó a este periódico que en ningún caso «se sentarán en el Consejo de Gobierno» los representantes de Vox. «Habrá un Gobierno PP-Cs o no habrá Gobierno. Es así de sencillo. Porque no lo queremos nosotros y porque no lo quiere Ciudadanos. Así de sencillo. Y pueden votarlo o explicar que Errejón será vicepresidente económico de la Comunidad de Madrid como alternativa. Les corren a gorrazos».

Más allá del pulso politico, resulta llamativo que en ese documento base pactado por PP y Vox, que ayer amenazó con incendiar el diálogo, los negociadores de Abascal sí hayan hecho causa con la exigencia de que se incluya este principio del «criterio de proporcionalidad», que es lo mismo que pedir su parte en el reparto del «pastel», pero, sin embargo, no aparezca ninguna alusión a las grandes banderas programáticas con las que Vox ha marcado su propio terreno en la derecha frente a la «derechita cobarde». Como es su alternativa a la actual política contra la violencia machista, «doméstica» para ellos, la ideología de género o la inmigración.

El presidente del PP, Pablo Casado, terció en la polémica para asegurar que no es el momento de hablar de gobiernos en las comunidades autónomas, sino de sentarse y fijar prioridades, «siendo conscientes de la representación que tiene cada formación».

«La alternativa para la Alcaldía de Madrid es Almeida o Carmena», añadió, en referencia a la propuesta de Ciudadanos de presentar a Begoña Villacís como alternativa al representante popular. «Si otros partidos se quieren presentar, tendrán que explicarlo», añadió. El PP cuenta a su favor con que Vox no apoyaría un acuerdo en el que en el reparto Villacís se quedara con el Ayuntamiento.

Una vez ejecutado el primer trámite, que el bloque de derechas se garantice el control de la Asamblea madrileña, la negociación de la Alcaldía pasa a ser tema central de la negociación. El PP tendrá que gestionar las conversaciones de la misma manera que está haciendo Ayuso para al Gobierno regional: como interlocutor de ambas partes, aunque Vox mantiene que no dará por cerrado nada si no hay conversaciones directas con la formación naranja. Igual que ha forzado Monasterio con Aguado. Ésta sentenció ayer: «Ciudadanos va a tener que olvidar su asquito a Vox para firmar acuerdos». Mientras que Espinosa de los Monteros, Vox, advertía por twitter de que pagarían el precio aquellos que no cumplieran con los pactado.

Madrid condicionará el futuro de las negociaciones en el bloque de derechas en los demás gobiernos autonómicos que dependen de que Cs apoye al PP o al Partido Socialista.